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Medardo Tapia Uribe

Las guerras perdidas de Amlo en contra del INE comienzan con su ataque fríamente calculado, pero sin fundamento, en contra de la clase media, contra los investigadores y científicos, contra la UNAM, contra “los intelectuales orgánicos” que lo critican, con los apoyos omisos en contra de muchos personajes de la corrupción, con los apoyos omisos a la ministra de la suprema corte de justicia que plagió dos tesis, en contra de los apoyos omisos a no perseguir algunos políticos con acusaciones de corrupción por las mismas razones que sus antecesores, para traficar con poder político.

La guerra perdida de Amlo en contra del INE es una de estas guerras porque sus acusaciones carecen de fundamento, no porque no haya muchas cosas que deben cambiar en el INE,que yo critiqué como Consejero Electoral de la Junta Local del INE hasta—no lo podía creer—hacer llorar al Consejero Presidente, pero no aquellas que señala López Obrador que son absolutamente falsas, como que si se roban las urnas y otras tan absurdas que ni las recuerdo. Por eso perdió la Reforma Electoral y es muy probable que su “Plan B” emergente fracasará porque será rechazado por la Suprema Corte de Justicia. Por esa razón fracasaron sus intentos de llevar a la cárcel de máxima seguridad a los investigadores que denunció Conacyt, o insultarlos a todos como clasistas, racistas, aspiracionistas… Estas guerras perdidas con su Plan B son simplemente una consecuencia de sus críticas e insultos a la clase media, sobre todo porque son falsas y un ataque a la dignidad de estas personas. 

Su fracaso de la Reforma Electoral y el Plan B es una guerra perdida, como lo es su lucha contra la corrupción por su apoyo omiso a tantas denuncias de corrupción y por eso sus expresiones de lucha contra la corrupción en “las mañaneras” son pura retórica para sumar adeptos y militantes, pero sin hacer nada en contra de un número inconmensurable de actos y personajes corruptos, que siempre los defiende diciendo por tráfico de poder político yjustificándose que es “pura politiquería”. El mérito de haber llevado a juicio a García Luna y encontrarlo culpable no fue una acción de lucha contra la corrupción de Amlo y su gabinete, sino del gobierno de los Estado Unidos, aquí en México no se había hecho prácticamente nada en contra de él, pero el gobierno de AMLO nunca denunció a Genaro García Luna para enjuiciarlo y llevarlo a prisión por protección al cártel de Sinaloa o alianza con el crimen organizado.  

A su guerra perdida en la Reforma Electoral y su Plan Bsimplemente se sumaron a su defensa patética de la ministra de la Suprema Corte de Justicia. ¿Cómo y para qué? Argumentado que su esposo es un gran ingeniero y constructor, así como “lavándose las manos” porque no tenía atribuciones para sancionarla, pero en realidad para futuro “tráfico de poder político” mediante decisiones que le convengan políticamente, ni más ni menos que como sus antecesores. La ministra de la SCJN es tan indefendible como Medina Mora que, en su persecución, aunque fundamentada, renunció.

​En contraste las victorias pírricas o guerras perdidas de la élite política de oposición en la defensa del INE con las concentraciones en contra de la Reforma Electoral y del Plan B son una guerra perdida y una victoria pírrica por las personas que las encabezan, las convocan y, en control, cierran la marcha.

¿Recuerda usted aquellos ínclitos personajes como Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo… que paradójicamente exclamó “mi voto no se toca” y desde luego hasta el propio presidente nacional del PRI… que son política y socialmente indefendibles, pero encabezan estas convocatorias y estas “marchas” y “concentraciones”… ¿Cuándo iría yo a una manifestación o marcha convocada por “Alito” con su indefendible reputación?: Nunca. O esa paradigmáticaconvocatoria visceral de “Pepe Cárdenas”: “A los 11 integrantes de la Suprema Corte de Justicia para que cumplan la obligación de defender la Constitución y la Democracia… [hablando de insultos] Pese a insultos y amenazas del Poder Ejecutivo, del populismo delirante, megalómano y depredador, el poder judicial está obligado a dar la madre de todas las batallas”. O para ser testigo de cómo el ex magistrado de la Suprema Corte de Justicia, el ultra doctor Cosío editorialista de Aristegui Noticias, que descubre por fin el significado de participar en una “marcha” a sus 62 años para protestar patéticamente en contra del Plan B de López Obrador. Las guerras perdidas de la élite de oposición nacional y local en cada una de las ciudades es que no nos representan a la mayoría de la ciudadanía, sino a esa élite política de oposición en descomposición que busca “salvarnos” del autoritarismo y salvar nuestra democracia, cuando en realidad buscan salvar al dinosaurio de la corrupción que ellos representan y que fue ejemplificada y expuesta en el juicio a García Luna.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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