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Durante más de 250 años los puertos de Acapulco y Veracruz fueron la entrada del mundo a México y la salida de México al mundo. En Acapulco atracaba la legendaria Nao de China -o Galeón de Manila, como correctamente la llama Juan Antonio Siller- y Veracruz era el punto de contacto con la metrópoli española.

Con los años nacieron y prosperaron muchos puertos más -al día de hoy, 24 de importancia para ser exactos- en la actualidad México está conectado vía marítima con 71 naciones y 264 puertos. pero tanto Veracruz como Acapulco cedieron la primicia a otros puertos como Altamira en el Golfo de México y Manzanillo en el Océano Pacífico. 

Acapulco, por diversas circunstancias, renunció a su importancia comercial por privilegiar sus expectativas turísticas. Los buques mercantes se dejaron ir a otros puertos mientras que se especializaba en atender los cruceros repletos de turistas deseosos de gastar dólares, lo que significó una apuesta arriesgada y, quizás, se lo hubieran pensado dos veces de saber que vendría una pandemia que reduciría casi a la nada los viajes de placer, sobre todo en buques, precisamente, repletos de posibles portadores.

La Administración Portuaria Integral (API) de Acapulco era la única privada en el país, y estuvo concesionada desde 1994 al Grupo TMM que, tan solo en 2020 reportó una caída en la Bolsa Mexicana de Valores del 18.4 por ciento, un golpe muy duro con pérdidas de varios miles de millones de pesos.

En junio de 2021 rehusó utilizar su prerrogativa de ampliar la concesión hasta el 2049; además, las políticas sobre el control de los puertos habían cambiado y el 7 de julio de ese año la Secretaría de Marina publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la declaratoria por la que se establece la reversión a favor del Gobierno Federal de las obras, terminales, marinas e instalaciones que integran el Recinto Portuario de Acapulco, Guerrero.

Las buenas noticias para Morelos es que se reanudarán las operaciones de carga en el puerto, lo que indudablemente redundará en múltiples beneficios para su industria, comercio y, en general, para la economía local.

Se debe reconocer que uno de los personajes más activos en impulsar la reapertura del puerto fue un presidente municipal y no, como se cabría esperar, el gobierno del estado.

El presidente municipal de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante, junto con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) Morelos y Guerrero, gestionaron con éxito la reapertura comercial del puerto con las autoridades de la Secretaría de Marina y del gobierno guerrerense.

Como dice Flores Bustamante con la reapertura de Acapulco como puerto de carga, las empresas en Morelos ahorrarántiempo y dinero para poder embarcar sus productos, pues ya no tendrán que llevarlos hasta Lázaro Cárdenas, en Michoacán.

Indudablemente es una buena noticia y no solo para Jojutla, que en los últimos años ha visto cómo se desploma la inversión mientras crece la cantidad de remesas, sino para todo el estado y la región. Por lo menos, es válido tener expectativas.

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