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Siempre desde la izquierda

Angélica Estrada y Germán Muñoz

Para los impacientes: Margarita González Saravia, directora general de la Lotería Nacional, buscará la candidatura de su partido, Morena, para la gubernatura de Morelos; dice que no tiene, ni aceptaría, padrinazgos ni permisos de nadie. Que se está preparando para ejecutar, por fin, un gobierno en Morelos con una óptica realmente social, al servicio de la gente, pero que ella no ha promovido su imagen pues, para hacerlo, aún tendría que esperar las definiciones del procedimiento que establezca Morena.

Para los no tan impacientes: Margarita González Saravia es una persona compleja, nacida en el seno de una familia que se podría considerar conservadora, de abundantes recursos económicos e instrucción religiosa, desde muy joven, también desde el seno familiar, conoció de primera mano ejemplos de solidaridad y empatía con los sectores sociales marginados y pobres.

A los 15 años ya acompañaba a algunas de sus tías -monjas simpatizantes con la Teoría de la Liberación- a comunidades indígenas en Chiapas en donde, todas, buscaban ayudar a mejorar, aunque fuera un poco, las condiciones en las que se vivía en aquellas regiones.

Lo anterior es un antecedente sorpresivo para alguien a quien algunos tachan de fifí e improvisada por el solo hecho de proceder de una familia de dinero y no haber figurado en la primera fila de la política o el servicio público hasta ahora, que la invitó a la Lotería Nacional un viejo conocido de ella.

Pero Margarita González está muy lejos de ser cualquiera de esas cosas, a pesar del bienestar familiar, vivió gran parte de su vida compartiendo las estrecheces de las familias campesinas y desde joven se ha mantenido activa en la política, siempre a la izquierda.

También tiene antecedentes tanto en la administración pública -federal y estatal- como en la iniciativa privada, en organizaciones sociales, en espacios Universitarios, en partidos políticos y en fracciones de movimientos sociales incluso clandestinos. Ciertamente un currículum inusitado para alguien con una mirada apacible y voz suave como las de ella, y para los que no la conocen más que de oídas. Así, y siempre con una sonrisa a flor de labios, le concede la entrevista al director de La Jornada Morelos.

Las apariencias engañan

La mayor de diez hermanos, con la influencia de sus tías seguidoras de Sergio Méndez Arceo, en cuanto cumplió la mayoría de edad, Margarita se fue al monte, literalmente; dejando atrás el dinero de su familia y la escuela, a cambio de ideales revolucionarios -muy peligrosos y perseguidos en la década de los 70s del siglo pasado- y la comuna que, dice, fue su verdadera escuela.

“Yo no fui a la universidad; digamos que mi escuela fue el campo y los movimientos sociales. Cuando cumplí 18 años me fui de mi casa para siempre, me fui a Comala, en Colima y ahí estuve en una escuela para campesinos. Años más tarde llegaron allá refugiados argentinos, huyendo de la represión en su país, ellos se hicieron cargo de la escuela; fue allí en donde recibí instrucción marxista y tomé conciencia de la lucha de clases y de los cambios revolucionarios. Fue entonces donde yo definí muchas cosas, entre ellas mi gusto por visitar y ayudar comunidades; ahí se concreta mi carácter social de izquierda”.

A diferencia de los revolucionarios de salón o de los comunistas Armani, llegó a pertenecer a una organización clandestina denominada “Compañero”, surgida del movimiento del 68, maoísta, radical y que postulaba el combate a la desigualdad social.

Afirma que el movimiento del 68, aunque lo vio de lejos, se le quedó tatuado en la mente y la impulsaron a conocer “la realidad” fuera de su casa paterna, a la que no regresaría sino para ayudar a su familia a combatir una injusticia, cuando el “hermano incómodo” del expresidente Salinas de Gortari, con el apoyo de todo el aparato gubernamental, tanto federal como estatal, intentó apoderarse de los terrenos familiares en el municipio de Tlaltizapán.

En su juventud, Margarita incluso fue maestra del jardín de niños en Lomas de Padierna en el entonces Distrito Federal, cuando aquello eran “solamente cuevas”, reivindicadas por “el movimiento” a nombre de trabajadores y precaristas.

Cuando ”Compañero” salió de la clandestinidad se convirtió en el Movimiento Revolucionario del Pueblo, que más tarde se aliaría con el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), la Unión de Izquierda Comunista y el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) para fundar el Partido Mexicano Socialista (PMS), en el que Margarita llegó a figurar dentro del Comité Ejecutivo Nacional, cuando se lanzó la candidatura del ingeniero Heberto Castillo a la presidencia de la República.

A pesar de que su abuelo y su padre fueron presidentes del Banco Nacional de México, ella tuvo que buscar trabajo y dejar en pausa “la lucha” para atender a sus hijas y se empleó en Cuernavaca -por primera vez en su vida ganando un sueldo- en la organización civil Centro de Encuentros y Diálogos, fundada por Méndez Arceo.

Tiempo después, la contrataron para levantar encuestas en el Instituto Nacional del Consumidor, en donde su jefe directo resultó ser el futuro Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Pero, en aquel entonces, ella, del PMS, y su jefe, entonces en el PRI, no compartían filias políticas y Margarita desarrollaba su militancia fuera del horario de oficina.

