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Adolescentes y violencia

 

Ante el deterioro de las condiciones de vida en Morelos se ha acentuado la vulnerabilidad de los adolescentes a partir de la creciente violencia asociada al crimen organizado en la región. La realización de una encuesta que levantamos en 2018 sobre la percepción de la inseguridad en estudiantes de bachilleratos tecnológicos en la Zona Metropolitana de Cuernavaca, comparada con la realizada en 2010, evidenció un marcado repliegue en la seguridad emocional de los adolescentes. Este fenómeno se tradujo en un aumento de las tendencias depresivas y un deterioro en la comunicación con sus familias, señalando el impacto directo de la violencia en sus vidas cotidianas.

Morelos experimentó un cambio drástico en su dinámica a partir de eventos como la incursión de la Marina en 2009 y la captura al año siguiente, de un joven sicario de 14 años que trabajaba para el Cártel del Pacífico Sur. Estos eventos desencadenaron disputas territoriales entre grupos criminales, convirtiendo la región en uno de los puntos más letales del país. Aunque el periodo de 2012-2018 implementó el Mando Único, logrando reducir algunos delitos de alto impacto, el robo con violencia y otros delitos aumentaron considerablemente. Estos cambios tuvieron consecuencias directas en la seguridad emocional de los adolescentes, resaltando la necesidad de abordar factores multidimensionales en las políticas de seguridad.

El análisis detallado de delitos como homicidio, extorsión y secuestro revela la complejidad de la situación en el estado. La impunidad, con un 92% de casos no resueltos, y los periodos de ajuste entre administraciones contribuyen a la persistencia de las actividades delictivas. La violencia intrafamiliar y la presencia de factores como la intimidación psicológica en el hogar destacan la importancia de abordar no solo la violencia pública, sino también la familiar.

La violencia en las escuelas, tanto psicológica como física, afecta la percepción de seguridad de los adolescentes. Aunque las instituciones educativas son consideradas importantes para la socialización, la prevalencia de agresiones en estos espacios crea un ambiente hostil. Las encuestas referidas revelan que las escuelas son percibidas como lugares inseguros y peligrosos, con episodios de violencia verbal y física que impactan negativamente en el bienestar emocional de los estudiantes.

La relación entre la violencia en el entorno escolar y la estabilidad emocional de los adolescentes destaca la necesidad de intervenciones específicas en el ámbito educativo. La solidaridad entre estudiantes y la disposición a intervenir en casos de agresión son aspectos positivos, pero la prevalencia de conductas ofensivas y la percepción general de inseguridad indican la urgencia de medidas preventivas y de apoyo emocional.

En conclusión, la violencia en Morelos ha dejado una profunda huella en la vida de los adolescentes, afectando su percepción de seguridad y su equilibrio emocional. La complejidad de la situación demanda intervenciones integrales que aborden no solo la violencia en espacios públicos, como escuelas y calles, sino también la violencia intrafamiliar y los factores estructurales que contribuyen a la vulnerabilidad de los adolescentes. La comprensión de la geografía de la violencia y su impacto en la vida cotidiana es esencial para diseñar estrategias efectivas que mejoren la calidad de vida de esta población particularmente vulnerable en el estado de Morelos.

Por último, es fundamental reiterar la necesidad de una colaboración coordinada entre autoridades gubernamentales, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil para implementar medidas preventivas y brindar apoyo integral a los adolescentes afectados. La atención a la salud mental, programas educativos que fomenten la resiliencia y la participación activa de la comunidad en la creación de entornos seguros son componentes esenciales para abordar los desafíos actuales. Además, la identificación temprana de factores de riesgo y la implementación de estrategias específicas, como programas de mediación y resolución de conflictos en las escuelas, pueden contribuir significativamente a contrarrestar los efectos perjudiciales de la violencia en la juventud morelense. En última instancia, una visión integral que reconozca la interconexión de factores sociales, económicos y culturales es fundamental para construir un futuro más seguro y prometedor para los adolescentes en nuestro estado.

Foto; Antonio Sierra. AP