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Fernando González Domínguez*

Vivir un Campeonato Mundial de Fútbol es cosa seria. Viajar a las sedes implica gastar pequeñas fortunas en el mejor de los casos, y un patrimonio importante si se viaja a todo lujo. Sin miserias. Mirar sin restricciones todos sus partidos también implica desprenderse de un recurso extraordinario a las pequeñas inversiones que hoy hacemos por los servicios de streamings y televisión de paga. Portar el jersey oficial firmado y numerado por la casa productora también representa un gasto alto para una sola prenda de vestir. Bueno hasta meterle lana al álbum Panini de estampitas y lograr llenarlo obliga a disponer de recursos extras. Constituirse en fan oficial y estar en los estadios o las pantallas de restaurantes con señal exclusiva cuesta dinero y no poco. Los distribuidores de electrodomésticos registran cada cuatro años previo al mundial las ventas mas grandes de pantallas de muchas pulgadas a costos elevados pero a liquidar en “pequeños paguitos ”.
Hace tiempo, ante los rumores -que resultaron ciertos- se pensaba que sacar de la televisión abierta los juegos de futbol profesional, especialmente de las Chivas Rayadas de Guadalajara sería una tragedia para muchos. Para el pueblo llano. Eran los primeros años del milenio. Se veía poco probable por el férreo control de Televisa y luego también de TV Azteca. No se pensaba en partidos fuera de esa órbita. En menos de un par de décadas ocurrió : las Chivas se zafaron del yugo televisivo. Seguirían a otros equipos de nuestra liga que empezaban a contratar con cadenas de paga: León y Pachuca con Fox se me vienen a la cabeza. Hoy hay ciertas fechas de ese espectáculo popular que sólo se miran por tv de paga y algunos otros en pago por evento. Hoy por hoy ver el fut en la tele ya es también parte de una vida de lujos.
Seguro le pasó a usted en este campeonato catarí que se dispuso a presenciar juegos de la primera fase de grupos e incluso de octavos y cuartos de final y no encontró mas que dibujos animados o la repetición de películas en los canales 5 y 7 mexicanos y que disponen de derechos de transmisión: No había partido, era parte de los exclusivos del satélite. La frustración es total y acaso se resigna uno a escuchar las transmisiones por radio en vivo en Radiópolis que los tiene todos. Se quita uno la verde de puro coraje y consume su desayuno especial o el almuerzo tipo brunch que ya se había preparado. ¡Si no hay SKY nanay!

El fenómeno de las transmisiones futboleras si bien será diferente en cientos de empresas y federaciones el camino a seguir es el mismo: concesionar la exclusividad de los grandes encuentros. Champions o Copas del Mundo siempre se tenderá a la exclusividad pagada que aleja a los verdaderos fanáticos y fanáticas de mirarlos. Es claro que si no se puede viajar a los estadios cuyo costo para este certamen ha dicho el especialista en marketing Javier Balseca en sus comentarios de Imagen TV y Canal Once, el gasto por persona de un turista mexicano oscila entre 250 y 400 mil pesos entre avión, hotel y alimentación además del costo de entradas a estadios. Afirma este especialista que FIFA reservó 80 mil espacios para México y una cantidad similar para argentinos que constituyen según sus estimaciones en las delegaciones mas numerosas. Prueba de ello es el Sold Out o “agotado” del encuentro México- Argentina que con sólo el anuncio del cotejo en minutos se vendieron todas las entradas. Por consecuencia fue también el programa mas visto de la televisión mexicana. Aquí es pertinente aclarar que fue masiva su sintonización precisamente porque fue tv abierta. De no serlo hubiera habido millones de pobres lamentando no tener ese partido. Sin embargo en general si no se tiene contratado de manera especial ciertas señales de televisión la brecha entre nosotros los pobres y ellos los ricos se hace mas profunda.

En este ambiente financiero se desenvuelven las hostilidades como dirían los cronistas clásicos. Por mas aficionado que seas siempre te encontrarás con que si no eres pudiente se hacen imposibles muchas cosas. De entrada, por ejemplo, subirse a una aeronave de Qatar Airways por once horas de placer aéreo ya le significa a un bolsillo decenas de miles de pesos. Bajar del avión y registrarse en una habitación modesta –si las hubiere- y pocos días porque es mas probable que México, nuestra selección no dure mucho y sea eliminada, como acaba de ocurrir. Tener tres accesos por persona a tres partidos de la fase de grupos también representaron desde su origen una obligación y un costo significativo. Se debe aclarar que sin esos boletos no es posible ingresar al emirato. Si requiere mas boletaje se arriesga a ser “asaltado” por un revendedor que seguro le encajará el diente a su presupuesto tasado en pesos y obligado en dólares. Ya llegó usted?. Ya tiene habitación y boletos pero tiene que comer! Según datos de la oficinas de turismo existen opciones para todos los presupuestos pero de ricos, digo yo. Por mas que se esfuerzan los enviados por descubrirle y recomendarle a los perplejos televidentes mercadillos y fondas y que sabemos que jamás viajarán a medio oriente, no existen opciones modestas para bolsillos modestos en un país con la economía de lujo de la sede del Mundial. En el colmo de la “crueldad” televisiva los enviados salen a hacer reportajes de la gastronomía local seguramente pidiendo permiso de hacer algunas tomas y preguntas a restaurantes de todo lujo que ni ellos mismos visitarán como clientes aun con sus viáticos en virtud de su altísimo costo. Acaso lo harán algunos conductores ricos que en efecto si los hay.

