Prioridad

Sin brújula ni preguntas incómodas, Melissa anda por el mundo dejándose llevar por sus emociones sin condiciones. Con Ernesto, la vida ha sido amena y fluida. Se podría decir que no han experimentado tropiezo alguno, a no ser por aquella vez cuando tuvieron que escoger su casa. Tardaron meses en saber si querían su hogar con una o dos plantas, es decir una vivienda más vertical o más horizontal.

Hoy día, parecen ser la pareja perfecta, el reflejo en fotografías semanales de su vida social publicadas en redes sociales: los sábados de amigos y domingos familiares pet friendly porque ni ellos ni sus amigos tienen hijos. Ni una nube en su cielo azul perfecto hasta iniciar con el mes navideño después de haber contribuido más de la cuenta al Buen fin seguido por el Black Friday. Melissa instaló el pino natural cuya cumbre rozaba el techo inmaculado. Desde la casa de los vecinos más cercanos, se escuchaba música instrumental navideña. Ernesto colocó las series con luces intermitentes y la escarcha viendo su reloj, justificándose ante Melissa por esperar una llamada importante de su superior jerárquico inmediato. ¿Sabes que la desconexión digital es un derecho laboral además de ser valorada como una acción romántica? preguntó Melissa sin muchas esperanzas de ser escuchada. Ten las esferas, cuidado con no cortarte la mano como el año pasado. Tu madre se dio cuenta que el pino no quedó bien decorado en la cena. Le tuvimos que decir que no te quemaste la mano preparando el pavo, sino que por contestar una llamada que te hizo enojar, hiciste pedazos la esfera roja que tenías en la mano.

Ambos quedaron callados. El espíritu navideño tardaba en tomar posesión del lugar por más esfuerzos de Ernesto por colocar la estrella dorada de la mejor forma. Melissa la había comprado por su acabado deslumbrante pero el peso de la pieza solía dificultar su instalación en la parte más delgada del árbol.

Cuando Ernesto y Melissa se tomaron la selfie frente a su obra, la música navideña había parado. Después de la foto, guardaron su sonrisa respectiva pensando la lista de regalos que iban a poner en su carta a Santa. Por costumbre, esperaban al día siguiente para llevarse la carta de su pareja e ir a cumplir lo indicado.

Ernesto no se sorprendió mucho al ver que el contenido de la carta de Melissa se parecía bastante a la redacción de la suya. “Ernesto, me imaginé una maravillosa historia sentimental contigo, pero creo que mi verdadero lugar siempre ha estado después de tu jefe”. “Melissa, como regalo, te propongo el divorcio”.

Ambos coincidieron en el cansancio mutuo de eufemismos y en recovecos de lenguaje para tomar la distancia más amplia con la verdad.

La madre de Ernesto siempre supo lo que realmente había ocurrido con la pareja. Su historia romántica estuvo basada en una ligera omisión: nunca se preguntaron si se querían de verdad.

Melissa pasó la nochebuena viendo una tras otra las películas navideñas en su plataforma de suscripción. En cuanto a Ernesto, se sigue preguntando la razón de su navidad a solas, sin saber si cocinar o irse a dormir temprano.

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM