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Aleksandra Ácimovíc Popovic llegó a México de paso rumbo a los Estados Unidos donde visitaría a unos tíos. Venía de Sudamérica, de Buenos Aires, Argentina donde vivió su niñez y su adolescencia. Italiana por nacimiento, hija de inmigrantes balcánicos – todavía existía Yugoslavia, desaparecida en el 1992- había nacido en la provincia de Apulia en el poblado de Bari, en lo que forma el talón de la bota italiana frente al mar Adriático. La misma región del cantante Michelle Scommegna alias Nicola di Bari, de Bari pues, tan famoso en los setentas por sus interpretaciones de mi “Corazón es un gitano” y “Como las violetas”, aunque él era del pueblo vecino Zapponeta.

Sasha di Bari se decidió por el apellido artístico Montenegro para honrar a sus aristocráticos abuelos quienes fueron asesinados por manos nazis hecho que provocó la migración forzada de ella rumbo al sur de América.

La que había planeado como una breve estancia en México camino al norte, se prolongó por más de cincuenta y cinco años que le permitieron hacer una carrera en las fotonovelas y las películas más populares además de casarse con el expresidente de México, José López Portillo, el defensor canino del peso y redactor de “Mis Tiempos” volúmenes 1 y 2, “por si ocupan” como dicen hoy. Con Pepe -llámenme Pepe pedía JLP-, Aleksandra tuvo dos hijos, Nabila y Alexander medios hermanos de Carmen Beatriz, José Ramón -“el orgullo de mi nepotismo”- y la malograda cantante Paulina.

La actriz se formó como bailarina y periodista según confió a su “colega” Ricardo Rocha en entrevista en el año 1982. Le dijo a un Ricardo inusualmente intimidado, que a veces escribía ensayos, poemas y proyectos de novelas además de dibujar muy bien igual que su marido, quien siendo presidente dibujaba caballos cuando las reuniones le aburrían o se prolongaban. “Era un hombre muy culto Me gustaba mucho platicar con ese sabio” le confió al periodista Rocha.

En la biografía de la actriz prevalece un misterioso novio zacatecano, al parecer propietario de la antigua Plaza de Toros y hoy Hotel Quinta Real, de quien no se tienen mayores datos y se cree que fue quien la invitó a México para nunca más volver a Argentina.

Intuyo que su primera cinta con el chamaquito José José que se filmó en el hotel El Tapatío de Guadalajara, era parte del grupo Camino Real de hoy, y que esa fuera una señal de porqué se quedó a vivir aquí. Todas las citas de ese personaje en todas las notas de estos días fueron literalmente copiadas de Wikipedia: “Manuel Rodríguez, socio del Quinta Real y miembro del Grupo Fresnillo”. Ni un sólo dato más.

Del matrimonio de Aleksandra con el licenciado López su hija Nabila se dedicó a las Artes Gráficas y Alexander, hijo también de ambos ilustres dibujantes se encargó, según se sabe, de administrar los negocios que pudo levantar su madre producto de unas 70 películas; muchas fechas de palenques y ferias; cientos de fotonovelas y unas cuantas telenovelas y obras de teatro.

Hasta hace poco, con la llegada de AMLO, al poder dejó de recibir la pensión vitalicia para expresidentes y sus viudas de la que gozó por unos quince años. Su pequeña fortuna provino de sus décadas de trabajo bien pagado cual reina de la taquilla. La pensión sirvió para soportar financieramente su padecimiento pulmonar fruto de las tres cajetillas diarias que fumaba, según su gran amiga la acapulqueña bailarina Lyn May.

Sasha decidió radicar en Cuernavaca Morelos por el resto de sus días toda vez que se había retirado definitivamente hace casi 20 años. Aquí murió esta semana.

La Diosa de diosas, o Reina de divas o la Bellísima de noche partió esta semana reviviendo la memoria adolescente de muchos hoy viejos. Sus primeras escenas en el celuloide fueron besando intensamente a un muy jovencito José Sosa, si José José en “Un sueño de amor” donde competía con ventaja contra la belleza naciente de la también muy jovencita Verónica Castro. Desde ese arranque su presencia en el cine nacional fue imparable. Su bellísimo rostro engalanaba las portadas de la época dorada de las fotonovelas posando con todo tipo de galanes también de moda . Trabajó con el “Enmascarado de Plata”, con “Chente” Fernández, con el “Pedro Navaja” -dominicano mexicano Andrés García también recién fallecido- y con el majo de Jorge Rivero en papel de mesero saca-borrachos y borrachas con la auténtica “Corcholata” Carmelita Salinas que se robaba la escena.

