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-Teodoro Lavín*

LA REFORMA ELECTORAL

Antes que nada, quiero dar las gracias a La Jornada Morelos por invitarme a formar parte de su Consejo Editorial.

Al adentrarnos en la Reforma Electoral propuesta por el Presidente de la República podemos darnos cuenta de que, sin duda alguna, es un error y que esta semana veremos que, de acuerdo a la información que existe en el medio periodístico, la oposición en conjunto no dejará que pase en la Cámara de Diputados y en la de Senadores.
Al revisarla podemos ver que existe un desconocimiento de lo que es y de cómo funciona el Instituto Nacional Electoral, en primer término, y bien puedo decir que, como fundador de esa institución cuando se llamaba IFE, no estoy de acuerdo en la manera que la ha manejado el presidente del mismo; pienso que el Consejero Presidente no ha entendido cuáles deben de ser las funciones de la cabeza de una institución electoral, porque la soberbia, como todos sabemos, es mala consejera.
Pero, desde luego, no estoy de acuerdo con la propuesta reforma presidencial porque acaba con la libertad de todos los mexicanos; quien diga que la reforma es democrática no entiende o lo dice de mala fe. Más bien, veo que puede ser un buen distractor para que los mexicanos nos preocupemos de salvar nuestra independencia del poder público, debido al fracaso de las autoridades para manejar la inflación y, sobre todo, para estar ocupados para que no estemos conscientes del nuevo gasolinazo que nos ha dado el gobierno de México.
Por eso, tenemos que analizar qué es lo que busca el presidente con esta reforma, que quizá no sea solamente un distractor, sino buscar realmente controlar las elecciones desde el poder, como lo hacía el partido en el poder en el siglo pasado. La Cámara de Diputados se integra actualmente por 500 diputados, 300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional, y la propuesta del ejecutivo federal es eliminar a los plurinominales; sin embargo, con la reforma de “Sistema de listas” votadas en cada una de las entidades federativas, lo que hace es convertir a todos los diputados en plurinominales.
Por cuanto toca al Senado de la República, éste se integra actualmente por 128 senadores: 64 de mayoría relativa, 32 de representación proporcional y 32 de primera minoría. La propuesta del presidente es reducir el senado a 96 senadores, votados 3 en cada una de las 32 entidades federativas en que se divide el territorio nacional. La eliminación de los escaños plurinominales, tanto en la Cámara de Diputados como en la de senadores, de esta manera que se propone es un atentado a la democracia, ya que se dejaría sin representación a los partidos minoritarios y la representación de la ciudadanía que eligió esas opciones políticas.
Se propone la desaparición del INE y la creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), cuya selección de consejeros será por listas de 20 personas cada una, propuestas de manera paritaria por cada uno de los tres poderes de la unión, lo cual desacredita a la propia selección de consejeros al quitarle a la soberanía popular (poder legislativo) la facultad exclusiva de designarlos.
El INE es una institución autónoma perfectible y, en términos generales, ha desarrollado sus actividades de manera satisfactoria, si bien es cierto que ha tenido complicaciones como la designación de los integrantes de los Organismos Públicos Locales Electorales, pues los nombramientos se han realizado de manera centralista y los perfiles de las personas designadas no han estado a la altura de las exigencias de una elección local. Las elecciones locales no son iguales que las elecciones federales, las primeras crean mayor pasión dentro de los ciudadanos, ya que se elige a las autoridades de primer contacto con el ciudadano.
Los OPLES no tienen la estructura con la que cuenta el INE, y aunque se encuentran contemplados ahora dentro del servicio profesional electoral, sólo es en algunas ramas muy limitadas del ejercicio electoral. En las elecciones locales, los consejos distritales y municipales se integran por ciudadanos de los diferentes municipios que participan en la convocatoria correspondiente, no son profesionales, y muchas veces no cuentan con experiencia en la materia, por lo que su capacitación debe ser más profunda.
Lamentablemente, los nombramientos de los consejeros estatales electorales han sido un tremendo fracaso en algunos estados del país, y el ejemplo más cercano es en el estado de Morelos, donde la consejera presidente fue removida del cargo por errores y omisiones graves al registrar al candidato a gobernador en el proceso electoral 2017-2018, remoción que el INE llevó a cabo tres años después. Durante el período de 2022 se removió también de sus cargos a tres consejeros electorales que erróneamente designó el consejo general.
Lo anterior muestra las deficiencias del INE para llevar el control en la supervisión y vigilancia del actuar de los órganos locales. Uno de los principales problemas del INE es su excesiva estructura de servidores públicos, lo cual se traduce en un gran costo para el erario público; por ello nuestra propuesta de que se reduzcan varias de las áreas de la institución, para evitar tener un gasto tan exorbitante como el que se tiene, y evitar también la duplicidad en las funciones.
Tarea pendiente para el INE es, también, resolver la entrada de dinero irregular, dinero que viene o del gobierno federal, de los gobiernos estatales y municipales o de algunas grandes constructoras o bien del crimen organizado; lograr erradicar esto sería fundamental para el perfeccionamiento de la institución. En este trabajo estamos proponiendo buscar de una manera formal, basados en el sistema de la complejidad, atacar la problemática de la institución electoral que, a pesar de sus defectos, ha dado buena cuenta de su trabajo a la ciudadanía del país.
El régimen actual no soporta las instituciones autónomas, busca tener el control y crear una institución bajo su tutela, hechos que ya vivimos y pudimos testimoniar que no funcionan por antidemocráticos; por eso, presentamos conclusiones en nuestro capítulo siguiente y, de forma clara y sucinta, lo que consideramos que se puede cambiar formalmente; y proponemos una nueva organización, respetando la importancia del trabajo que no podemos decir que no haya sido profesional en sus ya casi 32 años desde que fundamos lo que fue el IFE (Instituto Federal Electoral), ahora INE (Instituto Nacional Electoral).
La eliminación del servicio profesional electoral, que quiere la reforma presidencial, crearía el caos para las próximas elecciones, ya que la jornada electoral funciona no por el aparato burocrático del INE, sino por los miembros del servicio profesional electoral, que son los que realmente hacen las elecciones en las juntas distritales.
Es por ello por lo que la reforma presidencial no tiene sentido común. Si se trata de quitarle el dinero a los partidos políticos en la época que no hay elecciones, sería dejar un partido hegemónico, o sea el partido del gobierno con todo el poder, y regresar a las elecciones de los años 50 del siglo pasado, y dejar que el gobierno repita la manera de llevar elecciones como en 1987. ¿No cree usted?

*Doctorante en ciencia política

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