Jesús Zavaleta Castro

Entre la memoria y la desmemoria: una vida morelense más.

“El alma de cera de que V.E. está dotado, lo hace propender, ya a la clemencia o ya a la ira, y las más veces con ardor y demasía”, escribió José María Morelos y Pavón a Carlos María de Bustamante, en Chilpancingo, el 17 de octubre de 1813. Tal expresión refería la naturaleza anímica, intensa, apasionada –e, incluso, aunque casi siempre bien intencionada, algunas veces errada–, del periodista, abogado, historiador, diputado y cronista oaxaqueño.

El registro de la memoria está indisolublemente asociado y, en buena medida, condicionado a la percepción y a la interpretación de quien lo realiza. Por ello mismo, desde la crónica, el periodismo o la historia, como en otras disciplinas humanistas, la memoria es inevitable resultado del cúmulo de circunstancias que han incidido en la formación de quien transmite o comparte los acontecimientos y los procesos testificados, vividos o narrados.

Si bien la memoria tiene su concreción en la palabra, hablada o escrita, es en los libros que encontramos su principal fuente. La lectura es una necesidad inherente al individuo humano pensante, es una característica cultural que determina dicha naturaleza. Una buena lectura –al igual que una buena comida– implica la concentración de todos nuestros sentidos para su óptimo disfrute, la exaltación de lo degustado y la plena satisfacción de quien degusta.

Una imagen que permanece, contundente, en mi memoria, es una fotografía de mis abuelos maternos, Alfonso y Marcelina, en la cual aparece también mi madre, doña Rosario, cuando niña, leyendo juntos después de comer. En casa de mis abuelos nunca faltaron libros, periódicos y revistas para satisfacer el gusto de cada uno de los integrantes de la familia. Y tampoco faltaron lápiz o bolígrafo y papel para registrar la memoria íntima.

Y heredé ese gusto por los libros y por la escritura. De mi abuelo, por la historia y la política; de mi abuela, por la historia y la religión; de mi madre, por la historia, la literatura, el arte y la cocina. Historias múltiples de familia cual trama de episodios en la urdimbre de la inasible cotidianidad. De ahí resulta la personal autodefinición como ensayista, bibliófilo y gastrófilo. Y he aquí la primera de semanales reflexiones en la jornada morelense de cada día.

Imagen: Deliciosos recuerdos. Memorias y recetas del sur morelense;

Rosario Castro Quintero; segunda edición; UAEM-SPC; México; 2021; 168 pp.