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El jueves 29 de diciembre de 2022, en el DIF de Cuautla, Irlanda esperó a que le llevaran a su pequeña de cuatro años. No esperó mucho y su hija, muy bien peinada y cubierta con un sweter blanco aceptó el enorme algodón de azúcar rosa con azul que le ofrecía esa señora, a quien le costó trabajo recordar pues hacía más de dos años que no la veía.

En octubre de 2020, Irlanda llegó a las instalaciones del Ministerio Público en el muncipio de Yautepec después de cruzar los sembradíos durante una hora desde Oacalco -a veces corriendo, a veces agachada y otras caminando lo más rápido que podía, siempre mirando hacia atrás, para saber si alguien la seguía; huía de su expareja, aficionado a las artes marciales, quien momentos antes la había atacado y que estuvo a punto de matarla. Según Irlanda, se salvó de la muerte porque el ataque fue interrumpido por un tercero.

En en MP de Yautepec había seis fiscales -todas mujeres- y ninguna accedió a tomarle su declaración, tal vez porque la familia del agresor es conocida en la zona por tener una fábrica de alimentos o quizá por considerar que solo se trataba de un caso más de una pelea de pareja, de los que hay tantos. Al ver que no lograría que la escucharan, decidió prolongar su huida hasta la Ciudad de México; dejaba en Oacalco a su hijita que entonces tenía dos años.

En medio de la pandemia, Irlanda denunció la agresión ante la Fiscalía General del Estado de Morelos, por Internet. Irlanda reconoce que recibió atención del Centro de Justicia para Mujeres, pero lamenta que su caso se haya manejado de una manera tan lenta e irregular; después de casi un año de haberla presentado, le notificaron que la Fiscalía, ignorando un dictamen de criminalística y las pruebas que ella había presentado, decidió reclasificar su caso de intento de feminicidio a violencia familiar; en otras circunstancias, Irlanda hubiera resentido el cambio, pero también le informaron que podría volver a ver a su hija en menos de una semana.

Como en la mayoría de los casos de violencia contra las mujeres, Irlanda experimentó más de un tipo de violencia, desde feminicida hasta institucional y sus agresores han sido varios además de su expareja, quien fue imputado por violencia familiar y lesiones calificadas, pero que logró evitar la prisión preventiva.

De acuerdo con el Banco Estatal de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres (BANAVIM) de la Secretaría de Gobernación, durante los últimos cinco años, en Morelos han sido violentadas 45 mil 345 mujeres, frecuentemente -como en la situación de Irlanda- en cada caso es habitual que una misma mujer sufra de diversos tipos de violencia y que sus victimarios sean más de uno.

Es desolador que, en nuestro estado, diariamente, diez mujeres se vean precisadas a pedir auxilio oficial por las agresiones que reciben. Estamos seguros que debe haber muchas más que no recurren a las vías institucionales por diversas razones: el hábito, roles de género, usos y costumbres o simple ignorancia.

Isela Chávez Cardoso, titular del Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos, informó recientemente que esta dependencia atendió el año pasado a 3 mil 786 mujeres, principalmente de los municipios de Cuernavaca, Jiutepec, Emiliano Zapata, Yecapixtla, Temixco, Hueyapan, Ayala, Xochitepec y Cuautla. Los agresores más frecuentes suelen ser las parejas sentimentales y son vulneradas física, sexual y psicológicamente, incluso simultáneamentes.

Chávez Cardoso da un dato importante: los casos van en aumento y se detonoaron a partir del encierro causado por la pandemia pues los casos reportados crecieron en más de un 400 por ciento.

Es un tema que, como sociedad, debemos estudiar con detenimiento y asumir seriamente nuestras responsabilidades.

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