El debate mediático y político respecto a los nuevos libros de texto gratuitos de la SEP se ha centrado, equivocadamente, en los errores de su contenido: que si el sistema solar está mal, que si las fracciones están equivocadas, que si las notas del Himno Nacional tienen errores, etc. Es cierto que los nuevos libros de texto gratuitos de la SEP contienen muchos errores que no son menores y que no deberían existir. Esto sólo habla de la premura y descuido con que dichos libros fueron creados. Sin embargo, la verdadera preocupación de académicos y pedagogos trasciende los libros de texto, los cuales son sólo una herramienta para alcanzar el objetivo de cumplir con un plan de estudios, el cual, a su vez, está basado en un modelo educativo. Esta es la verdadera preocupación de los especialistas en educación: ¿cuál es el modelo educativo que pretende implementar la SEP con estos libros de texto?

El nuevo modelo educativo que quiere implementar la SEP de la noche a la mañana (denominado “La Nueva Escuela Mexicana”) es radicalmente diferente al modelo educativo tradicional que se había utilizado anteriormente por muchos años. En el modelo anterior el conocimiento se aprendía por disciplinas: Matemáticas, Español, Ciencias Naturales, Inglés, Ciencias Sociales, etc. Además, el conocimiento se iba construyendo gradualmente, de lo básico a lo más avanzado, de acuerdo con la edad de los niños. Por el contrario, en el nuevo modelo de la SEP el conocimiento ya no se adquiere por disciplinas, sino por proyectos relacionados con temas o problemas de la escuela o de la comunidad. Esto significa que al niño se le plantea un problema que se debe resolver, para lo cual tendrá que aprender lo que sea necesario con el objetivo de resolver ese problema. El otro cambio importante en el nuevo modelo educativo es que está basado en una corriente de pensamiento que se llama Epistemologías del Sur, que sostiene que los pueblos oprimidos también han desarrollado mucho conocimiento valioso que no se conoce debido, precisamente, a que han sido oprimidos. De acuerdo con las Epistemologías del Sur, el conocimiento que tradicionalmente se ha enseñado en las escuelas es el creado por los pueblos occidentales, conquistadores y colonizadores. Sin embargo, ya es hora de que el conocimiento de los pueblos originarios se ponga al mismo nivel que el de los conquistadores. Por lo tanto, el nivel de matemáticas y de conocimiento científico en los nuevos libros de texto de la SEP se ha reducido drásticamente para dar cabida a los “saberes comunitarios” de los pueblos originarios, debido a que tanto las matemáticas como las ciencias duras son producto de los occidentales colonizadores. De hecho, uno de los libros de texto gratuitos principales en todos los grados de primaria se llama “Nuestros Saberes y Conocimiento Científico” (note que en el título van primero los saberes).

Hay varios problemas con el nuevo modelo educativo. En primer lugar, no todo el conocimiento puede adquirirse a través de proyectos específicos que sean de interés para la escuela o la comunidad. Por ejemplo, mucho del conocimiento científico y técnico que está involucrado en la elaboración de un teléfono celular no se adquirió o desarrolló pensando explícitamente en inventar un teléfono celular. En segundo lugar, no es cierto que la ciencia sea una forma más de interpretar al mundo, tan válida como la religión o las cosmovisiones de los pueblos originarios (según lo establecido en los Programas Sintéticos de la SEP). La ciencia no consiste sólo es un conjunto de conocimientos aceptados por “los expertos”, sino que contiene una metodología que valida dichos conocimientos: el método científico. Dicha metodología está ausente en las religiones y cosmovisiones. Por eso, cuando nos duele la cabeza, nos tomamos una aspirina en lugar de rezar. Tercero, los problemas de interés no necesariamente terminan en la comunidad del estudiante. México no está aislado del resto del mundo. Tenemos que preparar a los niños y jóvenes para acomodarse laboralmente en una sociedad muy competitiva internacionalmente. Probablemente, cuando uno de estos jóvenes esté buscando trabajo, no va a competir contra un miembro de su comunidad, sino contra alguien que incluso podría venir de Corea, Japón o Alemania. En cuarto lugar, muchos de los proyectos no corresponden al desarrollo motriz ni cognitivo de los niños, ya que requieren habilidades muy por arriba de las que corresponden a la edad (es como querer construir una casa comenzando por el techo en lugar de los cimientos).

Hay un quinto punto de dificultad que tiene que ver con la implementación del modelo educativo, ya que quienes tienen que implementar dicho modelo son los maestros. ¿Están preparados para este cambio tan grande? ¿Recibieron la capacitación adecuada? ¿Están todos de acuerdo con las Epistemologías del Sur? De acuerdo con lo expresado en el foro “Libros de texto gratuitos para una educación con futuro”, que se llevó a cabo el 16 y 17 de agosto de este año en la Cámara de Diputados, el presupuesto para capacitar a los maestros en el modelo de la Nueva Escuela Mexicana fue de 190 pesos por maestro. ¿Es esto suficiente?

El problema con los libros de texto va mucho más allá de los propios libros. Es un modelo que tiene fallas estructurales y de implementación bastante graves. En mi opinión, no hay que quemar los libros, sino utilizarlos a pesar de sus errores, ya que sí tienen información valiosa. Lo que hay que discutir y tal vez replantear es el modelo educativo que está detrás de los libros de texto. Al implementar este nuevo modelo, la SEP está haciendo un experimento sobre la marcha, sin resultados preliminares ni pruebas piloto, con 25 millones de niños y 1.5 millones de maestros. Ojalá que el experimento sea exitoso. Nadie desea el fracaso en la educación de nuestros niños.