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Andrea Álvarez Sánchez

Desde pequeña, me sentí atraída por las historias extraordinarias. De ahí que cuando trabajé en cine y conocí los exvotos, realicé el documental Milagros Concedidos, que habla de la fe en México y presenta cinco personas que donan un exvoto. 

Esta palabra, proveniente del latín, significa «por una promesa». En la mentalidad popular, el exvoto es una ofrenda que se da por un milagro concedido. Es la prueba física de que hubo una intervención divina. Estas pinturas se usaban para pagar favores recibidos por santos, ángeles o el mismo Dios.

El origen de los exvotos pictóricos proviene de los marinos del Mediterráneo en el siglo xviii. Estas obras reflejan los momentos angustiosos vividos en alta mar por los tripulantes y acentúan el dramatismo con el relato de los hechos al pie del cuadro. 

Aunque los exvotos se asocian al altar cristiano, sus raíces funcionales son muy distintas. Surgen de un profundo deseo humano de agradecer un favor divino. Los exvotos laicos, asimismo, siguen siendo ofrendas que satisfacen esta necesidad de dar gracias, pero en este caso a la intervención humana.

El exvoto de este artículo muestra un barco, pero no narra una historia de marineros, sino el momento en que el general Lázaro Cárdenas abrió las puertas de México a los españoles exiliados del franquismo. Miles de republicanos llegaron en los barcos Sinaia, Mexique e Ipanema. Comparto un testimonio breve de mi abuelo sobre la llegada del Mexique al puerto de Veracruz:

Habíamos llegado la mayor parte de nosotros en julio de 1939, en el Mexique, un trasatlántico francés acondicionado que nos trajo desde Puillac, el puerto de Burdeos, procedentes de los campos de concentración de Francia. Éramos exiliados de la guerra civil española. Nadie puede imaginar la felicidad que sentimos cuando, después de seis meses de andar tirados en las arenas de las playas mediterráneas francesas, escuchamos el acento jarocho de nuestra lengua en voz de los miles de mexicanos que nos vitoreaban. Llegamos al puerto de Veracruz, donde un pueblo enardecido y solidario nos honró con un recibimiento memorable. Es imposible describir lo que penetra en el alma y se hace sangre y carne propia. Aquellos españoles del Mexique fuimos ya, y para siempre, verdaderos mexicanos.

El general Lázaro Cárdenas del Río, que gobernó el país de 1934 a 1940, fue para muchos un verdadero ángel. Se destacó por realizar la reforma agraria, crear los ejidos, nacionalizar la industria petrolera; así como por dar inicio al Instituto Politécnico Nacional y al Colegio de México.

Este exvoto laico agradece a este presidente por brindar asilo político a los exiliados de la Guerra Civil española. En mi caso, además, como descendiente del exilio, determina que hoy en día yo exista y pueda ser mensajera de este pasaje de la historia.

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