En las tomas abiertas de las tribunas podemos fácilmente reconocer a los ricos. Son mayoría absoluta. Son familias de todos los países participantes que agitan sus joyas, sus relojazos y pulseras –evocando a John Lennon- en lugar de aplaudir. Se repite una y otra vez las tomas en donde los asistentes están grabando escenas de su experiencia mundialista con aparatos telefónicos de alta gama como se dice y también se repiten escenas de algunos personajes de esas familias aburridas y ansiosas por irse ya al shopping. En la victoria y aún en la derrota a leguas se conoce que son dueños o CEO´s de empresas, juniors, altos funcionarios, empresarias y empresarios exitosos y familias completas que gozan de fortunas en sus países de origen y que no requieren que los diputados les autoricen 12 días continuos de vacaciones. Por supuesto habrá excepciones de fanáticos modestos que ahorraron muchos meses para darse ese lujo que están seguros que lo valen. Son la excepción. Cuando las cámaras enfocan al público asistente siempre vemos ricos o ricas que al mirarse en las pantallas locales revelan una joya, un reloj costoso y playeras originales que distan muchísimo de ser los habituales fanáticos del balompié de las Chivas o los Pumas; del River o las barras bravas del Boca o los obreros que caminan con el Liverpool o cualquiera de los Manchesters de la Liga Premier. No vemos torcedores del Palmeiras o Sao Paulo o del Fluminense carioca. Tampoco son ecuatorianos modestos aficionados de Liga de Quito ni del Cumbaya FC; no hay modestos seguidores de los populares del Wydad Casablanca o el Olympique Marocain del sorprendente Marruecos ni entusiastas del Casa Sports FC o el Généretiont Foot de Dakar en Senegal. Los coreanos del sur que animan en su tierra al Jeonbunk Hyundai Motors de la K League no están en Doha. Sin ánimo de discriminar de ninguna manera a quienes si pudieron viajar y verse en las transmisiones los pudientes casi todos son fanáticos de ocasión y mas bien turistas de temporada. Seguro habrá excepciones pero serán sólo eso, los pobres a la tele abierta y los ricos a tomar aeroplanos, montar camellos y conocer gastronomías extrañas so pretexto del deporte inventado por los caballeros ingleses.

En tanto eso pasa, aquí en la CDMX los ricos que no fueron degustan bebidas y alimentos en los restaurantes caros que sí tienen la señal y cuya cuenta alcanzará las cuatro cifras y la alegría de gritar –si se presta – ¡Viva México Campeones!. Los nuestros en Catar entonan el himno nacional a todo pulmón como nunca lo han hecho en su propia patria y entonan también el Cielito Lindo cuando lo suyo, lo suyo es el pop inglés o coreano y la música clásica, según la edad. Los restaurantes de Masaryk o Santa Fé repiten la patriótica escena.
Los ricos de México que no pudieron viajar se citan en grupos muy bien ataviados con playeras o-r-i-g-i-n-a-l-e-s-nada de “clones”; celulares de catálogo, y vehículos de lujo que entregan al valet parking no sin antes advertirle que se lo encargan mucho eh güey?.

Dispuestos a celebrar con unas cubeibis o unos jaiboles los goles del tricolor en el antro de moda a los juniors nunca se les ha visto en las tribunas de los estadios -a los que sólo van los nacos-fuerte palabra me digo yo, si acaso en un palco y en la final si juega el América eh güey! ( otra vez ). Les acompañan por cierto jovencitas bellas y muy producidas también con disfraz de aficionadas que aunque el fut les da flojera o como se diga, se la pasan rico en los partidos del Mundial comiendo sushi y tomando carajillos. Las grandes mayorías verán en sus propias casas el fenómeno deportivo del Mundial y excepcionalmente apartarán un metro cuadrado de plazoleta y se irán al Fan-Fest que montan las cerveceras para ver lo que doña tele no les transmitirá.

Definidas las semifinales a disputarse entre dos europeos, un africano y un sudamericano los pronósticos parecen favorecer a los galos aún sin Karim Benzema. Es el actual campeón. Existe alguna simpatía por Croacia y su volante incansable Luka Modric ampliamente conocido por su militancia en el Real Madrid. Hay también mucho apoyo para que Leo Messi por fin sea campeón del mundo y corone la epopeya que vive desde niño. Como ocurre con el rival más débil Marruecos, se le apoya más por sentimiento que por razón. Creo que no será el caso: ví a los del Magreb frente a España y Portugal mas fuertes que nadie. En una de esas nos dan la sorpresa y se corona el primer equipo africano y defensor del orgullo árabe. Hoy por hoy proveedores de talentos de las principales ligas del viejo continente. Ya no habrá -excepto el aburrido partido por el tercer lugar – transmisiones a pagar. Las semis y la final van por tele abierta, sin costo. Si elige cantina o restaurante no se deje maltratar por gerentes y capitanes abusivos que a pesar de conocerlo de todo el año se vuelven petulantes ante el lleno seguro. Tampoco vaya a lugares que le obligan a beber cuatro y hasta cinco tragos para poder sentarse a mirar el fut. Ármese una carnita asada – que no asado – ó una pozoliza o taquiza de carnitas o barbacoa aunque sean apenas las nueve de la mañana. Lo que le dé su bolsillo. Así ayuda a la economía de su barrio y despide una vez más un Mundial donde los mexicanos brillamos por maletas a pesar de ser de las ligas que más pagan a sus jugadores y que más talento importamos descuidando a nuestras fuerzas básicas. En fin, los verdaderos clientes de los estadios y los estanquillos durante los torneos de Clausura y Apertura, si en es orden, somos nosotros los aficionados, si nosotros los pobres , ustedes…ustedes dirán.

*Director General de Factor D Consultores

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