loader image

 

Es el título del libro póstumo, editado por la Sociedad de los Escritores de Morelos, para rendir homenaje a la querida y añorada Marcela del Río Reyes, quien en marzo cumplió un año de haber partido dejándonos una obra inmensa y rica, no solamente literaria sino como persona inolvidable por su calidez y vida intensa.

De Eduardo Galeano tomó la frase: “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias” Marcela es un dechado de historias hilvanadas con placer y sentido del humor. Su vida es una novela vaciada en letras, y desgranada en pláticas que alegraban las tardes en su casa llena de libros y cuadros, muchos de su autoría. “Soy una escritora que pinta”, decía.

Marcela desde su primera obra de teatro “Fraude de la Tierra” estrenada en Moscú en 1957, obtuvo premios y reconocimientos.

Sería largo mencionar los reconocimientos que mereció desde los catorce años y hasta morir casi por cumplir los noventa. Huérfana de madre a los diecisiete años, trabajó para vivir. Su tío abuelo, Alfonso Reyes la contrató como asistente en su biblioteca. Marcela encuentra un tesoro de libros, qué él le proporciona, exigiendo una crítica del mismo. Para la muchacha es un juego, que práctica desde niña, tanto que cuando lee “Los Tres Mosqueteros” de Dumas, cuenta era un libro tan grande y ella tan pequeña que tenía que colocarlo en el suelo y treparse encima de él para leerlo.

Contó en su formación, su madre doña Amelia Reyes periodista, fundadora del Ateneo Mexicano de Mujeres, quienes editaban una revista y una universidad. La muerte de su madre y del amor de su vida Hermilo Novelo, la acompañaron siempre. A ambos añoraba con devoción y transmitía su pena y recuerdos que los mantenían vivos.

Viuda, pensó: me suicido o invento otra vida. Manejando sola viajó a Estados Unidos donde se recibió de doctora en filosofía.

“El círculo mágico de Alba y Fidelio” cuenta la historia de una familia obligada a separase; una parte exilada en España por razones políticas. Es una novela del exilio.

En Marcela la historia y los avatares de sus personajes unen fantasía e historia. De su padre heredó el interés por la historia, la cual conoce y maneja de manera esplendida. En algunas de sus obras intercala crónicas de periódico precisando el contexto dónde viven sus personajes, sin dejar la fantasía, incluso dar espacio a la magia, como es el caso de Alba y Fidelio que, desde chicos descubren que, si entran al círculo formando en una fuente, pueden pedir deseos que se cumplen mágicamente.

La historia parte de las fiestas del Centenario, la Decena Trágica, la Revolución Mexicana, y en Europa los avatares de la primera Guerra Mundial, y la Republica Española.

El amor de Alba y Fidelio es firme, no lo rompe ni la distancia ni los años transcurridos, más de veinte. Los primos hermanos, sin importar su parentesco, no cejan en su amor y el círculo mágico de su convicción amorosa logra el retorno feliz de la pareja.

El amor se manifiesta también en los lazos de familia, padres, hermanos, sobrinos, primos viven pendientes los unos de los otros, rompiendo tiempo y distancia.

El círculo mágico denuncia a Francisco Franco, la violencia contra el pueblo republicano que sufren Fidelio y Dany, esposo de la hermana de Fidelio. Ambos padecen represión, Fidelio incluso tortura.

La estructura de la novela se sostiene en cartas entre la familia, por ellas conocemos los hechos que los circundan.

Fidelio historiador y periodista, cuenta lo que ocurre en Europa sacudida por la guerra. Alba le escribe del levantamiento cristero, la lucha entre facciones disputándose el poder, concluida la revolución mexicana.

El cónsul mexicano en España: Gilberto Bosques expide los papeles para que Fidelio salga de prisión y la familia aborde el barco Sinaí, permitiendo que retornen a México.

El círculo mágico testimonia la fuerza de Marcela, su pasión literaria. Su salud no era la mejor, sin embargo, continúo escribiendo con disciplina y entusiasmo.

Es un gusto para la Sociedad de Escritores de Morelos dar a conocer esta obra póstuma, y gozar de la prosa mágica de Marcela de del Río.