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En medio del torbellino de malas y pésimas noticias como el feminicidio de María Fernanda Rajón, y las múltiples violencias que atraviesa el territorio nacional, el EZLN vuelve a encender la esperanza en un mundo donde quepan todos los mundos.

De primera mano dos compañeros que asistieron al festejo de los 40, 30, 20 aniversarios del EZLN, pertenecientes a Medios Libres, Radio Zapatistas, Colectivos Pozol y Compas de Arriba, (publicaciones en redes sociales) y un compañero de la Red Morelense de apoyo al CNI y CIG tocados por la magia de haber convivido en un espacio sin alcohol, sin drogas, con seguridad, “donde los unos se cuidan a los otros.”, comparten sus experiencias en territorio liberado Dolores Hidalgo, Caracol VIII.

“Lo que vimos fue a compas zapatistas, jóvenes y niños todos sanos, bien vestidos, grandes deportistas, jugaron básquetbol o futbol como profesionales, todos guapos y fuertes”. Un deporte fuera de las orbitas del negocio capitalista.

El territorio que, al decir de Juan Villoro, es tres veces más grande que un estadio de futbol, con pasto recortado, fue el escenario de eventos culturales, algunos simultáneos. Teatro, música, baile hip hop, danza, desfiles en bicicleta o en motocicleta con participación sobresaliente de jóvenes y niños. Hubo talleres, exposiciones de fotografías, carteles del Gran Om y tienda de artesanías. Todos de calidad artística.

Entre risas y cantos se rompió la piñata de la Hidra con sombrero del tío Sam. Llamó la atención la limpieza del espacio, “no había basura, los baños limpios. Impecables. Comida excelente.” Las fotografías de la cocina son impresionantes por bellas y bien cuidadas.

Asistieron: Juan Villoro, Daniel Giménez Cacho, Gloria Muñoz, Ofelia Medina, Begoña Lecumberri, Raúl Romero, Argelia Guerrero, Marichuy, Carlos González, Isabel Valencia de los compas otomíes, entre otros. Llegaron: franceses, griegos, alemanes, españoles, italianos, peruanos, brasileños, chilenos, colombianos, argentinos, kurdos, gallegos, chicanos una convivencia cosmopolita.

“De llamar la atención es la seguridad, el cuidado de los asistentes. Cinco ambulancias y centros de salud zapatista garantizaron el cuidado de cada uno. Una mujer con su hijo afirmó: — En este espacio me siento segura, aquí mi hijo puede jugar sin que yo me preocupe.”

Según las crónicas en redes sociales, periódicos y revistas la asistencia fue de unos 15 mil, contando invitados y compañeros de las bases de apoyo venidas de todas las comunidades zapatistas.

Al frente del templete se colocó la tarima de madera con techo de palma y se ubicaron fotografías con los caídos en la lucha del EZLN. La memoria es punto clave en el zapatismo.

Así se celebraron de los 40, 30, 20 de vida zapatista, ningún ejercito/ movimiento rebelde popular había logrado tan longeva vida. Lo sorprendente es que resisten transformándose, como lo es la creación de nuevas estructuras autónomas, que los multiplican para hacer frente a la guerra declarada a los pueblos zapatistas. Ante el abismo de muerte el zapatismo responde bailando, haciendo jolgorio con voces de todas partes del mundo.

Destacó el desfile militar, con uniformes impecables, la disciplina fue rota bailando cumbia. ¡Maravilloso!, un ejército popular que en vez de armas baila. Sensacional.

Tres mensajes fueron centrales en las palabras del Sub Insurgente Moisés: común, autonomía y organización. La alegría es rebeldía.