Sasha, Aleksandra en diminutivo, fue la reina de las vedettes a pesar de su falta de voz y entonación cuando acompañada de los hermanos Imperio y sus coreografías se subía a “cantar”. Ese es el Talón de Aquiles de las vedettes: pocas cantan. Sin embargo la belleza de su rostro y la escultura de su cuerpo adornado con cientos de plumas de avestruz provocaba que el respetable le perdonara la falta de voz, y dando pasos lentos se sabía que mostraría casi todo. El todo lo mostró en desnudos integrales y “artísticos” en varias de sus apariciones en el celuloide “para el pueblo”. Incluso llegó a constituirse en todo un género: El Cine de Ficheras, taquillerísimas todas era nuestra versión del destape español en los 70´s. En múltiples entrevistas declaraba que le molestaba desnudarse, pero se cobraba bien y ese era su negocio. Había que entrarle, tenía conqué, digo yo.

Bastaba un primer acorde y una letra en voz de la Sonora Santanera, hoy mismo resucitada de entre varias Santaneras, para sentir que las “Luces de Nueva York” se la escribieron a ella y no a Tongolele, o a Olga Breeskin, o a la Princesa Yamal, a Gina Moret o a Wanda Seux o Grace Renat, todas ellas divas del bikini y las luminarias, algunas retratadas en el documental de María José Cuevas, hija del famoso pintor.

La película originalmente escrita para teatro no pudo llamarse “Las Ficheras” por la censura oficial así que el guionista decidió hacerle un homenaje a Buñuel y a su “Bella de Día” y le llamó “Bellas de Noche”. El mismo nombre con el que la Cuevas nombró a su documental sobre vedettes. El director de la cinta fue nada menos que el director de cabecera de Cantinflas, Miguel Melitón Delgado Pardavé, primo, por cierto, de Joaquín.

Como “La Tijuana”, Sasha le ganaba duelos a la jovencita Miss Costa Rica Maribel Guardia, hoy convertida en bella abuelita enlutada por la muerte de su hijo con Joan Sebastian, Julián Figueroa. Al ritmo candente de las orquestas de barrio, la Montenegro hacía cadenciosas actuaciones aderezadas por close ups de labios carmesí intenso y miradas penetrantes llenas de humo del cigarro que jamás abandonó. Sin embargo, su calidad actoral – dicho por colegas como Rafa Inclán, actor muy serio pero también estrella del cine de comedia- era muy superior a sus papeles eróticos.

Sasha estuvo en elenco de Luis Alcoriza en “Fe, Esperanza y Caridad”; en “La Vida Difícil de una Mujer Fácil” del dramaturgo Luis G. Basurto, dirigida por su casi paisano José María Fernández Unsain, dirigente de los escritores de México. Apareció en “Llámenme Mike” de la novela “El Complot Mongol” del escritor Rafael Bernal fundadora -se dice- del género negro de la literatura moderna mexicana. Tuvo papeles de antagónica en telenovelas en cuya época era imposible mostrar siquiera el “huesito” como decían las abuelas pudorosas. Firmó también como elenco de “Las Glorias del Gran Púas”, Biopic como se ha bautizado a ese género hoy, dedicada al boxeador Rubén Olivares y escrita por el periodista, Ricardo Garibay. Sus últimos trabajos fueron para la cinta española “Una de Zombis” y finalmente “El Fin del Silencio” de producción canadiense ya en los dos miles bajos.

Vox Populi es Vox Dei, dice el dicho y efectivamente se le recordará más por “Las Ficheras”, “Bellas de Noche”, “Blanca Nieves y sus siete amantes”, “Playa prohibida”, “Pedro Navaja”, “Las Vedettes”, “Con el cuerpo prestado” o “El sexo me da risa”, “Muñecas de Media Noche”, o “La Golfa del Barrio” o “La Taquera Picante”, entre muchas más. Fue un éxito de taquilla que garantizaba ingresos jugosos a los productores que le pagaban más que bien, aunque como ella mismo dijo en México las actrices y los actores no sabíamos cobrar.

Hoy el mundo es otro. Con un clic obtenemos pornografía gratis. Ya no existen las enormes salas de cine donde lo más común eran los chiflidos nerviosos de espectadores en sentido literal que veían a Sasha aventar su ropa con cruel lentitud. Ya no más.

La actriz obtuvo nuestra nacionalidad desde el lejano 1989. Venció a la “periodista” y “diplomática” Isabel Arvide en juicio por insultos a su honor y a la virilidad del histriónico exmandatario JLP. Ya no existe Yugoslavia, ya no existe el género de ficheras y ya no existe Sasha. En pocas semanas ya tampoco habrá un presidente que se apellide López como Pepe.

Me voy a “maratonear” con “Las Ficheras” o mejor dicho “Bellas de Noche” y “Blanca Nieves y sus siete amantes”; y las que me encuentre en mi camino en Youtube sólo por el recuerdo de aquella Sasha de nuestra juventud. (¡Ups, me apareció una sexi comedia italiana de Lando Buzzanca! “Homo Eroticus”. No cabe duda de que en todas partes de cuecen habas. Pagué en los 70’s dos veces la entrada al Cine Futurama en Lindavista para verla. La veo por tercera y les cuento, en una de esas sale Sasha).

*Director General de Factor D Consultores