En estas líneas ahondaré algunos puntos expuestos en mi entrega anterior. Para ello, haré uso de ejemplos que podemos extraer del llamado “Tren Maya”. Reitero: el sureste del país es una región especialmente abandonada y urgen políticas públicas que solucionen el problema. Ahora bien, me parece un debate totalmente válido discutir si el tren es el mejor camino, o siquiera uno bueno.

Desde mi perspectiva, el tren ⎯y mucho de lo que lo rodea⎯ sigue lo que podemos llamar un modelo tradicional de desarrollo. Esto es, uno que, entre otras cosas, parte del supuesto de que más inversión necesariamente impacta de forma positiva en la calidad de vida de las personas. La cuestión no es necesariamente así y tenemos muchos ejemplos que lo prueban. Uno de ellos forma parte de la zona de influencia del Tren Maya: Cancún.

En unas cuantas décadas, Cancún pasó de ser un sitio muy poco poblado a convertirse en una ciudad de casi un millón de habitantes (la más poblada del estado de Quintana Roo, por mucho) y ser una de las ciudades de mayor crecimiento poblacional del país. El crecimiento urbano en esta ciudad es hoy en día muy poco eficiente desde una perspectiva ecológica y de igualdad social.

Todo crecimiento urbano tiene un impacto ambiental. En ocasiones, haciendo un balance, el resultado puede ser positivo. Por ejemplo, cuando el crecimiento es planificado, intenta ser sustentable y toma en cuenta a la población del lugar. Sin embargo, eso no es lo que pasa en Cancún y tenemos elementos para suponer que, de seguir como hasta ahora, será así con los grandes cambios que genera y generará el Tren Maya.

Es claro que el tren va más allá de una obra de infraestructura para el transporte; se trata de todo un proyecto de cambio social y económico para la península. Entre otras cosas, el número de turistas aumentará exponencialmente. Para atenderles se necesitará, por ejemplo, hoteles. ¿Qué nos garantiza que los que la mayoría de las y los trabajadores de tales hoteles no tendrán malas condiciones laborales? ¡Nada!

El potencial económico de la región es enorme y los mismos grupos inversores que precarizan a miles de trabajadores en Cancún y otros centros turísticos tienen los ojos puestos en todo lo que se encuentra alrededor del tren. De hecho, el despojo ya comenzó y la especulación inmobiliaria en la zona es un tema que no debemos perder de vista.

 

Pero no sólo eso. La violencia es un aspecto especialmente sensible en todo el país, aunque se vuelve más problemático en zonas de mucha actividad económica. Regresando con el ejemplo de Cancún, se trata de una ciudad con índices de violencia muy preocupantes. Es claro que ello se debe principalmente a gran derrama monetaria que deja el altísimo número de turistas. ¿Tenemos elementos para pensar que el proyecto de desarrollo que implica el Tren Maya será diferente? Yo creo no. De hecho, me parece que sigue un modelo bastante similar: por más que desde el gobierno se hable de no sólo crecimiento, sino desarrollo (aunque no queda claro a qué se refiere con ello), la premisa es la misma: aumento de inversión y, desde su punto de vista, una consecuente ampliación en la calidad de vida de las personas. Como señalé en mi colaboración pasada: no sólo hay que poner atención en la inversión, sino quiénes invierten y en busca de qué resultados.

El tren ya está cambiando la vida de las personas y sus impactos más importantes se verán décadas después. Creo que el tipo de cambios podrían mejorar, pero, para ello, debería modificar algunos de sus planteamientos. Las clases más desfavorecidas suelen ser las más afectadas cuando hay impacto ambiental negativo y crecimiento de la violencia, lo cual termina por aumentar la desigualdad (uno de los grandes temas de nuestra contemporaneidad).

No hay dudas de que el tren generará trabajo, pero vale la pena tomarse el tiempo para pensar de qué tipo y con qué sueldos. Es altamente positivo que el gobierno se preocupe por el sur y el sureste del país, zonas abandonadas durante mucho tiempo, aunque sería muy positivo tomarse un tiempo para reflexionar en lo que la Dra. Mónica Toussaint nos señalaba a quienes fuimos sus estudiantes en el Instituto Mora: desarrollo, ¿para quién?

*Profesor de Tiempo Completo en El Colegio de Morelos. Doctor en Estudios del Desarrollo por el Instituto Mora.