Los indicadores en Morelos evidencian violencia de género y discriminación

+ Las morelenses son víctimas frecuentes de agresiones en todos los espacios en que habitan

+ La Alerta de Violencia de Género no ha servido para garantizar la paz de más de un millón 20 mil mujeres

+ La falta de acceso a la educación, el empleo, la salud, la seguridad y la justicia, evidencian violencia de género sistémica en Morelos

 

En Morelos hay poco más de un millón 20 mil mujeres, es decir, el 51.77% de la población. Y aunque son mayoría, casi el total de los indicadores para medir el desarrollo individual o por grupo demográfico demuestran que nacer mujer en Morelos es una desventaja que, aunque tiene su más cruel expresión en la violencia de género (casi 435 mil de ellas han experimentado alguna agresión en los últimos doce meses), también se muestra en desigualdad salarial y de acceso al empleo, a la salud, a la educación y hasta en la relación con las autoridades que, se supone, deberían protegerlas.

Para las mujeres hay menos empleos y peor pagados

Aunque hay más mujeres que hombres en Morelos, la participación de ellas en lo que llamamos la Población Económicamente Activa (personas en edad de trabajar que contaban con una ocupación remunerada o esperaban tenerla y realizaban acciones para ello) refleja la primera inequidad en el sector productivo.

Sólo el 42% (362 mil 880) de la población económicamente activa está formado por mujeres, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Es decir, casi 95 mil mujeres en edad de trabajar no tienen ocupación remunerada, ni la están buscando. Esto no significa que no realicen labores, muchas de ellas en el hogar, sólo que no son remuneradas por ellas, ni lo esperan.

Más grave aún es que si bien la informalidad laboral es una condición grave en Morelos, ésta se presenta más en mujeres. 66.4% (casi 241 mil de ellas) tienen un empleo informal, con los problemas que ello representa, menor seguridad laboral, falta de acceso a la seguridad social, riesgos de trabajo mayores, etcétera.

De acuerdo con los últimos datos disponibles del INEGI (tercer trimestre de 2023), poco más de la mitad de la fuerza laboral femenina de concentra en trabajadoras domésticas (12.7%); empleadas de ventas, despachadoras y dependientes en comercios (10.4%); comerciantes en establecimientos (8.49%), preparadoras y vendedoras ambulantes de alimentos (3.8%); fonderas, vendedoras y comerciantes de comida (3.09%); trabajadoras en la elaboración de pan, tortilla, repostería y otros productos de cereales y harinas (3.01%); vendedoras por catálogo (2.52%); taqueras y preparadoras de comida rápida, antojitos, pizzas, hot dogs, jugos, café, etcétera (2.43%); trabajadoras de apoyo en actividades administrativas diversas (2.23%); vendedoras de artículos diversos, excluyendo alimentos (1.95%); maestras de enseñanza primaria (1.83%); peluqueras, barberas, estilistas y peinadoras (1.6%); meseras (1.53%); profesoras de secundaria, (1.27%); trabajadoras en viveros e invernaderos (1.21%); secretarias (1.12%); recepcionistas y trabajadoras que brindan información (1.1%); y cajeras, taquilleras y receptoras de apuestas (1.1%).

La concentración de la fuerza laboral femenina en estas categorías de ocupación sirve parcialmente para explicar otro fenómeno de inequidad. En Morelos el salario promedio de las mujeres es de apenas el 65% del sueldo mensual de los hombres. En promedio, las mujeres de Morelos perciben salarios de mil 940 pesos mensuales, contra dos mil 960 pesos de los hombres.

La caída salarial entre el 2022 y el 2023 afectó más a las categorías de ocupación que emplean a más mujeres, según la misma fuente. El salario de las comerciantes en establecimientos, por ejemplo, cayó en 60 por ciento en un año y se ubicó por debajo de los 800 pesos mensuales; el de las preparadoras y vendedoras ambulantes de alimentos se redujo un 30%, para llegar a los dos mil pesos promedio; las empleadas de ventas, despachadoras y dependientes de comercios tuvieron una caída salarial de casi 25%, con lo que su ingreso se ubicó en mil 420 pesos promedio.

