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Detrás de un gran hombre, hay una mujer silenciada

 

El 27 de diciembre de 1831, Charles Darwin se embarcó a bordo de Beagle. Un viaje de cinco años por el mundo que concluyó en una de las teorías científicas más robustas en el mundo: la evolución por selección natural.

Darwin, desde mi punto de vista, era un hombre muy inseguro, pues dudó mucho, por ejemplo, de publicar su libro El Origen de las Especies porque pensaba que las muestras no eran suficientes y que no tenía las respuestas a muchas preguntas. Él no solamente dudaba de sí mismo, sino de las decisiones que tomaba.

Contraer matrimonio fue uno de sus grandes dolores de cabeza. Escribió una lista de pros y contras antes de decidir si casarse o no. En la columna “Casarse”, Darwin mencionó algunos beneficios de tener una compañera humana, como la amistad, el amor, el hogar y la música. También dijo que era mejor tener una esposa que un perro de todos modos. Sin embargo, también reconoció algunos inconvenientes de casarse, como la pérdida de tiempo, la obligación de visitar a la familia y los amigos, el gasto y la ansiedad de los hijos.

En el siglo XIX, era relativamente común en algunas sociedades, incluida la británica, casarse dentro de la misma familia extendida. Esto era especialmente realizado entre las familias de clase alta o de cierto estatus social. Pero Darwin no estaba seguro de querer casarse con su prima Emma Wedgwood, con quien se había comprometido. Él le escribió “No sé si puedo casarme contigo. No sé si puedo ser feliz contigo. No sé si puedo ser feliz sin ti”. Sin embargo, después de conocerla mejor y compartir sus intereses científicos y literarios con ella, Darwin cambió de opinión y decidió casarse.

Emma fue un gran apoyo para todo lo que Darwin hizo. El naturalista, no tenía mucho dinero para pagar su viaje, ya que había fracasado en varios intentos de conseguir un empleo. Su padre le decía que era viaje “inútil” y “extremadamente peligroso”. Sin embargo, Darwin estaba decidido a cumplir su sueño de explorar el mundo y aprender más sobre la naturaleza. Su esposa también apoyaba la idea de que Darwin fuera al Beagle, aunque al principio le preocupaba por su seguridad y su futuro. Aun así, se encargó de organizar los asuntos domésticos mientras Darwin estaba ausente. Ella también le envió cartas con noticias e información sobre lo que ocurría en casa y en el mundo. Además, le ayudó económicamente durante el viaje, enviándole dinero cada mes para cubrir sus gastos, en otras palabras, fue su becario.

Pero no solamente eso, también fue su asesora. Le dio consejos sobre cómo comportarse con y cómo evitar los escándalos. Lo animó a escribir sus observaciones en un diario personal, que luego serían la base para su teoría de la evolución, siempre creyó en él, aunque sus descubrimientos cuestionaran su fe.

Aunque perdieron 3 hijos de 10, Emma era altamente altruista en su pueblo. Lo más seguro, es que sus hijos tuvieron problemas debido a la endogamia, o reproducción entre parientes.

Emma además, también escribía un diario, como Darwin. Este diario fue transcrito por Dusha Bateson y Weslie Janeway, quienes publicaron un libro con las recetas de cocina de la Sra. Wedgwood, más de 40 platillos que degustaban en su casa. Darwin reconoció a Emma como su cuidadora pues le asechaba una enfermedad misteriosa, que posiblemente fuera chagas por lo que, además, los cuidados de su esposo recaían en esta mujer -que, como muchas- fue una gran compañera y pilar fundamental para que Darwin tuviera el tiempo de conquistar al mundo.