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POR TEODORO LAVÍN LEÓN

La espera por las nuevas reformas que el presidente mandará al Congreso no podrán cambiar muchas cosas, la Constitución General de la República es clara, y lo que dice la ley de leyes no lo puede cambiar una mayoría simple en el Congreso.
Desde luego que va a castigar al Instituto Nacional Electoral en su presupuesto y, a pesar de la necedad del presidente y algunos consejeros, se deberá prescindir de la gran cantidad de personas que laboran en la institución y que, de manera clara, podemos ver que no son indispensables para llevar a cabo la elección.
Al parecer, la estrategia presidencial es ir minando al INE poco a poco, para hacer creer a sus simpatizantes que no hay democracia, y que si pierde la elección su partido, no debe reconocerse el resultado y se pueda alegar fraude; este propósito es muy claro.
Si bien el INE no deberá de cambiar en su manera de trabajar, ni en su esencia, sí pueden hacerse muchos cambios que repercutirían en un ahorro presupuestal importante.
El presidente tiene una obsesión de acabar con los organismos autónomos, pues le gusta ser el todólogo general.
La legislatura que ya casi está de vacaciones, ya que de acuerdo con el calendario deberá de salir a descansar el día quince de diciembre, al parecer tendrá que quedarse a trabajar, para obligar así a la oposición a buscar terminar lo más pronto posible del periodo de sesiones.
Las modificaciones electorales, desde luego, están mal planteadas, no tienen sentido con una institución que tiene en su autonomía la base de su funcionamiento, y lo que el ejecutivo quiere es poder manipularla, y como no le es posible por no tener la mayoría calificada, buscará cómo hacer que funcione cada día más mal.
La estrategia es empezar a decir que está funcionando mal, o sea buscar el desprestigio del INE entre la gente ignorante que no tiene conocimiento de cómo funcionan las instituciones electorales, las que se han transformado a través del tiempo y, por eso, pueden darnos la certeza de que cada día las elecciones son más claras.
La función electoral es profundamente complicada, desde afuera se ve muy sencilla, pero desde mantener una relación cordial con los diferentes actores políticos, hasta el manejo de la elección, no es fácil el manejo del consejo, ya que algunos ganarán y otros perderán, y los que pierden siempre estarán molestos y van a buscar cualquier pretexto para tratar de echar abajo la elección, y es un disparate querer cambiar el sistema que durante 30 años se ha ido perfeccionando con la participación de muchísimos mexicanos.
El problema más importante para la oposición en su conjunto es que no tiene un liderazgo visible, y al menos sabemos que muchos elementos de cada uno de los partidos quieren, pero un liderazgo real no lo vemos.
Desde luego que el partido en el poder no tiene tampoco un liderazgo especifico de entre las “corcholatas” del presidente, que sólo él tiene, y esto le preocupa al ejecutivo, por lo que, al parecer, se están probando diferentes maneras para no dejar el poder.
Por lo pronto, si se realiza un análisis de la pasada elección de diputados federales, podremos darnos cuenta de que la oposición tuvo más votos que Morena, por lo que hay que esperar a ver qué sucede con las elecciones del 2023 en Coahuila y el Estado de México, lo que indicará un claro camino hacia la elección del 24, y ahí podremos ver cómo andan en realidad las preferencias.
Últimamente, las encuestas no están realmente enfocadas, pues no tenemos candidatos específicos en Morena, y la lucha de Marcelo Ebrard es muy clara al destaparse el pasado sábado para la contienda presidencial, mientras que la jefa de gobierno de la Ciudad de México tiene varios meses haciendo campaña proselitista en todo el país de manera totalmente abierta, a pesar de que viola la ley electoral, y el Secretario de Gobernación, desde luego, no deja de recorrer el país con diferentes pretextos; así que los tres están en la pelea. El cuarto un poco afuera es el senador Ricardo Monreal, al que, desde luego, no le ayuda la situación política y de seguridad de su natal Zacatecas, en donde gobierna su hermano y, además, al parecer tiene un distanciamiento con el Presidente de la República, porque a pesar de todo lo que dice, es muy claro que el grupo alrededor del presidente no lo quiere de ninguna manera como candidato, y ya lo empiezan a candidatear para que contienda por Movimiento Ciudadano de su amigo Dante Delgado.
Desde luego que esto no es tan fácil y la moneda está en el aire, y mientras tanto la oposición busca con la lámpara de Diógenes al mejor de los candidatos entre los tres partidos opositores, sobre todo uno que reúna los requisitos de ser aprobado por las militancias de cada uno, que es lo más difícil. Y, a pesar de que la lucha será dura, al parecer será muy pareja.

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