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En un acontecimiento sin precedentes, los estudiantes del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) lograron la destitución de Graciela Quiñones Bahena, ahora exdirectora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (FDySC). Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿qué sigue? ¿Cómo se puede lograr la reconciliación de los estudiantes con una facultad en la que han sufrido abusos? La fuerza demostrada por los estudiantes en su unidad y convicción de ideales es evidente, pero ¿se detendrá aquí?

Conversamos con Adriana Gómez, estudiante de derecho en la Facultad y miembro del MEU, quien expresó que, aunque se sienten satisfechos con la destitución, asumen la obligación de mantener vivo el movimiento. “Sentimos la responsabilidad de que el movimiento no muera, ni por los estudiantes ni por las autoridades que, de alguna forma, lo han reconocido y apoyado”, afirmó. Reconoció que los problemas que enfrentan trascienden su unidad académica y aboga por abordar la crisis universitaria, que tiene que ver con temas como la violencia, corrupción y autoritarismo.

Temas pendientes con la nueva administración de la FDySC

Para la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, el siguiente paso es establecer mesas de trabajo con la recién designada administración para abordar las demandas pendientes del movimiento. Gómez menciona que hay seis puntos fundamentales que se abordarán con la nueva directora, Gloria Rosario Vergara Salinas. Algunos de estos puntos incluyen el reconocimiento oficial del movimiento y la continuación de su apoyo a las víctimas, ya que han surgido diversas problemáticas. Ejemplificó que, en temas administrativos, surgieron casos de estudiantes que fueron dados de baja de manera arbitraria durante la gestión de la exdirectora Graciela Quiñones. “Son aproximadamente 120 casos de regularización por un tema de hostigamiento que se venía dando”, aseveró.

Además, Adriana Gómez señaló la necesidad de establecer reglamentos de conducta y protocolos, especialmente en casos donde no existen normativas claras. “No tenemos reglamentos y muchas veces cuando una compañera o compañero quiere reportar algo no sabemos qué camino se tiene que seguir”. Subrayó también la importancia de implementar sanciones concretas. “También queremos implementar protocolos y sanciones para que no se quede nada más en buenos deseos de lo que debería que ser, o en ‘llamados a misa’, sino en cuestiones que tienen que empezar a acatarse y tienen que empezar a hacerse costumbre dentro de las unidades académicas”, puntualizó.

Otro tema de relevancia es abordar el significativo incremento en los costos de los diplomados, que previamente se ubicaban alrededor de los 13 mil pesos y ahora han alcanzado los 18 mil. Esta situación dificulta la posibilidad de titulación para algunos estudiantes. Gómez señaló que llegar al final de la carrera con un promedio suficiente para titularse es un privilegio, dado que algunos compañeros deben trabajar mientras estudian, lo que afecta sus promedios y el costo de los diplomados debería ser accesible y no representar un obstáculo para obtener su título universitario.

Estas y otras demandas serán abordadas por los estudiantes del movimiento y la nueva administración central. Al cuestionársele si desde ahora los miembros del movimiento serán quienes lleven la voz de los alumnos a los oídos de la administración de la facultad, respondió que el movimiento debe evolucionar y adaptarse a nuevas necesidades, por ello, se debe buscar una mayor pluralidad. Compartió que están considerando abrir convocatorias para incluir más voces en el movimiento.

Desafíos y Oportunidades

Aunque parezca que se avanza hacia adelante después de una época tormentosa, tal vez sea demasiado pronto para que los estudiantes celebren la victoria. La Dra. Graciela Quiñones ha expresado su insatisfacción con la resolución de la Comisión de Honor y Justicia, dejando claro que no se quedará de brazos cruzados. Calificó su destitución como un hecho “totalmente inaudito”, y argumentó que la Comisión no es competente para resolver asuntos laborales o acusaciones en su contra. Recientemente, solicitó un amparo ante un juez federal y este le fue concedido; la evolución de los hechos relacionados con la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales se verá en los próximos días.

Pero fuera de este contexto, el llamado es a la fuerza de la unión estudiantil. Adriana y el movimiento enfatizan la necesidad de “evitar que la organización siga concentrándose en las cúpulas de la universidad”, recordaron que quienes conforman la universidad son principalmente los estudiantes y los docentes comprometidos con la educación.

¿Podrán los estudiantes superar la apatía hacia la política universitaria y comprometerse más? Adriana señaló que durante el plantón de protesta notaron que la organización estudiantil está “desagregada”. “Nos han convencido de que tenemos una mala universidad, lo que genera que no la defendamos ni tengamos ganas de luchar por ella”. Sin embargo, durante la protesta en rectoría en noviembre, quedó claro que los estudiantes tienen demandas y opiniones diversas que varían según la facultad, escuela o unidad académica. Solo se requiere un entorno propicio para que los estudiantes expresen sus inquietudes, y estas cuestiones solo pueden abordarse y resolverse mediante un esfuerzo conjunto.

Además, Adriana mencionó que, durante el último Consejo Universitario, el director de una facultad dijo que este suceso establece un precedente, y otros directores podrían estar en riesgo de destitución en el futuro. Esto podría ser positivo, ya que casos como el de Graciela Quiñones no deberían repetirse. Se necesita la participación de todos los miembros de la comunidad universitaria de la UAEM para lograr cambios significativos que beneficien a todos.

 

Miembros de MEU durante el plantón de protesta.

Adriana Gómez (la que está hablando)


Miembros del MEU cuando se leyó el exhorto de la CDHM