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“El gobierno estatal solo nos ofrece las pulseras de pánico como medida de protección para los candidatos a distintos cargos de elección popular, por eso estamos solicitando a la federación que activen protocolos más efectivos para garantizar el bienestar de los contendientes, así como un proceso seguro y tranquilo”, aseguró la dirigente en Morelos del Partido Acción Nacional (PAN), Dalila Morales Sandoval.

Refirió que son al menos cinco casos de candidatos que han sufrido amenazas en los últimos días, mismas que ya fueron denunciadas ante las autoridades correspondientes, a fin de que los mecanismos sean activados.

“Tenemos los casos del distrito I federal (Sergio Estrada Cajigal); el I y II local (Daniel Martínez Terrazas y Andy Gordillo Vega), además del distrito VII en Cuautla (Gustavo Lezama Rodríguez), que ya estamos viendo el procedimiento, pero insisto, en lo local solo nos ofrecen los brazaletes, una medida que consideramos es insuficiente para el clima de violencia que se vive en el país”, dijo.

Morales Sandoval aseguró que, pese a ya haberse interpuesto las denuncias correspondientes -requisito indispensable para obtener los mecanismos especiales de protección, según el secretario en funciones de gobernador, Samuel Sotelo- no han recibido una respuesta por parte de la Comisión Estatal de Seguridad Pública (CES), por lo que se recurrió a la autoridad federal.

En Morelos, los atentados contra candidatos han afectado mayormente a los contendientes de oposición al gobierno estatal; incluso, ya hubo un pronunciamiento por parte de la candidata a la gubernatura por la coalición “Dignidad y Seguridad por Morelos”, Lucía Meza Guzmán, quien acusó ataques directos hacia los candidatos de dicha coalición.

Dentro de la violencia político-electoral resaltan los casos del asesinato de Giovanni Lezama, el pasado 5 de enero en Cuautla, y quien era aspirante a una diputación local por el PAN; el reciente ataque ocurrido a las afueras de la casa de campaña de Gabriela Gorostieta, candidata a una diputación federal, donde el saldo fue uno de sus familiares asesinados, entre otros.