Con estas cifras, el 48.4% de las mujeres trabajadoras de Morelos padecen pobreza laboral. Esto es, más de 175 mil 600 mujeres en Morelos no pueden adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral. Esta condición afecta al 43.9% de los trabajadores hombres.

En un estado en donde el riesgo también está en las calles, los tiempos de traslado al empleo suelen amplificar el lapso de exposición de las mujeres al peligro. El INEGI también reporta que solo el 31.7% de las mujeres que tienen labores remuneradas tarda menos de 16 minutos en trasladarse de su casa al trabajo. El 24.5 por ciento, en cambio, deben cubrir trayectos de más de 31 minutos, 1.47% cubre tiempos de traslado superiores a las dos horas. En contraste, la proporción de mujeres que no se traslada al trabajo es mucho mayor en mujeres, 18.1% que, en hombres, 11.4%.

La violencia en el empleo

Y si el acceso a trabajos remunerados es difícil para las mujeres, estar en ellos tampoco se facilita. La Encuesta Nacional sobre Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de INEGI, expone que por lo menos una de cada cuatro trabajadoras en Morelos ha sufrido violencia en el empleo a lo largo de su vida laboral, y 18% la sufrieron durante los doce meses previos al levantamiento.

A lo largo de la vida laboral, la violencia física y sexual es la de mayor incidencia con 14.7% de víctimas entre la fuerza productiva femenina; mientras que en los doce meses previos al levantamiento de la encuesta la que prevaleció fue la discriminación con un 17.9% de víctimas.

Respecto de las personas agresoras, a lo largo de la vida laboral, los principales victimarios son compañeros de trabajo (30.5% de los casos). Las principales modalidades son la violencia psicológica, con 32.7% de incidencia, y la física o sexual, con un 28.9%; mientras que, en los doce meses anteriores, los compañeros de trabajo ejercieron violencia psicológica contra el 30.1% de las mujeres que trabajan, y los clientes agredieron física o sexualmente a 29.5% de las mujeres.

De los casos de discriminación, en los doce meses anteriores a la encuesta, el INEGI reporta que el 10.1% son casos en que las mujeres recibieron un salario menor al que un hombre que hace el mismo trabajo o tiene el mismo puesto; el 8.1% afirma haber tenido menos oportunidad que los hombres para ascensos en el organigrama; y 5.4% acusaron tener menos prestaciones que los hombres en el mismo nivel o puesto.

Las mujeres estudian más, pese a los escenarios de violencia

En promedio, las morelenses estudian más que sus paisanos varones. De acuerdo con el INEGI, el 10.4% de las mujeres morelenses mayores de quince años reportó como su máximo nivel de estudios la primaria; 15.6%, la secundaria; 10.3% la preparatoria y el 9.11% licenciatura; la proporción en cada uno de los casos es mayor en casi uno por ciento a la proporción de hombres con ese grado de estudios como máximo.

En cambio, la proporción de personas con estudios de posgrado es ligeramente mayor en los hombres. Quienes tienen nivel maestría representan 0.98% de los hombres, contra 0.92% de las mujeres. Mientras que, en el caso de doctorado, los hombres que concluyeron ese nivel de estudio son el 0.52% de los morelenses con ese género, por 0.19% de las mujeres.

Aunque ocurre menos que en el pasado, cuando se margina a las mujeres de los estudios esta separación suele ser total, como muestra el que el 59.5% de la población analfabeta en el estado sean mujeres. Alrededor de 52 mil mujeres en Morelos no saben leer ni escribir; habilidades con las que tampoco cuentan poco más de 35 mil 540 hombres.

Para las mujeres morelenses, estudiar tampoco es sencillo. El reto inicia con los tiempos de traslado; casi la mitad de las morelenses tiene que cubrir trayectos mayores a los quince minutos para asistir su plantel educativo. Más de 14 mil mujeres en edad escolar tienen que atravesar trayectos de traslado mayores de una hora para poder estudiar.

