Residencia de Lázaro Cárdenas y Katy Jurado/ diversas visitas de Emiliano Zapata y su gente/ Lugar sagrado del dios Xipe Totec/ Ana María Arroyo su cronista…

 

Recorrer el municipio de Cuernavaca es toda una aventura. Poco a poco se descubren datos que permiten ofrecer un rostro desconocido de una comunidad que sufre, igual que muchos poblados y colonias, los estragos de un ayuntamiento que no alcanza a otorgar soluciones a su problemática social.

El pueblo de Chipitlán también tiene su historia y raíces dignas de ser retomadas -aunque muchos de sus habitantes las desconocen- para la ilustrar cómo es uno de los doce pueblos de nuestra ciudad capital.

El agua y alumbrado público son un serio problema, debido a la escasez de la primera y la nula atención de las autoridades por colocar y mantener las pocas luminarias que existen en sus calles.

Chipitlán abarca desde el Puente de la Muerte hasta parte de Las Palmas, la calle Tlaquepaque, donde se ubicaba una placa de cantera para su delimitación y cuyo paradero se desconoce actualmente, como se desconoce también quién o quiénes la quitaron.

A Chipitlán lo conforman la colonia Quinta Roo (anteriormente denominada Burocrática); Los Pilares (la ciudad perdida); Mina Cinco; El Polvorín (Lázaro Cárdenas actualmente); Las Guacamayas; Loma Bonita; La Adolfo López Mateos, con sus seis secciones incluida La Parota; Arboleda Chipitlán y, Los Guayabos.

De acuerdo con la cronista de Chipitlán, Ana María Arroyo, las raíces prehispánicas y su fundación datan de mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles, situación que desconocen incluso sus moradores pues muchos de estos hechos se han transmitido de manera oral de generación en generación entre los oriundos del lugar.

El nombre de Chipitlán no obedece a cuestiones etimológicas -así el significado sería “lugar donde abundan los niños o chipiles”-, pues en realidad se debe al lugar sagrado del dios prehispánico Xipe Totec, pues aquí existió un templo ceremonial en su honor.

De acuerdo con la tradición oral de las primeras familias, Chipitlán fue fundado por seis familias provenientes de varios estados del país y que cada 21 de marzo ofrecían sacrificios en honor al dios Xipe Totec para tener buenas cosechas.

Muchos años después, ya en plena efervescencia revolucionaria, uno de los ancestros de la profesora y cronista, Ana María Arroyo, ofrecía su casa y alimentos al Caudillo del Sur, Emiliano Zapata, y a sus huestes, fueron muchas las ocasiones en que Chipitlán albergó a la gente de la revolución del sur.

Después del periodo de la Revolución, Lázaro Cárdenas -quien tenía una finca de descanso en lo que hoy se conoce como Casa Palmira-, otorgó certificados parcelarios y Chipitlán fue reconocido como uno de los pueblos de Cuernavaca.

Entre las familias de los primeros ejidatarios destacan los apellidos Meneses, Cabrera, Aldama y Arroyo, entre otros.

El ejido se fue transformando con la modificación del artículo 27 de la Constitución, que permitió a los dueños de las tierras ejidales poder venderlas, a partir de entonces el crecimiento demográfico de este lugar se acrecentó con la llegada de empresas inmobiliarias, una de las primeras que compró las tierras de riego fue Casas Geo para construir un conjunto habitacional.

A pesar de ser un pueblo donde abundaba el agua, árboles frutales y una extensa variedad de fauna, con el paso del tiempo y el crecimiento urbano ésta fue disminuyendo.

El primer impacto ambiental que sufrió el lugar fue la construcción de la carretera México Acapulco, hoy conocida como autopista y en el tramo que comprende Chipitlán, el Paso Exprés o De la Muerte, apodo que no es nuevo: ya la avenida Morelos tenía un mote parecido, cuando en la época del segundo Imperio los soldados zuavos fueron derrotados en lo que hoy conocemos como avenida Morelos.

Al tenderles una emboscada en los tecorrales de aquel entonces, toda esa avenida hasta el puente que colinda con el municipio de Temixco fue testigo de la muerte de los invasores, por eso en un principio se le llamó la Bajada de la Muerte, después el Puente de la Muerte y finalmente el Puente del Pollo.

De las tradiciones que tiene este pueblo y que aún conserva, está la celebración de la Virgen el 24 de mayo, en honor a la Virgen María Auxiliadora. Desde nueve días antes se lleva a cabo un rosario en su honor y diferentes calles son adornadas para culminar con las mañanitas a las 6 am encabezadas por las familias de los ejidatarios, quienes contratan la banda de música de viento. A lo largo de ese día se organizan diferentes misas en donde la gente aprovecha para organizar otras ceremonias como primeras comuniones y confirmaciones.

A lo largo del tiempo, Chipitlán ha enfrentado una seria transformación. Después de que cerrara el tutelar para menores, hoy conocido como Cempla, en Acapantzingo, fue reabierto en donde antaño eran los lavaderos del pueblo, que después, en la época de López Portillo se convirtiera en La Lavandería y cada 6 de enero se distribuían juguetes a los niños del lugar.

Más tarde se ubicó ahí al ICATMOR, luego la telesecundaria Lázaro Cárdenas, ubicada actualmente en las inmediaciones de casas Geo en el Polvorín y, finalmente, un centro de salud.

La primera escuela que se fundó ahí fue la primaria Benito Juárez, que anteriormente funcionaba en la llamada casa colorada (hoy la ayudantía municipal). Contaba con parcela escolar, huerto y campo de futbol en terrenos que cedió para que se fundara la segunda primaria, la Felipe Rivera Crespo que más tarde cambió de nombre a Rafael Ramírez. El campo de futbol lo cedió para la construcción de la secundaria federal número 4 “Valentín Gómez Farías” y la parcela es ocupada hoy por el Conalep Chipitlán.

Algunas de las personalidades destacadas que aquí se asentaron son el general Lázaro Cárdenas y Katy Jurado, artista internacional de cine y TV.

Hoy los principales problemas que enfrenta son el tráfico vehicular pues, cuando se ubicaron aquí las oficinas de la PGR, se abrió la calle Amador Salazar para dar acceso a la autopista y, ahora, por ahí circulan a diario cientos de vehículos durante todo el día.

Aunque hay varios pozos de agua potable, ésta escasea aunque no sea época de estiaje. El robo a casa habitación, las balaceras, el asalto a transeúntes y estudiantes y el comercio ambulante sin control forman parte de la problemática que hoy en día presenta este pueblo, en donde cada vez son menos los oriundos y abundan las familias provenientes principalmente de Guerrero.

 

 

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