loader image

 

La verdad no importa

 

“No importa la verdad”, frase digna de debates filosóficos de lo que afirmó Séneca y después Nietzsche, pero no se trata de eso, se acerca más a la necesidad. El New York Times al poner en letra de molde la sospecha de trato del presidente Andrés Manuel López Obrador con el narco y encerrar la afirmación con aldabas de signos de interrogación cumplía su papel con el nuevo doctrinarismo periodístico. “No importa la verdad”. “Miente cuanto quieras, no importa”, lo importante: “difunde la mentira”. La verdad no importa. Entonces, qué importa la ilusión de verdad alejada de una reflexión. Goebbels es el maestro de la derecha y la ultraderecha mexicana, el señor Golden su alumno.

La derecha agradece, pues tiene una herramienta para ir a la mente de las mexicanas y mexicanos. No tienen proyecto de nación, sino la necesidad urgente de crear una realidad virtual donde destruyen una realidad material insoportable para sí mismos. Al difundir la mentira, la verdad no importa, pretenden perturbar el proceso electoral en marcha e intentar evitar su derrota inminente el próximo 2 de junio.

Su desprecio a la fortaleza creciente y robusta de una conciencia colectiva educada para distinguir lo verdadero de lo falso obnubila su quehacer y hace más pronunciada su ceguera política y llevan a su fin su pretendida respetabilidad decadente.

La guerra sucia emprendida contra el Presidente se extiende a las entidades federativas, recientemente el diputado Sergio Gutiérrez Luna, representante de Morena ante el INE, denunció un gasto de 17 millones de pesos en campaña sucia contra la aspirante a la gubernatura de Morelos, Margarita González Saravia. El diputado Gutiérrez Luna dio cuenta del modus operandi de esta operación ilegal, son empresas patrocinadoras de páginas de ataque a los aspirantes de Morelos y posicionan contenidos a favor de Lucía Meza.

Durante el gobierno de Echeverría, se instaló la “guerra sucia” de exterminio emprendida en contra de disidentes y población civil por parte del Estado y particularmente en Guerrero pero la verdad acerca de este período oscuro de nuestra historia y los perpetradores de crímenes contra la humanidad siguen impunes, vivos o muertos, no se conoce en su totalidad.

En Ayotzinapa tuvimos la “verdad histórica”. Lo importante era la especie depositada en el imaginario colectivo.

En la guerra sucia actual los mismos actores políticos del pasado pretenden provocar respuestas con la misma calaña; obstaculizar el proceso electoral, calumniar sin recato alguno al adversario y si es posible y de manera irresponsable intensificar la desinformación. Total, para ellos, la verdad no importa.

Las campañas llamadas también “negras” desde la crisis del partido dominante han sido utilizadas en nuestro caso, contra la izquierda. El 14 de marzo de 2019, de acuerdo con la revista Proceso, Santiago Nieto Castillo, entonces titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) dio a conocer pormenores de una de las campañas de propaganda negra desplegadas en contra de Andrés Manuel López Obrador durante el proceso electoral 2017-2018: en el financiamiento y producción de la serie “El populismo en América Latina”, “participaron el gobierno del Estado de México: la empresa Bufete de Proyectos de Información y Análisis; Grupo TV Promo SA de CV; Piña Digital S de RL de CV; Canaxis, OHL –propiedad del empresario Juan Armando Hinojosa Cantú, Grupo Peñoles y el Consejo Mexicano de Negocios. La campaña fue intensa y costosa; se pretendía presentar al tabasqueño como populista, pero ante su aplastante triunfo, Televisa y TV Azteca optaron por no transmitir la serie.

Hoy comienza la campaña negra contra Claudia Sheinbaum. Nada mejor que desmentir tal campaña pie a tierra.

*Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública