loader image



La disputa por la inteligencia artificial

 

Un juego no solo es una vía de entretenimiento, un recurso para pasar un buen rato, sino que en ocasiones puede simbolizar el espíritu de una nación, estar enraizada en una larguísima tradición que permea fuertemente en el imaginario colectivo de un país. Es el caso del famoso juego Go, un juego de mesa que es muy popular en China, Corea y Japón. China lo inventó hace más de 2,500 años, el juego consiste en que uno de los dos contendientes se haga con la mayor parte del territorio (tablero), consta de dos piezas, como en el ajedrez con piezas blancas y negras; el juego consiste en que cada jugador debe colocar sus piezas para rodear el espacio del adversario, o hacerse con la mayor parte del mismo, y se trata de rodear e impedir los movimientos del oponente, o que se rinda porque no tiene margen de movimiento.

Pero un juego puede ser el detonante para dar paso a políticas públicas, como fue lo que sucedió con el Go. En mayo de 2017, AlphaGo (juego creado por DeepMind que podía jugar al Go de manera más allá de los límites humanos) se enfrentó en Wuzhen, China, al jugador número uno del ranking mundial: Ke Jie. AlphaGo ganó, pero lo hizo en medio de una atmósfera de secretismo, tensa, ya que para los chinos en ese juego estaba de por medio el orgullo nacional, la valía de la cultura China, de su historia y del valor de su concepción de la estrategia como una práctica cultural. La derrota de Ke Jie a manos de AlphaGo precipitó que Xi Jinping decidiera que su nación propulsara su inversión en el desarrollo de ciencia y tecnología, en particular se puso énfasis en invertir en IA y en poco tiempo se verían coronados esos esfuerzos con un despunte que ha puesto a China en la delantera en el campo de la IA.

De hecho, esa derrota de Ke Jie a manos de AlphaGo llevó a que el Partido Comunista Chino, decidiera recuperar el lugar que le debería corresponder. En palabras de Xi Jinping, en su discurso ante el Vigésimo Congreso del PCC en 2022, se trataba de impulsar el desarrollo de las nuevas tecnologías, de la IA en particular, «para satisfacer las necesidades estratégicas», por lo que el país «debe adherirse a la ciencia y la tecnología como la fuerza productiva número uno, el talento como el recurso número uno, [y] La innovación como fuerza impulsora número uno».(shre.ink/rrpt)

El desarrollo que han tenido Estados Unidos y China en el campo de la IA lo relatan Al Naqvi y Mani Janakiram en At the Speed of Irrelevance: How America Blew Its AI Leadership Position and How to Regain It, en donde abordan la disputa que se da entre Estados Unidos y China por la hegemonía en ese campo tecnológico. El libro se centra en desarrollar la idea de que Estados Unidos ha perdido su posición de liderazgo en IA y propone estrategias para recuperarla. En términos generales, esta situación se debe a una combinación de políticas ineficaces en el sector y de falta de inversión en IA, o de inversiones mal enfocadas, lo que ha llevado a Estados Unidos a rezagarse en dicho sector.

Un declive de Estados Unidos en el campo de la IA que también ya había de alguna manera referido Kai Fu Lee, otrora presidente de Google en China, en su libro Superpotencias de la Inteligencia Artificial, en donde el autor describe a las distintas empresas chinas que han descollado en el campo de la IA, y enumera prácticamente que ya están a la vanguardia para desbancar la hegemonía de Estados Unidos en el sector.

Al Naqvi y Mani Janakiram se centran en señalar que el rezago estadounidense en IA se debe a la carencia de políticas públicas claras, eficaces, que apunten a lo que realmente se requiere. Una de sus mayores críticas va dirigida a la oficina de Política Científica y Tecnológica (OSTP), que si bien no financia de manera directa la I+D, tiene un papel fundamental en la determinación de las prioridades y la asignación de recursos para la investigación en nuevas tecnologías, ya que por un lado se encarga de asesorar al presidente de Estados Unidos sobre las políticas sobre ciencia, tecnología e innovación, pero además tiene una función estratégica al formular el presupuesto federal para I+D. En síntesis, la OSTP es la encargada de plasmar las políticas que lleven a Estados Unidos a la coordinación y liderazgo de dicha nación en el campo de I+D.

Para los autores el problema está en las cadenas de suministro, ya que actualmente el uso o aplicación de tecnologías de automatización en algunos niveles de la cadena de valor, y no en los estratégicos, está creando problemas. Es probable que estas dificultades se salgan de control. El despliegue desordenado de la IA, encabezado sobre todo por los gigantes de internet, no es trascendental. Los problemas se ven exacerbados por la rivalidad tecnológica con China.

La OSTP ha promovido proyectos que únicamente benefician a las empresas, a los titanes de internet y las nuevas tecnologías. No es capaz de articular un proyecto que se traduzca en apuntalar a Estados Unidos como una verdadera potencia en el sector. Esto no solo se traduce en derroche de dinero, sino que no se ataca el corazón del problema central, que es el alineamiento y colaboración público-privada, lo que implica la colaboración entre el sector público y privado, la cooperación entre empresas, universidades, agencias gubernamentales y otros actores es fundamental para acelerar el desarrollo y la adopción de tecnologías de IA, pero todas orientadas y pensadas en que el problema está en depurar y perfeccionar las cadenas de suministro.

Un tema polémico desarrollados por los autores es su crítica fuerte a lo que consideran una pérdida de tiempo y esfuerzo atendiendo los efectos «no deseados» que genera la IA, generando inversión de tiempo y de esfuerzos legislativos que atienden lo superficial y no se centran en lo que realmente debe interesar; estas son implicaciones derivadas de toda esa cultura de la IA centrada en el entretenimiento, que choca con los derechos de la minorías y los derechos humanos en general, pero que lleva al gobierno mismo a enfrascarse en correcciones que terminan por distraer los esfuerzos en lo que realmente debe interesar.

Para los autores el factor determinante que llevará a que Estados Unidos sea relevante y establezca la hegemonía en la IA, es que se centre en entender que la IA debe estar al servicio de robustecer la cadena de suministro —que es lo que está haciendo China de manera eficaz—. Mientras los gigantes de internet impulsan desarrollos comerciales, interesados más en el entretenimiento que en la consolidación de Estados Unidos como potencia. No hay una política que haga que se traduzca en que los gigantes de internet de la mano de la OSTP impulsen programas y proyectos que vayan en la misma dirección, orientados a fortalecer la cadena de suministro.

La obra de Al Naqvi y Mani Janakiram es importante porque ofrece una visión perspicaz del impacto de la tecnología en la sociedad, porque es un llamado de atención para el gobierno estadounidense a centrarse en atender con eficacia el desarrollo de la IA, pero también su perspectiva puede ser una referencia en otras naciones para que los gobiernos desarrollen nuevas formas de pensar y aprender, para poder comprender las implicaciones de la tecnología y el papel que está destinado a jugar la IA en el desarrollo de una nación.

@tulios41