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Emiliano Becerril

La escritora acapulqueña Brenda Ríos publicó Raras. Ensayos sobre el amor, lo femenino, la voluntad creadora (Turner, 2019), donde organiza veinticinco ensayos sobre mujeres creadoras, en una especie de catálogo personal o mosaico de lecturas propias sobre escritoras que van desde Carson McCullers hasta María Zambrano, pasando por artistas como Amy Winehouse. En estas páginas, la relación entre vida privada y creación, en las mujeres, está en constante palpitación. Brenda no lo hace explícito en el libro, sino que deja que la evidencia se manifieste sola, por contraste: históricamente la media de hombres se retiraba a algún sitio, escapándose de cualquier distracción u obligación cotidiana, si es que la tenía, para recluirse a pensar: entonces, ahí, desde su sitio, creaba y producía mientras el sistema esperaba sus resultados con ansias. Las mujeres, por otro lado, no podían hacerlo así. En primer lugar, el sistema no esperaba con ansias su obra y, en segundo, para crear y producir, tenían que luchar cotidianamente por generar un espacio, en algún momento del día, de la semana o el mes, para entablar la deseada relación con el proceso creativo. En ese mundo binario, había además temas tratados predominantemente por la escritura de los hombres y otros por la de las mujeres. Y eso está marcado en las obras. Por eso (y por muchos más factores), la forma de entender la vida cotidiana y, sobre todo, la manera de forjar la mirada, se disparaban desde lugares diferentes. De ahí que separar “Vida y obra” no siempre signifique lo mismo. Pero las páginas de Raras no están en clave de análisis social o militante, sino sobre todo en el juego de lo ensayístico, en clave lúdica y múltiple, en modo personal, a veces confesional, y de pensamiento continuo.

Mientras el libro camina, Brenda Ríos va juntando estos veinticinco ensayos como si fueran piezas de un rompecabezas que, a la postre, construirán un espejo en el que sólo podrá reflejarse ella misma. Y eso hace que el libro sea único. La imagen que ese espejo arroja son las interpelaciones que cada autora hizo, con su obra, a la Brenda lectora y persona. No puede haber algo más psicoanalítico que la lectura, que no es nada más que un juego de espejos que nos muestra las infinitas partes de nuestro ser. Cada página de este libro es espejo. Es justo decir que los veinticinco ensayos de Raras no representan todas las piezas posibles del rompecabezas personal de Brenda, sino que son, por economía editorial, los que entraron en esa edición.

Brenda Ríos secundó a Raras con Hombres de verdad (Turner, 2022). Un título así, ya sin subtítulo, es un acierto, porque solo puede ser una provocación. Hombres de verdad dialoga directamente con Raras, aunque su estructura es diferente, ya que está escrito como un paseo por una biblioteca personal (otra vez, la de Brenda), y por la sección de los libros escritos por hombres, que no son pocos. Brenda hojea los libros de esta sección mientras conversa con el lector(a). Hombres de verdad no está escrito para incendiar la sección masculina de la biblioteca, sino para pensarla; no está escrito desde la superioridad moral (nada más alejado de ello), ni es beligerante o sesgado, sino reflexivo, conciliatorio y erudito.

No hay capítulos (como en Raras) dedicados a un escritor, sino dos grandes secciones: una dedicada a los hombres de verdad (por supuesto, ironía mediante), y otra a los hombres que no son de verdad (ídem). Hay voces que entran y salen, citas, subrayados, ediciones y lapsus vueltos párrafos que evidencian la mentalidad masculina con la que se ha escrito siempre, desde la superficie y hasta lo profundo, desde los hombres que creen que todas las mujeres son Madame Bovary, hasta hombres obsesionados con escribir sobre poder, del poder, para el poder, a veces uno permanente, otras uno extremo, y hombres engolosinados con el dictador. En otras palabras: el boom, un fenómeno creado y mitificado que hoy día está en desmontaje pero que promedia características fácilmente identificables. ¿El boom era escrito por un tipo de hombres, por un tipo de escritor? Y no nos confundamos, este libro no es sobre el boom, pero los libros del boom están en esa biblioteca.

¿Había una forma de ser hombre escritor? ¿Quiénes eran los escritores que estaban afuera del canon identitario? Brenda Ríos lanza preguntas sobre sus lecturas, (h)ojea su propia biblioteca, analiza la amistad, se embelesa con el Sándor Marai, da una relectura a Rulfo o Revueltas y hace un honesto ejercicio autobiográfico sobre su formación como lectora y, mejor aún, la condición guerrerense o sus pasos como acapulqueña en el universo. Este libro es fractal y, en su segunda sección, que no es menor, se detiene en el “resto” de los escritores, en los hombres extraños, como Reynaldo Arenas o Pedro Lemebel, y una inmensa mayoría, que en su momento no acabaron de entrar en el molde, y que, si bien les fue, lograron recluirse en una disidencia literaria e identitaria que hoy encuentra otros ecos.

*Emiliano Becerril

Editor

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