El escenario escolar también es fuente frecuente de violencia, y aunque los casos más sonados de agresiones contra las mujeres provienen de sus maestros, de acuerdo con la ENDIREH, son los compañeros y compañeras quienes más frecuentemente ejercen violencia contra las mujeres. A lo largo de su vida escolar, el 30.8% de las alumnas sufrieron alguna forma de violencia, que se ha presentado en casi iguales proporciones 17.4% psicológica y física, y 17.2% sexual.

Respecto de los agresores, a lo largo de la vida escolar, 46.7% sufrieron violencia sexual y 37.3% psicológica de algún compañero; aunque el 39.5% de las víctimas reportaron haber sufrido violencia física de una compañera. Los números aumentan si se revisan los doce meses anteriores al levantamiento; las víctimas de violencia sexual por compañeros alcanzaron 48.8%; las de violencia psicológica 33.5%, también proveniente de sus compañeros; y el 57.3% reportó ser víctima de violencia física por parte de alguna compañera.

El difícil acceso a la salud y más violencia

La caída en la cobertura de los servicios públicos de salud coloca a Morelos como el tercer estado que más gasta en medicina privada. El 63.4% de los usuarios acudieron a hospitales, clínicas y consultorios privados de acuerdo con el más reciente dato del Instituto Nacional de Salud Pública recogido por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social, Coneval en el 2023.

El problema de acceso a la salud es más percibido por las mujeres en tanto son usuarias más frecuentes de los servicios médicos (las mujeres acuden 4.2 veces más que los hombres), pero también porque ellas suelen hacerse cargo del cuidado de la salud de las familias. A esto habría que sumar que el 35% de las viviendas en Morelos son administradas totalmente por mujeres.

De las más de 558 mil 500 mujeres de 15 a 49 años en el estado, el 59.8%, casi 334 mil no son derechohabientes de los servicios de salud pública, según datos del gobierno de Morelos. A pesar de ello, los Servicios de Salud Morelos gastaron en 2023 apenas 16 millones 171 mil 890 pesos en programas de atención a la mujer; que se desglosan así: 8 millones 952 mil 610 pesos, para prevención de cáncer de la mujer; 4 millones 634 mil 780 para prevención de la violencia familiar, sexual y contra mujeres; y dos millones 584 mil 500 pesos para salud materno infantil. Un gasto de 29 pesos al año por mujer en edad fértil.

Mientras tanto, en 2023, la Secretaría de Salud reconoció el registro de 198 casos de cáncer de mama y 66 defunciones por el padecimiento en el año; y de acuerdo con datos del INEGI es el octavo con mayor incidencia en cáncer cervicouterino.

Peor aún, de acuerdo con la ENDIREH, el 37.5% de las morelenses que tuvieron un parto o cesárea experimentaron violencia obstétrica, una práctica en la que Morelos es el quinto lugar en el país.

Los datos exponen que el 27.6% de las mujeres sufrieron maltrato físico o psicológico de quienes las atendieron durante el parto, y 16.4% fue sometida a tratamientos médicos que no autorizaron. En el caso de quienes tuvieron cesárea, el 24.7% sufrió maltrato físico o psicológico, y el 25.5% (una de cada cuatro), tuvieron tratamientos médicos no autorizados.

Los números de la tragedia

En el 2015, la Comisión Independiente de los Derechos Humanos solicitó al Instituto Nacional de las Mujeres la declaratoria de Alerta de Violencia de Género para el estado de Morelos. La petición se basaba en el alto número de feminicidios y la violencia sistemática contra las mujeres que se practica en el estado. El 10 de agosto de ese año, la Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, (Conavim), declararon la Alerta de Violencia de Género, que incluye una serie de acciones interinstitucionales para frenar las agresiones de todo tipo en contra de las mujeres en Morelos. La alerta incluía los ocho municipios que entonces se consideraron como de mayor riesgo para las mujeres: Cuautla, Cuernavaca, Emiliano Zapata, Jiutepec, Puente de Ixtla, Temixco, Xochitepec y Yautepec. Los casos de agresión, lejos de reducirse, fueron aumentando. En el 2023 se incorporó al mecanismo a Huitzilac, Tepoztlán y Xoxocotla.

