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  • Una conversación con Roger Von Gunten
    Por Raúl Silva

La intuición y el color, la imaginación y el fuego interno, la mitología y el viaje. Dualidades de un ser que quiso ser músico y finalmente consiguió crear melodías con el pincel. Roger Von Gunten, uno de los grandes creadores de la pintura contemporánea, habitante casi anónimo en Tepoztlán, Morelos. Ajeno a los malabares del ego y la complacencia, día a día se empeña en crear ventanas y puertas donde el color es una forma intensa de la alegría.

I
Roger Von Gunten tenía 24 años cuando llegó a México, el 12 de enero de 1957, acompañado por un amigo en la aventura de recorrer la recién inaugurada carretera Panamericana (Nueva York-Patagonia). Entraron por Nuevo Laredo y de allí se encaminaron hacia Tampico, San Luis Potosí y Ciudad de México, un territorio que les pareció demasiado extenso y poblado, de manera que prefirieron establecerse en el Puerto de Manzanillo, donde veían llegar a los reos que viajaban rumbo a las Islas Marías, y a los barcos japoneses que se llevaban el manganeso de la mina de Autlán.
“Recuerdo que cuando crucé la frontera de Laredo al aduanero le inquietó la flauta que traía. ¿Qué es eso? A ver, tóquela. Eran la una y media de la tarde y se sentía muchísimo calor, pero lo complací tocando un poquito. A él no le bastó y me dijo toque más, lo que a mí me pareció un abuso de autoridad. Sin embargo, un rato después me cayó el 20 y pensé que era simpático que un aduanero me pidiera tocar la flauta, como si fuera mi salvoconducto para entrar a México. Ahí me di cuenta que este país me había agarrado.

  • ¿Y qué fue lo que lo agarró de México?
    El interés de la gente por la gente. Podríamos decir: la cultura del corazón, la gente se interesa por el otro y preguntan.
  • Ese primer contacto y esa atracción ¿en qué momento se convierte en un deseo de quedarse en México?
    Tuvo mucho que ver con lo que comencé a pintar en Manzanillo. El mar, los colores de la naturaleza, la calidez del trópico y mi deseo de pintar y pintar fueron alargando mi estancia y la Patagonia cada vez fue quedando más y más lejos. Era una estancia que podía incluir un futuro viaje a la Patagonia, pero el centro estaba aquí, toda la geografía, el Pacífico, el golfo, una costa tan larga y con tanta diversidad de paisajes, todo eso tan fascinante. Además, cuando uno se alejaba de la capital, que es la ciudad moderna, retrocedía en el tiempo.
  • ¿Qué ha encontrado en este viaje y esta aventura que es la vida?
    Muchísimas cosas. En mi obra está el testimonio de lo que la vida me ha dado y de lo que he asimilado de esta experiencia. No sé cómo definir esto verbalmente, pero si un pintor hace una exposición retrospectiva, ahí se ven todas sus aventuras. La biografía de un pintor está en los colores que elije para iluminar su mundo.
    – Conozco una historia que le tocó vivir en su búsqueda de una galaxia y que, me parece, está relacionado con esencias de su vida.
    ¡El desdoblamiento! Recuerdo que un viaje de barco me interesó encontrar unas galaxias que sólo se podían ver en una latitud baja, cerca de Venezuela. Subí a cubierta después de medianoche, cuando se podían ver estas galaxias y de repente el viento me arrebató mi mapa de estrellas. El barco hizo un movimiento lateral y perdí el equilibrio. Todo sucedió muy rápido y sentí que yo también me había ido con el mapa y que estaba flotando en el mar, esperando que el barco llegara a la mañana siguiente a buscarme. Pero no me atreví a mencionárselo al capitán porque me hubiera dicho que estaba loco. Me imagino que fue un nadar lento, lento, tratando de respirar pausadamente y comiendo lo que encontrara, esperando llegar a alguna costa. Bueno, con el tiempo se hizo menos fuerte la impresión, pero todavía tenía esta idea de que en alguna parte había un alter ego, un desdoblamiento de mi ser.

Roger Von Gunten fue parte de la Generación de la Ruptura, al lado de artistas tan diversos y tan distintos como José Luis Cuevas, Pedro Coronel, Rafael Coronel, Günther Gerzo, Vicente Rojo y Manuel Felguérez. Todos ellos confrontaron ese pensamiento que se quiso único y que el enunciado de David Alfaro Siqueiros sintetiza con un dejo autoritario: “No hay más ruta que la nuestra”. Por supuesto que no era esa la única ruta. El arte es una incesante ruptura y la obra de Roger Von Gunten es el más fiel reflejo de lo que significa transgredir los mandatos de un mundo dócil. Hay en su pintura un permanente gesto primigenio, el asombro de los primeros días.

II

  • ¿En qué medida México ha contribuido a crear el pintor que usted es?
    El que haya llegado a México quizás no fue tan casual, no fue nada más un país en el camino a Patagonia. Había otras vidas, otras posibilidades existenciales, la cosa es que nunca me he sentido extraño en un país. Era un país que no conocía, desde luego, pero no me costó adaptarme. Siempre me he sentido muy a gusto, nunca he lamentado la decisión de venir y quedarme en México. Yo crecí en Suiza durante la guerra, un país de muchas carencias y con la amenaza constante de ser arrollado por Alemania. Eso también tuvo que ver en mi decisión de explorar otros mundos. Y aquí encontré un país con dos costas y montañas sólidas y un pasado tan rico.
  • De manera que vivir en México ha sido determinante en la naturaleza de su obra.
    Claro que sí. Además, todo el contacto con otros pintores, escritores y esa cultura mexicana del corazón, porque tenemos que concebir cada día como una semilla que puede crecer y convertirse en algo que tiene conexión con todos los otros tiempos.
  • En cuanto a la literatura… ¿qué escritores han sido importantes en su formación como pintor?
    Juan García Ponce, Juan Rulfo, Salvador Elizondo. Muchos pintores que entonces eran también jóvenes. Pero ahora ya no hay esta cohesión, ya no hay centros de comunicación, me imagino por lo complicado y por lo grande que es la ciudad. Recuerdo la época del salón Independiente, donde los pintores nos juntamos para hacer lo que las autoridades no iban a hacer, algo que hoy es inconcebible. Ojalá surgiera otro movimiento así, que decidiéramos crear otro salón independiente, una muestra de pintura de todo el país, porque también sentimos que tenemos el derecho de saber lo que se hace en el norte, en el este, pero desgraciadamente las cosas ya no son así. Hoy en día la obra no cuenta, cuenta el espectáculo que se puede hacer con una obra. Y la especulación también. Quizás es porque estamos inundados de tantas imágenes agresivas… de espectaculares que quieren que votemos por alguien o compremos algo ¿no? Entonces la gente se protege un poco, y una pintura requiere contemplación y esto es algo que existe menos, siento que ya no existe. No sé cómo va a ser el futuro, pero es difícil hoy en día ser pintor.
  • ¿Qué le ha dado Tepoztlán a su pintura?
    Espacio, tranquilidad, buena luz, color y sobre todo la naturaleza. Vivir entre estas montañas es algo muy especial.

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