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Hugo Carbajal Aguilar

Sigo buscando la mejor forma de iniciar esta emotiva notita.Ahí voy, ustedes han de dispensar.

El Jueves 23 de febrero se presentó en el Auditorio de Teopanzolco la Filarmónica de Morelos integrada por jóvenes de la Escuela de Música Benning fundada por Tito Quiroz e instalada en los Patios de la Estación, un sitio de nuestra Cuernavaca, estigmatizado durante mucho tiempo como lugar de delincuentes y malvivientes.

Angélica Jaramillo nos deleitó con la interpretación de boleros y baladas acompañada de su propio grupo musical que coordina el Tiqui Jaramillo, su sobrino, integrado por estupendos músicos: guitarra, trompeta, bajo, saxofón,percusiones, batería y piano, así como la cobertura musical de la Filarmónica dirigidos todos por el Maestro Luis Emilio Palacios.

Dos horas de una sensible experiencia estética.

Tito Quiroz, forjador de esta iniciativa cultural, nos informó que encontró fortuitamente al Mtro. Palacios tocando su flauta en un sitio público. Apreció su valía artística y le preguntó qué hacía allí.

– “Si el público no va a mí, yo voy al público”, le respondió, a la vez que le confió que acababa de perder a su esposa (por COVID) y que traía una medalla para recordarla permanentemente. Y que mucho le gustaría formar una Orquesta Filarmónica.

-Pues vamos haciéndola, respondió Tito, e iniciaron esta luminosa tarea cuyos resultados ya se están apreciando y valorando.

Gracias a ellos, ese edificio de la Estación que había sido Museo y otras cosas es ahora la escuela Benning de Música.El nombre es el apellido de la familia que, en Los Angeles, Ca., recibió y protegió a Tito radicado aquí con su esposa y un hijo a punto de nacer de quien desean fervientemente que sea un morelense más nacido en Cuernavaca, dicen con alegría.

Angélica, la estrella de este espectáculo, nos compartió anécdotas de su vida transcurrida también ahí, en las cercanías de La Estación. Conocedora de todo lo que fue, se mostraba ahora orgullosa del cómo ha caminado esa comunidad gracias a gente dispuesta, diligente, animosa y, sobre todo, comprometida y generosa con sus prójimos más necesitados  

Hace años, justo cuando Los Patios de la Estación era pensada como una barriada de lo peor, la policía estatal y municipal, enviada por el propio gobernador a quien ya le habían llenado la cabeza de piedritas, cometió una bola de atropellos. La brutalidad policíaca se dejó sentir en todo su esplendor. Entraron a las casas, atropellaron todos los derechos humanos, detuvieron a jóvenes “malvivientes” sólo porque ahí habitaban y robaron de las escasísimas pertenencias de las familias.

Todos los Diarios, todos los medios de información aplaudieron la medida. Decían: “al fin… ya era hora… se les dio un escarmiento… bien por la policía… “, en fin. Únicamente CORREO del SUR se colocó del lado de los habitantes de La Estación condenando ese abuso. Nadie más. Sus notas, sus artículos y su Editorial defendieron a toda esa gente incomprendida, insultada, abandonada, arrumbada, marginada.

El C. Gobernador, Lauro Ortega, se indignó, por supuesto.Todo eso comprueba, fehacientemente, que no hay periodismo imparcial. Un periódico que se llame El Imparcial desde el título miente. Sí, como el que circuló en tiempos de Porfirio Díaz.

Conociendo esa historia, no tan reciente, nos llenó de gusto y emoción ver a esos muchachitos -mujeres y hombres- violinistas, chelistas, saxofonistas, percusionistas, contrabajistas convertidas en artistas ejecutoras de tonalidades musicales.

Conservo memoriosos recuerdos que ahora se avivan. Más de una vez almorcé en La Fonda “La Güera”, la Señora Mamá de esta distinguida familia. Disfruté la Pancita sí, pero también me sentí siempre contento de ser tratado no sólo con cortesía sino con delicadeza. 

Así que, permítanme felicitar emotiva y calurosamente a Angélica Jaramillo y a su familia (saludo muy afectuosamente a Javier (a) el Don, su hermano) por su canto y ejecución musical; a Tito Quiroz por su dedicación y entrega; al Mtro. Palacios por su excelente dirección y su sensibilidad compartida y, claro que por supuesto, a las señoritas y muchachos de la Filarmónica así como al grupo musical que ha acompañado a nuestra cantante entre los cuales, por cierto, el baterista, Hugo Gabriel, es mi hijo.

Viva la Música, lenguaje universal, alimento espiritual sumamente nutritivo.

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