El fin de semana, después de varios intentos fallidos que acababan en inconformidades y conatos de violencia, se pudo elegir a un nuevo ayudante municipal en Ahuatepec, comunidad que defiende su tradición originaria con orgullo.

La elección del ayudante municipal, que se tenía que realizar expresamente bajo los usos y costumbres habituales en la localidad, ya se había intentado de manera infructuosa desde el mes de abril.

En materia política, los usos y costumbres de los pueblos originarios es una forma de autogobierno que a las comunidades indígenas les ha costado mucho trabajo que sean reconocidas en las leyes mexicanas, y que sean respetadas como una vía legítima de organización interna en por lo menos 425 municipios mexicanos de cinco entidades, Morelos entre ellas.

Baste recordar que en el artículo 2 de nuestra Constitución se establece el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación; el reconocimiento explícito a la identidad y al uso de la forma ancestral de vida de miles de compatriotas están contenidos en prácticamente todas las legislaciones locales de nuestro país.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2018 se eligieron autoridades mediante sistemas normativos indígenas en cuatrocientos veintiún municipios, que constituyen el 17.2 por ciento del total del país.

No son pocos y, aunque tampoco son ricos, podrían representar un firme punto de apoyo a candidatos y organizaciones políticas que, como advirtió ayer el Consejo de Pueblos Indígenas de Morelos, han abusado de las reservas de ley a la población originaria para postular candidatos de sus comunidades.

Es paradójico ver que en un país como el nuestro, en donde en los últimos años ha crecido la intolerancia y el espíritu segregacionista – según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022 del INEGI-, haya personas que de pronto se acuerdan de que son indígenas o de la comunidad de la diversidad sexual con tal de acercarse al presupuesto. Evidentemente, estos episodios suelen ocurrir cuando se acercan las elecciones.

Por eso, el Consejo de Pueblos Indígenas tuvo que recordar que, si bien para efectos censales basta externar que uno es indígena para que se le cuente como tal, para fines electorales será distinto en Morelos: deberá haber un testimonio comunitario a partir de una asamblea pública y con un documento oficial extendido por las propias comunidades, y nadie más.

Este es otro tema que no habrá que perderse de vista en las próximas elecciones, pues no solo en nuestro estado podría ser origen, primero, de actos de violencia -como había sucedió en Ahuatepec- y, después, de múltiples inconformidades que terminarán en los tribunales, como ya advirtió el Consejo de Pueblos Indígenas que está dispuesto a hacer.

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