Entre 2015 y enero del 2024, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reconoce que en Morelos se han cometido 275 feminicidios; de ellos, 183 ocurrieron en la administración de Cuauhtémoc Blanco. Pero las colectivas feministas registran muchas más. Sólo en lo que va del año el Instituto de la Mujer de Morelos, y organizaciones civiles tienen un conteo de 20 feminicidios durante el 2024.

De esos crímenes, más del 80% permanecen impunes, de acuerdo con la organización Impunidad Cero. Fenómeno que favorece el incremento en la incidencia, según han anotado organizaciones no gubernamentales. Peor aún cuando una buena parte de los feminicidios quedan registrados como homicidios dolosos de mujeres y la tasa de impunidad en este crimen para Morelos supera el 98%.

El año con más feminicidios en la historia del estado fue el anterior, en que la autoridad reconoció 44, lo que apoya la tesis del crecimiento en el crimen que han denunciado las organizaciones civiles.

Los delitos contra la libertad sexual (abuso, acoso y hostigamiento sexual, violación simple y equiparada e incesto, principalmente), cuyas víctimas son principalmente mujeres, también han incrementado en número. En 2015 el total de denuncias por estos delitos alcanzó 969; de ellos, 415 fueron por violación simple; en el 2023, se registraron mil 259, de las que 470 fueron por violación simple.

Junto al feminicidio, los delitos contra la familia fueron los que registraron un mayor incremento proporcional. En 2015 se denunciaron 4 mil 565; de ellos, 4 mil 34 correspondieron a violencia familiar; en el 2023, las denuncias por delitos contra la familia llegaron a seis mil 557; de las que 5 mil 801 fueron por violencia familiar.

La ENDIREH reporta que el 43.3% de las mujeres han sufrido alguna forma de violencia en la comunidad durante su vida; el 39.9% padeció agresiones de naturaleza sexual, el 19.3% psicológica y el 10.7%, física. En la comunidad, los principales agresores son desconocidos.

En el ámbito familiar, el 11.5% de las mujeres de quince años o más han experimentado alguna forma de violencia; la psicológica ocupa el primer lugar con 9.6%; luego la económica, con 2.9%, la física, 2.7% y la sexual el 1.1%.

En cambio, en la relación de pareja, las agresiones aumentan. El 40.8% de las mujeres en Morelos han sufrido algún tipo de agresión en su última o actual relación. La violencia psicológica fue la más frecuente al victimar a 35.6% de las mujeres; luego la económica con 19.5% de víctimas, la física afectó al 19.5%; y la sexual al 6.1%.

Poca confianza, pocas denuncias

En términos generales, revela la encuesta del INEGI sobre relaciones en los hogares, las mujeres no denuncian la violencia de que son víctimas. En el espacio comunitario, el 93.2% de las mujeres no solicitaron ayuda ni denunciaron la agresión; en el ambiente laboral la cifra de no denuncia es de 90.6%; en la escuela, 89.2%; en la familia de 82% y en la relación de pareja, el 79.2% de las víctimas no denunciaron.

La falta de denuncia sobre delitos cometidos en contra de las mujeres no solo evidencia que el ambiente de violencia es mucho mayor al que reportan los datos oficiales. De hecho, los datos del INEGI respecto a la percepción de seguridad en el estado revelan que las morelenses se sienten más inseguras que los hombres. El instituto reporta que sólo 12.5% de las mujeres del estrato socioeconómico bajo se sienten seguras, en el medio bajo la proporción se reduce a 9.9%; 8.05% en el medio alto y 8.75% en el alto.

La falta de denuncia se ha asociado a la desconfianza que hay en las autoridades que se supone debían proteger a la ciudadanía. El 25.4% de las mujeres tiene mucha desconfianza de la policía de tránsito; 20.9% de la policía preventiva municipal, 18.6% de la policía estatal y 15.8% de la policía ministerial.

Desconfía mucho de los jueces el 14.2% de las morelenses, de las fiscalías y ministerios públicos estatales el 15.1%; de la Fiscalía General de la República, el 18%. En contraste los menores índices de alta desconfianza entre las mujeres son hacia la Guardia Nacional 11.1%; el Ejército, 5.45%; y la Marina, 3.08%.