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El Chapitel de la Virgen de Guadalupe, frente a la iglesia de El Calvario, en Cuernavaca, recibe desde la noche de este lunes a miles de peregrinos y fieles católicos morelenses que cantan las tradicionales Mañanitas, participan en misas y rezan agradecimientos o peticiones a la Virgen de Guadalupe, en la primera verbena de las fiestas navideñas.

Poco antes de caer la noche, a las 18 horas de este lunes, se celebró la primera de nueve misas y seis celebraciones eucarísticas dedicadas a la Virgen Morena, considerada por la comunidad católica la madre de México, y por antropólogos e historiadores un símbolo de unidad nacional.

Entre olores de pólvora de cohetones, fritanga, veladoras e inciensos, la figura monumental de la Guadalupana ubicada en un pequeño chapitel frente a la Iglesia de tono neorrománico, recibió a sus primeros visitantes y peregrinos. Pese al frío, cientos de familias formaron ríos de personas que paseaban por el tianguis que vendía tamales, tacos, quesadillas fritas, pambazos y la infaltable “fayuca”, y que ocupaba dos cuadras de la calle Matamoros, desde su origen en Ricardo Linares, hasta el semáforo de la calle Victoria.

El Chapitel de El Calvario en Cuernavaca ha sido punto de encuentro de peregrinos desde finales del siglo XVIII. Aunque desde mediados del siglo XVI funcionaba como “humilladero”, es decir, un lugar devoto a la entrada de algún pueblo; en el caso del que desde décadas después aloja al Chapitel, marcaba la entrada de la villa de Cuernavaca. En el sitio, los peregrinos que iban a Chalma descansaban y comían frente a la cruz que se ubicaba donde posteriormente se construyó el alojamiento de la Virgen.

Pero la historia importa menos que la tradición a las familias que asisten a la celebración de la Virgen de Guadalupe cada doce de diciembre. Los padres, abuelos y bisabuelos de muchos de los asistentes les enseñaron a visitar a la Virgen, a pedirle favores, a organizar peregrinaciones y mandas, a vestir de Juan Diego a sus hijos pequeños, porque así se forjan las tradiciones.

Cerca de la imagen de la Virgen los fotógrafos ofrecen imágenes con los pequeños disfrazados frente a un escenario campirano. Hay que decir que la fiesta de la Virgen en el Calvario, aún siendo la más antigua y tradicional, no es tan grande como la que se celebra en el barrio de Gualupita, a unos cientos de metros, y donde suele haber hasta feria. Pero la del centro de Cuernavaca atrae siempre a muchas más personas.

Aquí en El Calvario, las Mañanitas y los cohetones duran toda la noche y gran parte del día. Los antojitos mexicanos y la música de mariachi, estudiantina y pequeña orquesta (las Mañanitas estelares fueron tocadas por la banda musical de la Comisión Estatal de Seguridad Pública), son la parte más duradera de la celebración.

Los menos glotones piden apenas un chicharrón preparado, pero son minoría frente a la cantidad de comensales que le entra al pozole, el pambazo y la garnacha como si no hubiera mañana. No hay muchos lugares que vendan ponche y buñuelos, pero tampoco hay una demanda excesiva, la noche es larga y el frío obligan a meterle más calorías al cuerpo y eso siempre se resuelve con las enormes quesadillas, la grasita del pambazo y el caldo del pozole lleno de maíz.

Ya más cerca de la Iglesia, donde son las celebraciones religiosas y frío amaina entre tanto católico reunido, la vendimia de modera, pero no termina, en el atrio uno puede conseguir imágenes de la Guadalupana y protagonistas del santoral a precios más o menos moderados. Alguien más vende veladoras.

El flujo de gente es tal que, a pesar de no estar cerrada, la avenida Morelos es un verdadero caos. Policías de tránsito intentan regular el flujo de peatones que atraviesan el crucero de Ricardo Linares y la avenida y tienen un éxito moderado. No ha habido accidentes, pero la carga vehicular es imposible.

Poco importa eso cuando se logra atravesar. El fervor de los devotos guadalupanos puede con eso y más, hay los que van a agradecer por la salud y los que van a pedirla; los que quieren encontrar trabajo, amor, consuelo, los que prometen dejar de beber. Tantas peticiones y agradecimientos para fortalecer la voluntad en la fe demostrada con actos sean peregrinaciones o rezos.

Y hay toda clase de premios, desde la fe compartida en familia, la cena, los premios de la vida al tesón y la voluntad humanas, o esa aparente casualidad que los religiosos ubican como el milagro.

Para este doce de diciembre, la Parroquia de San José El Calvario ofrecerá misas a las 7, 8, 12, 14, 17 y 18 horas. La misa solemne será a las 10 de la mañana y la oficiará el Obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien al mediodía en Catedral dirigirá también la misa de Consagración de la Virgen de Guadalupe a las 12 horas.

En el barrio Gualupita, donde también se cantaron las Mañanitas a la Virgen desde el primer minuto de este martes, las misas serán desde las seis de la mañana cada dos horas. Las celebraciones se acompañan con la feria del barrio, juegos pirotécnicos y los tradicionales antojitos mexicanos.