En viajes recientes a ciudades y pueblos de Morelos, como de otras entidades federativas, he advertido un aumento sustancial de motocicletas circulando, y no sólo eso, veo a más y más mujeres jóvenes y maduras conduciéndolas. Van circulando no sólo ellas, sino acompañadas de sus infantes y adolescentes, con y sin casco, de compras y a las escuelas, al trabajo, y en motos de las marcas disponibles, en general de menor tamaño, nada de lujos. Me preguntaba si detrás de ese fenómeno existe un patrón novedoso, un cambio notable a escala social, o si era apenas una percepción personal, por haber reducido mis salidas en los últimos años, como tantas otras personas.

¡Zás! Los datos acumulados del INEGI, muestran desde la pandemia, aumentos sostenidos en las compras de motos, en general, pero también aumentos notables en compras hechas por mujeres en nuestro país. Superan esas compras, las cantidades de automóviles vendidos en los años que van de enero del 2018 a agosto de 2023. En el año 2021 el porciento de motos adquiridas por mujeres, alcanzó el 30%, y va en aumento. Había sido el 10% en el año 2017. Varios reportajes dan cuenta de probables motivos para el cambio en el patrón de adquisiciones, siempre mayoritariamente dominado por hombres.

La reportera Miriam Santillán ubicaba el año pasado, los siguientes motivos para que creciera la compra de motos por parte de las mujeres: congestión vial, altos costos de movilidad, pérdidas de tiempo en traslados, invasión de espacios públicos, accidentes, contaminación, inseguridad, deficientes servicios de transporte público. Pero debemos reconocer que hay fuertes motivos para hacerlo considerando las violencias específicas que enfrentan las mujeres en la vía pública y en la comunidad. Así, por datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública, sabemos que nacionalmente:

“Durante 2021, se cometieron 6 millones de robos o asaltos en la calle o en el transporte público, lo cual representa una tasa de 6 582 robos por cada 100 000 habitantes. En 67% de los casos, lo robado fue dinero, tarjetas de crédito o cheques, mientras que en 57.4% de los casos fueron teléfonos celulares”.

Eso a partir de casos denunciados. Pero presentemos los datos de las Cifras negras, esto es, los casos no reportados de asaltos en la calle o en el transporte público: para el 2020, no se reportó este tipo de delito, en el 94.4% de casos, y en el 2021, en el 94.1% de casos, de acuerdo con datos de la misma encuesta ENVIPE. Si añadimos a eso las violencias presentadas por hostigamiento sexual en los espacios públicos y en los transportes públicos, entenderemos mejor esta tendencia por parte de un sector de las mujeres, por hacerse de un medio de transporte como la motocicleta.

Pero a diferencia de lo que opina la reportera mencionada, en el sentido de que las mujeres están comprando motos “para fines recreativos y por el gusto a la velocidad, libertad y diversión”, me inclino por darle peso a las estrategias personales y colectivas que van adoptando las mujeres y los hombres, las familias, para atender su seguridad, protegerse, en un contexto de violencias creciente, al menos para el caso de Morelos. Esto se comprende mejor revisando los cambios en los comportamientos que reporta la ENVIPE, la gran mayoría, relativos al contexto del espacio público y el comunitario. Vean la gráfica respectiva para especificidades.

Creo que debemos ver este creciente proceso, como parte de uno mayor, de empoderamiento por parte de las mujeres, de sus circunstancias, de tomar postura y acción respecto de sus posibilidades de transporte y aprovechamiento de las oportunidades y desafíos que les presenta la vida cotidiana, en un marco de mayores posibilidades para los hombres, hábitos, costumbres, como el uso de máquinas y de automotores, por parte de ellos. Saludemos la presencia creciente de las mujeres en este medio de transporte, pero como en otros artículos del Dr. Antonio del Río Portilla, apuntemos que junto con este proceso, es deseable el uso más intenso de bicicletas, y menor de transportes movidos por combustibles fósiles, dando esperanzas a una vida más acorde con la naturaleza.

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