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Crónicas morelenses.

Héctor Rosales

3 de enero de 2023

Doce deseos para el ciclo que comienza.

1. Aprender a elaborar conocimiento social desde el arraigo y el reconocimiento de nuestros territorios. En nuestro caso volver a caminar los senderos del Estado de Morelos para recrear la geografía y pensarla como escenario de acciones concretas para el bien vivir.

2. Reconstruir la historia del arte en nuestro Estado, especialmente la del siglo XX como preámbulo para comprender las expresiones artísticas de nuestro tiempo. Fortalecer los vasos comunicantes entre las expresiones artísticas populares y las expresiones del arte especializado.

3. Comprender las relaciones entre lo regional y lo nacional para construir agendas de acción para la participación ciudadana en los asuntos públicos. Ampliar el conocimiento sobre las políticas públicas que tienen que ver con la salud, la educación, el arte y la cultura.

4. Ensayar la capacidad de proponer visiones de futuro para la sociedad mexicana, como parte de las sociedades humanas, para enfrentar las crisis ambientales, de la seguridad interior y la seguridad internacional.

5. Difundir las ideas de autores que han planteado la necesidad de ampliar nuestra conciencia para reconocer nuestra unidad con la Tierra y el Universo.

6. Reconocer los derechos de la naturaleza y recuperar nuestra capacidad para sentir la dimensión sagrada de la vida.

7. Colocar los derechos de la infancia como eje de todas las políticas públicas nacionales e internacionales.

8. Revalorar las diferentes olas del feminismo y su contribución para crear sociedades libertarias, igualitarias e incluyentes.

9. Aceptar la diversidad de expresiones de la identidad y orientación sexual y crear condiciones justas para el ejercicio de este derecho en todas las sociedades.

10. Crear espacios y escenarios para vivir el diálogo intercultural en condiciones de justicia e igualdad.

11. Establecer alianzas con los pueblos y movimientos sociales que desde hace varias décadas han iniciado formas nuevas de ser y estar en el mundo.

12. Participar activamente en la innovación tecnológica orientada por principios éticos que favorezcan el arte de vivir bien.

Recuerdo que en un texto de Eduardo Galeano titulado: “El derecho al delirio”, nos invitaba a imaginar más allá de la realidad aceptada, un acto de libertad necesario para romper el cerco que nos impone la “normalidad” o el “deber ser”. Los muros imaginarios que nos mantienen inmovilizados. Al iniciar un nuevo año hay en el ambiente un aire de renovación, por eso nos atrevemos a invitar al público lector a diseñar su agenda de acciones donde pueda articularse lo personal con lo social. En la sociología de la cultura es útil el concepto de lo imaginario, precisamente para estudiar cómo se configuran distintas versiones sobre la realidad. Para el siglo XXI nos parece fundamental reconocer los niveles local, regional, nacional, internacional y mundial para imaginar y aplicar acciones que sean significativas en el contexto de las crisis de civilización que hoy se viven. 

Para superar el sentimiento de inutilidad, es importante recordar que la vida nos enseña que las transformaciones ocurren en lo micro. A su vez, el vivir humano consciente nos enseña la importancia que tiene la búsqueda incesante de sentido. Ejercitemos el arte de formular deseos y participemos activamente en el devenir de la vida social. 

Todavía está fresca en la memoria el confinamiento de la vida. Es nuestra oportunidad para recuperar las lecciones que hemos recibido. El arraigo tiene varios significados. El arraigo impuesto se vive como agobio y opresión. El arraigo elegido, en nuestro caso como habitantes de Morelos nos da la posibilidad de ejercer nuestra libertad al transformar nuestro territorio refirmamos nuestra identidad y abrimos las puertas para los senderos de futuro.

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