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A propósito del Casino de la Selva

 

Alfonso Valenzuela Aguilera

El Casino de la Selva se construyó a principios de la década de los 1930s como un proyecto que buscaba posicionar al estado de Morelos como un destino turístico importante que atrajera capitales, para lo cual se anuncia la eliminación de impuestos a proyectos de inversión quedetonaran el “progreso”. Con este objetivo se ubica dicho inmueble en las afueras de la ciudad pero cercano a la principal estación ferroviaria, de modo que la estrategia de localización respondía a una lógica económica que pretendía articular las actividades turísticas con las infraestructuras existentes.

 

Sin embargo, poco después de ser inaugurado comocasino por el primer gobernador constitucional Vicente Estrada Cajigal, una disposición del presidente Lázaro Cárdenas prohíbe dicha actividad en todo el territorio nacional, autorizando solo el uso de hospedaje.  Más allá del uso, el inmueble registra una larga historia de colaboraciones de arquitectos y artistas de vanguardia que intervinieron el complejo, entre quienes destacan David Alfaro Siqueiros, Jorge Flores, Francisco Icaza, Jorge González Camarena, José Renaud y José Reyes Meza, así como el célebre arquitecto Félix Candela para la construcción de cascarones de concreto para los distintos edificios del complejo. A su llegada a Cuernavaca Malcolm Lowry lo describiría como un espacio palaciego y aún así, con una atmósfera de desolado esplendor. 

 

Con el paso de los años el casino dejó de funcionar como hotel comenzando su deterioro, para terminar como pago en especie por adeudos fiscales a la Tesorería de la Federación, que después terminaría adquiriendo el grupo Costco-Comercial Mexicana, dando inicio a la destrucción acelerada de jardines, murales e inmuebles. Es en esos momentos que se crea el Frente Cívico Pro Defensa del Casino de la Selva como un espacio combativo y ciudadano que utilizó todos los medios a su alcance para evitar la pérdida de un lugar patrimonial que formaba parte de la memoria colectiva del estado. El movimiento fue reprimido por las autoridades desde un inicio, apelando al “mantenimiento del orden” y a la actuación oficial “apegada a derecho”. El frente contaba entre sus integrantes a personajes como Oscar Menéndez, Flora Guerrero, Jean Robert, entre muchos otros, quienes lucharon a pesar de la represión, descrita en un reporte de la ONU en donde señalaba que “Las libertades fundamentales han sido atropelladas en el caso de las personas que han defendido el Casino de la Selva así como sus derechos ambientales, culturales, civiles y políticos” (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Diagnóstico, 2003, p. 121).

 

Es paradójico el hecho de que el Casino de la Selva fuera concebido como un atractivo turístico con la intención de detonar distintas actividades económicas, y que despuésse generaría un proceso de apropiación cultural del inmueble, creándose vínculos de arraigo entre la población de la capital morelense pero que más adelante sería el nieto del impulsor del proyecto quien ya como gobernador,legitimara el proceso de destrucción de dicho inmueble. A pesar de la intervención de diputados locales y federales, la secretaria de CONACULTA, el Frente Cívico y la población en general, el aparato político-empresarial seguiría adelante con el proyecto de destrucción sistemática de este espacio.

 

El epílogo de este recuento contempla al consorcio de hipermercados anunciando que mediante una inversión histórica habían logrado reconstruir varias de las obras pictóricas y arquitectónicas para crear así un “oasis cultural” en medio de la ciudad además de la construcción del Centro Cultural Muros, un espacio dedicado a la colección de arte mexicano de Jacques y Natasha Gelman. El centro funcionó unos años hasta que los turbios manejos de supuestos herederos para apoderarse de esta colección ocasionara suexilio a la ciudad de Nueva York. Hoy día tenemos una meca de consumo minorista dominado por estacionamientos y dos grandes almacenes, en lugar de un oasis de cultura inmerso en la exuberante flora y fauna local. Aún así, nos queda también la memoria y el ejemplo de los habitantes que alzaron la voz para defender el patrimonio común.

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