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Guadalupe Poujol Galván

 

Para que se generen auténticos cambios educativos, sociales y culturales es necesario transformar las condiciones y relaciones en los que éstos han de producirse, ello incluyereconocer el autoritarismo en las interacciones cotidianas en la estructura burocrática del sistema educativo; sobre todo,ante la pretensión desde el Marco Curricular 2022 de la Secretaría de Educación Pública de impulsar la autonomía profesional docente.

El autoritarismo va más allá de la transmisión en cadena de órdenes específicas, es necesario verlo, en su historicidad y complejidad, como parte de la precarización laboral que se padeció en el país, acentuada durante el neoliberalismo,  cuando se veían como algo normal, diversas formas de abuso de poder, explotación laboral,  acoso, violenciasabiertas o encubiertas contra las personas trabajadoras. Prácticas y relaciones que se justificaban como exigencias a favor de la eficiencia y los resultados educativos.

Lo que suele ocurrir ante las iniciativas que se generan desde las escuelas lo describe muy bien el siguiente relato de una directora:

“Buscando el beneficio de la escuela, la cual había sido robada en diferentes ocasiones y requería de muchas reparaciones, se realizó una Kermés para recaudar fondos y una obra de teatro actuada por el personal y los padres de familia, se colocaron los diferentes puestos con rica comida y todo caminaba muy bien cuando llegó la supervisora de zona a inspeccionar más que a convivir en nuestra actividad y lo primero que me dijo fue “solo vine a ver tu pésima organización” lo cual me desmoralizó ya que había hecho un gran esfuerzo, desde escribir el guión de la obra, hasta poner de mi dinero para nada faltara. No era de extrañarme su descalificación y constantes humillaciones, lo que parecía gozar más cuando lo hacía delante de todo mi personal”.

En este relato vemos cómo en el autoritarismo hay un rango amplio de situaciones, que van de la descalificación de las iniciativas de las personas subordinadas, al maltrato, humillación y llegan al acoso laboral. En el caso de que lasactitudes, formas de comunicación empleada y acciones de las autoridades superiores sean intencionadas y repetidas en el tiempo, se pueden ubicar en el terreno de la violencia.  Ya que como lo propone Haan (2008)  la violencia es el uso del poder para dañar a otro, tome la forma que sea. El daño no es solamente físico o sufrimiento, sino que incluye dimensiones psicológicas, emocionales, materiales, económicas, sociales, éticas. 

En el siguiente relato se puede valorar la distancia que existe para la autonomía profesional docente.

“La jefa de sector me manda llamar por querer dar clases de inglés en el Jardín de Niños donde yo era directora. Me recibe la administrativa y me hace sentar a esperar, finalmente se dirige a mi la maestra diciendo “haber explícame que es eso de querer dar inglés a los niños… ¿para qué les va a servir decir yellow, red…?”No me dejó explicarle en qué consistía mi proyecto y me prohibió que tomara iniciativas como esa sin antes consultarla, traté de decirle que estaba precisamente armando el anteproyecto, pero fue inútil, le contesté lo que quería escuhar: “sí maestra, no les va a servir para nada” y salí de su oficina con gran frustración”.

Situaciones semejantes son cotidianas en las escuelas. El autoritarismo encubre diversas formas de violencia y se contrapone al pensamiento crítico y a la autonomía profesional docente.

 

 

 

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