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*Cristina Girardo

Es habitual en México, y por lo general en países como el nuestro, ante desastres naturales y/o carencias, tanto tecnológicas como de recursos, apelar a la ayuda brindada por los actores pertenecientes a la cooperación internacional para el desarrollo. Pero también es verdad que México es un país donante hacia muchos países del mundo cuando es requerido.

Hoy me gustaría reflexionar precisamente sobre este aspecto de la cooperación y vincularlo con las acciones que se llevan a cabo en el estado de Morelos en el marco de la economía social y solidaria, como parte de algunas de las actividades que llevamos a cabo en el NODESS Morelos Solidario y Cooperativo.

Ahora bien, ¿qué entendemos por cooperación internacional? Es importante destacar que no existe un concepto único y que el mismo –como concepto y como práctica– ha ido evolucionando con el tiempo. Cooperar supone la coordinación de ambas partes conforme a un estrategia comúnmente diseñada y compartida en la que el interés y el beneficio es mutuo.

En estos tiempos se trata de reconceptualizar epistemologías de la cooperación internacional e impulsar nuevas maneras más inclusivas y sustentables. La Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible proponen en ese sentido una transición hacia una cooperación más renovada.

Sin pretender ahondar en la complejidad de los procesos de la cooperación, es importante sin embargo señalar que existen muchas modalidades, una pluralidad de actores que participan y diversas estrategias en el mundo de la cooperación internacional. La cooperación establecida entre actores públicos, conocida como la Ayuda Oficial al Desarrollo, la cooperación sur-sur, la cooperación triangular y la cooperación descentralizada.

Paradójicamente, en contextos de desglobalización física y globalización digital, la cooperación puede reorientarse a prácticas locales vinculadas al desarrollo local y a una nueva internacionalización de los territorios, siempre en el marco de la ESS, experiencias denegadas que empiezan a cobrar mucha fuerza e interés.

Precisamente en el NODES Morelos Solidario y Cooperativo trabajamos mucho con la cooperación descentralizada y la participación de actores plurales, del privado social, de universidades públicas y de entidades de gobierno. Es el caso de la Universidad de Zaragoza, de una Fundación de Bélgica y de un Programa Público de Argentina, del Instituto Nacional Tecnológico Agropecuario. Todos estuvieron en la primera etapa orientados a diagnósticos territoriales y capacitación de actores para fortalecer sus conocimientos y certificar competencias.

Los NODESS, al ser alianzas que impulsan procesos de articulación entre diversos actores, no son entes con personería jurídica como tal. De esta manera y al ser un producto emanado de una política pública federal, no reciben financiación. Sin embargo, los actores que conforman la red ya sean públicos, privados, sociales, pueden recibir fondos y orientarlos hacia la comunidad, de la mano de los NODESS. Así es que ante la crisis ocasionada por el virus SARS-CoV-2, las prácticas que hemos realizado buscaron mantener una comunicación e intercambio de cooperación novedoso de doble vía con los diferentes actores de la cooperación, ya que no sólo se identificaron las necesidades sino las potencialidades y capacidades con las que contábamos, para intercambiar prácticas, y no ver sólo la cooperación internacional o local como recursos financieros.

*Integrante del NODESS Morelos Solidario y Cooperativo.

c.girardo@hotmail.com

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