loader image

El 24 de abril del presente año se extendió una manta bajo la consigna “la calle no es albergue” en la Avenida Bucareli de la Colonia Juárez. Esta no es la primera vez que se observan varias exigencias, protestas y bloqueos en las calles de la Ciudad de México. En los últimos años, la Ciudad de México experimenta una confluencia y permanencia de personas migrantes de todo el mundo, la metrópoli mexicana es un laberinto administrativo que provoca una serie de dinámicas complejas entre los migrantes, los espacios, las autoridades y las personas que habitan la ciudad como sujetos locales.

La petición era la atención de la “crisis” migratoria que viven plazas y calles de la alcaldía Cuauhtémoc. Alrededor de 50 personas bloquearon la circulación vehicular. Una de las plazas con presencia de personas migrantes es Giordano Bruno con mujeres, infancias y adolescentes en una situación de movilidad (Williams, 2024). También en mayo los vecinos de la colonia Juárez desplegaron una manta en Paseo de la Reforma e insurgentes con la consigna “¡Trato digno a los migrantes y a los vecinos de la Colonia Juárez!, ¡Exigimos albergues para migrantes y la liberación de nuestras plazas y calles!” De acuerdo con La Jornada (Bravo, 2024) algunas protestas coreaban “Calles libres” y “Fuera COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados) de la colonia”.

En una entrevista con José Cárdenas, Ana González quien se presenta como presidenta vecinal de la colonia Juárez, explica el envió de oficios hacia las autoridades sin respuesta. Las cosas que solicitan son albergues dignos con condiciones adecuadas, además exigen la renuncia de Francisco Garduño como el titular del Instituto Nacional de Migración (INM), buscan que los migrantes no estén en las calles bajo el argumento que son espacios de hacinamiento. También se argumentó sobre “la paz, se necesita recuperar” así como el espacio público y solicitan que “se libere la plaza Giordano Bruno”.

Es importante reflexionar si quienes protestan lo hacen como una consigna frente a la atención de las personas migrantes o si lo hacen como una expresión de xenofobia en tono de molestia, pero bajo discursos de salud. Aunque en primera instancia el argumento central es que los migrantes son bienvenidos, el lenguaje emite frases como “liberación” de la plaza. Espacio que fue “capturado” ¿por quién? el argumento inicial es el traslado de estas personas a otras colonias, a otros espacios, no la resolución de un tema nacional o internacional.

También en la entrevista salió a colación el tema del albergue en Tláhuac, que fue abierto por un tiempo para la espera de las y los migrantes. Sin embargo, fue cerrado por Martí Batres tiempo después. Espacio que se volvió insuficiente pero también tenía una función específica respecto a la movilidad de las personas migrantes. Mientras los vecinos de la Alcaldía Juárez protestan por la apertura del albergue de Tláhuac también los vecinos de Tláhuac protestaron por cerrar el albergue. Un rebote del “problema”, de la migración entre colonias.

La pregunta es ¿por qué las personas migrantes rondan las calles de la Ciudad de México? La respuesta no es local. La migración como proceso internacional regularmente tiene como centro de atracción dos espacios: la Unión Europea y Estados Unidos o Canadá. Sin embargo, México se ha convertido en un espacio de cruce, pero también de ralentización de la movilidad. Al llegar a Chiapas muchas personas migrantes pretenden llegar a Oaxaca, en dónde a veces son remitidos a la Ciudad de México. Las autoridades migratorias en algunas ocasiones les dejan cruzar hasta la capital para solicitar su visa de Refugio. Dicha visa de refugio brindada por la COMAR es una solicitud que les permite cruzar el país sin ser detenidos por Grupos Beta, agentes del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional. Esa detención a veces implica la devolución de las personas migrantes dentro del mismo territorio nacional o fuera del mismo, esto es relevante en tanto que la cantidad de recursos que se emplean para un proyecto de movilidad se puede ver mermado, además pone en riesgo la vida de las personas migrantes. En ese sentido la solicitud de visa de refugio es fundamental y por eso esperan cerca de las oficinas migratorias en gobernación, INM y COMAR.

Así la Ciudad de México juega un papel importante dentro de las múltiples estrategias de contención que se han llevado a cabo para evitar o disuadir la migración hacia Estados Unidos y Canadá. El colocar albergues en espacios alejados a oficinas clave también es una estrategia de ralentización del proyecto migratorio. Aunque la consigna de albergues y espacios dignos es justa, el problema no es sólo la “liberación” de la plaza Giordano Bruno y su “estado de hacinamiento”. También deja entrever que la población mexicana no es del todo receptiva con una problemática de política migratoria. La respuesta no sólo es abrir más albergues, es que se permita la libre movilidad de las personas en todo el país.

*Milpaltense, internacionalista, escribiente y migrantólogo