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1. Ariocarpus kotschoubeyanus. 2. Ariocarpus bravoanus. 3. Astrophytum myriostigma. 4. Astrophytum asterias. Fotos cortesía de Salvacactus de México.

Han caído. Estrellas han caído y viven en la Tierra

 

Gabriel Millán*

Twitter: @Desertius

No mienten quienes dicen que las estrellas influyen sobre nosotros. Aunque no me refiero a la influencia que supone la astrología, sino a la fascinación que desde mucho tiempo hanos causan las estrellas. Su resplandor, su lejanía y misterio han sido objeto de estudio o inspiración de infinidad de disciplinas: de la epopeya a la navegación, pasando por la astronomía, la física, hasta la poesía.

Ya para los griegos del siglo VIII antes de la era común, las estrellas servían de guía para diversas actividades de la vida. En Los trabajos y los días, Hesíodo escribe sobre la agricultura: “Cuando las Pléyades, las Hiadas y la fuerza de Orión hayan desaparecido, acuérdate de que ha llegado el momento de labrar, y así será consagrado todo el año a los trabajos de la tierra”; y sobre la navegación: “Si se apodera de ti el deseo de la navegación peligrosa, teme la época en que las Pléyades, huyendo de la fuerza terrible de Orión, caen en el negro mar. En verdad que entonces se desencadenan los soplos de vientos numerosos”.

Nuestro mundo del siglo XXI está lleno de nombres de cientos de cosas que remiten a las estrellas, aunque sin nombrarlas directamente. En nuestra escritura, solemos utilizar un signo tipográfico en forma de estrella para hacer notas a pie de página: el asterisco (*). Hablando de escritura, J.L. Borges hace referencia indirecta a las estrellas en uno de los cuentos de El Aleph cuando habla del minotauro en “La casa de Asterión”. Asterión viene del griego y significa “estrellado”; además, es el punto donde se unen los huesos parietal y temporal del cráneo. Dentro del cráneo, en el cerebro, se encuentran los astrocitos o “neuronas estrelladas”, un grupo de células cerebrales que ayudan a coordinar la actividad neuronal. En estas células puede desarrollarse un tipo de cáncer llamado astrocitoma. A propósito de esto, en la película The correspondence (2016), Giuseppe Tornatore explota al máximo la relación entre las estrellas del cielo y el astrocitoma, al contar magistralmente la historia de amor de un profesor de astrofísica (interpretado por Jeremy Irons) y su estudiante de doctorado. No entraré en detalles para motivarles a que vean la película; es muy recomendable. 

Volviendo a las estrellas y constante presencia en nuestra vida cotidiana, no hay que dejar de lado la astrofilita, un mineral cuya formación se parece a las venas de una hoja en forma de estrella. Vemos estrellas en las flores: hay una familia botánica, las asteráceas, con casi 33 mil especies, lo que la sitúa como la familia de plantas con flores con mayor diversidad. Estas flores, también llamadas “compuestas” se caracterizan por tener unas flores diminutas en el centro y alrededor brácteas. Las margaritas y los girasoles pertenecen a esta familia; esos “pétalos” que deshojamos diciendo “me quiere, no me quiere” son en realidad brácteas (recomiendo googlear en imágenes “Flores de girasol con semillas” y puede que se sorprendan). 

El reino animal están los topos de nariz estrellada (Condylura cristata) y, por supuesto, las estrellas de mar, con un género llamado asterias. Curiosamente, asterias es una especie de cactus del género Astrophytum, nombrado así en el siglo XIX por el botánico francés Charles Lemaire. 

Los Astrophytum son un género de cactus con cincoespecies: A. ornatum, A. asterias, A. myriostigma, A. capricorne, A. caput-medusae. Con excepción de la última, todos tienen formas estrelladas. Otros cactus en forma de estrella son los Ariocapus kotschoubeyanus y los Ariocapus bravoanus. (Ver foto)

Hay un poema de María Lorena Sosa Rodríguez que dice: “Un cactus estrella florece/ evocando los colores de la primera colisión/ su dolor/ y la hora cero/ en que el universo/ se desprendió/ y nos hizo nómadas”. 

Cuando caminas por el desierto de San Luis Potosí, por ejemplo, en La Morita y ves que en ese paramo yermo, aparentemente sin vida, viven enterrados esos cactus, es como si una noche las estrellas hubieran caído desde el firmamento, como si hubieran caído y ahora vivieran en nuestra Tierra. 

*Comunicador de ciencia

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