Desde que despertamos hasta que nos vamos a dormir estamos siendo, abiertamente, desinformados. En los tiempos de la era del Internet y de las Redes Sociales, estos medios tecnológicos de comunicación se han erigido como la fuente maravillosa de abrevar información y estar comunicado. Para muchos consumidores en el mundo, especialmente entre los jóvenes, la población está corriendo más riesgo que nunca de consumir y compartir noticias falsas o ser manipulado informativamente.

Se ha puesto de moda la figura del “periodismo ciudadano y del influencer”, quienes han despertado una lucha atroz por obtener la exclusiva y la creciente influencia de los intereses comerciales, de los grupos políticos y de las ideologías. Fenómeno comunicativo que materialmente está llenando nuestras mentes de basura y que están aprovechando los gigantes de las tecnologías, las compañías, los gobiernos, los hombres y grupos más ricos del mundo.

En nuestro querido México ni se diga. Según un informe de Spin-Talles de comunicación política, publicado por el periódico El Universal, el inquilino del Palacio Nacional ha pronunciado 101 mil 155 mentiras en los que va de su sexenio, un promedio de 103 por conferencia de prensa.

Que podemos esperar en el 2024 que es el año electoral. Los mexicanos, en mayor o menor grado, tenemos que aguantar la spotiza de todos los partidos políticos que no tendrán ningún rubor en engañarnos con sus promocionales, ofreciendo la solución perfecta a todos nuestros males con tal de ganar la preferencia del elector. Se esperan 52 millones de spots durante las campañas según el INE. ¡Ni modo! Sin contar la que ya estamos recibiendo. Esa es nuestra triste realidad ¡ups!.