“En ese entonces impulsábamos a un candidato para la presidencia de México; ahí iba por las tardes, después de cumplir con mi trabajo en el Instituto, me iba a la grilla, de esto no sabía mi jefe, el licenciado Andrés Manuel, pero en un momento determinado tuve que decirle, porque tenía que renunciar para apoyar en la campaña presidencial de Heberto Castillo como secretaria de finanzas de la campaña”.

“Me senté con él, le expliqué lo que hacíamos, incluso lo invité a unirse y salirse del PRI, como lo estaban haciendo figuras destacadas como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, y me acuerdo de que me dijo que no, que él conformaría el ‘partido del sureste’ y daría la lucha dentro del PRI. Ahí nos despedimos, pero después nos reencontramos en el PRD”.

Margarita participó activamente en las tres campañas de Cuauhtémoc Cárdenas y, desde Morelos, en todas las campañas de López Obrador. Para entonces ya había trabajado en la UAEM y fundado la Asociación Nacional de Balnearios y Parques Acuáticos, quizá producto de la mala experiencia con el “hermano incómodo”.

Un proyecto colectivo

Margarita González Saravia reconoce que pretende la gubernatura de Morelos, en donde su familia y desde luego ella, tiene raíces. Por su historia personal y su experiencia, cuando se conocen, se podría pensar que, por lo menos, tendría una visión de lo que necesita la gente, los empresarios, las universidades y los campesinos, pero dice que aún está en preparación, que se está alistando para ofrecer un verdadero gobierno de izquierda en Morelos.

“Sí, me estoy preparando, pero electoralmente no podemos hacer campaña; trabajamos con una asociación civil que se llama Red Ciudadana Transformando Morelos, generando enlaces populares muy grandes. Como tengo experiencia en organización popular de toda mi vida, no nos ha sido difícil avanzar rápidamente, y la gente nos cree, eso es lo más importante. La gente sí quiere un cambio, quiere un proyecto diferente y quieren que las cosas sean más en la línea de la Cuarta Transformación”.

Yo no necesito fuero

“A todos los que me han buscado les he dicho que no voy a aceptar una senaduría, ni diputación local o federal, ni ningún otro puesto de gobierno. Yo no necesito fuero de nada, yo quiero ayudar al estado desde la gubernatura, pero no como un proyecto personal: éste un proyecto colectivo, es un proyecto de mucha gente aunque alguien lo tiene que encabezar, pero es un proyecto en donde estamos recogiendo el sentir de las comunidades agrarias, de las colonias populares, de los científicos, de los maestros y de todos los sectores sociales para lograr enfilar al estado hacia una verdadera cuarta transformación”.

Siendo, Margarita González una funcionaria cercana al presidente de México, con quien incluso mantiene una relación de amistad, asegura que eso no es un factor para pensar en la búsqueda de la candidatura. “No soy corcholata de nadie. Claro que el Presidente sabe de mi intención de participar en las próxima elecciones pero él no se mete, él nos deja hacer y trabajar”.

Morelos, confrontado

“Si ganamos, quisiera una transición tranquila, dentro de la ley y del marco legal. Como dice el Presidente, no me voy a quedar viendo hacia el pasado, sino que pondremos la mira en cómo construimos el futuro. Aquí en Morelos se necesita mucha unidad, pues está muy escindido. Necesitamos la unidad entre el Legislativo y el Ejecutivo, necesitamos acuerdos y platicar. No queremos confrontación”

“Hay que trabajar por la unidad, yo creo que hace mucha falta, pero hay que trabajar por la unidad también con los municipios, que también están confrontados, desunidos”.

“Creo que cuando se gana una elección hay que entender que no vas a trabajar para partidos, sino para la sociedad y, entonces, hay que establecer acuerdos con todos los municipios sin importar el origen político que tengan, porque hay que trabajar por el bien de la gente. La desunión le afecta a la población, más que a nadie, porque se pierden recursos y tiempo”.-

Margarita González se apoya en su experiencia y las vivencias de primera mano que tuvo en la adolescencia y se dice dispuesta y preparada para hacer frente a la problemática social de Morelos y en buscar las responsabilidades compartidas con otros niveles de gobierno y Poderes, y la unión entre las diversas comunidades de la entidad, priorizando la igualdad para los sectores más vulnerables.

¿Una mujer en la gubernatura?

“Claro que Morelos está preparado para ser gobernado por una mujer, hay muchas compañeras que podrían encabezar el gobierno estatal, en la Universidad o en el Poder Judicial. Pero no es solo de que gane una mujer, sino cuál es su proyecto, cuál es su plan de gobierno, cuáles son sus políticas para el bien de la sociedad. Eso es lo que marca la diferencia”.

“Morelos está listo para ser gobernado por una mujer; la naturaleza de nosotras es la política social y claro que podemos llegar a estos cargos, hoy, por ley, se nos permite y debemos quitarnos el miedo a participar y tener estas representaciones. Hoy comienzo a prepararme no solo para contender sino para gobernar en beneficio de mi pueblo morelense”.

Así, el próximo paso para Margarita González Saravia es participar en los procesos internos de su partido y en el mecanismo de la encuesta -en la que, por cierto, sí cree y considera una herramienta útil para medir, entre otras cosas, el arraigo de los contendientes. Desde luego, confía en obtener la candidatura en su momento pero, de no ser así, apoyaría al vencedor reconociendo su triunfo y haciéndose a un lado.

De una u otra forma, Margarita González tiene claro que va a continuar trabajando, como hasta el momento, a favor de la gente y en “ayudar a mi pueblo de Morelos” pero, siempre “en la izquierda, en apoyo a la base social”.

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