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Karime Díaz

 

Por mucho tiempo se ha pensado que las mujeres somos malas en matemáticas. Esta idea se ha reforzado con supuestos estudios hechos con metodología inadecuada y con conclusiones sacadas de la manga, sostienen que hay diferencias entre cómo funcionan los cerebros de mujeres y hombres. Por eso hay que tener cuidado con el “lo leí en un artículo científico”, ya que se debe tener cierto grado de conocimiento en la disciplina para discernir si lo que se dice tiene validez y verdadero rigor científico.

Esa idea de que hay diferencia en los cerebros entre sexos se ha desestimado continuamente con experimentos recientes, la verdad es que NO existen diferencias. Aunque haya algunos personajes científicos que se empeñen en ello, han sido desestimados una y otra y otra vez. Sin embargo, lo que sí existe es que el reforzamiento de los estereotipos de género sí inclina las infancias a creer que son mejores o peores en algunas disciplinas según su sexo y es la razón principal por lo que aún en la actualidad, hay menos mujeres que deciden estudiar ciertas disciplinas, como las matemáticas.

En 1882, nació una mujer que desafiaría lo establecido: Emmy Noether. Su padre y hermanos eran matemáticos, pero, como ya es frecuente leer en esta opinión, la ley alemana no permitía que las mujeres estudiaran educación superior. Aún así, cuando tuvo la oportunidad, logró inscribirse como oyente a los cursos de matemáticas que pudo, con previa autorizacion de cada uno de los profesores, para que le dieran el chance de estar ahí, en el aula como una fantasma.

Acabó sus estudios e incluso un doctorado con una tesis sobre las formas bicuadráticas ternarias, pero ahora el desafío era que le dieran trabajo. Se lo dieron como maestra, pero sin paga, pues ninguna otra mujer se había atrevido a llegar tan lejos y además le pusieron de chaperón a David Hilbert quien hizo mancuerna con Emmy para luchar por una paga justa y digna para Emmy.Él tenía que hablar por ella ante las autoridades universitarias para convencerlos, mientras ella hacía activismo para reclamar que los espacios de la institución podían ser para mujeres también. En contra de las reglas, nadaba en la alberca para hombres para reforzar su punto.

Fue pionera en física matemática, abrió el campo de álgebra abstracta y es famosa por el teorema de Noether, que dice que las simetrías en el universo dan lugar a leyes matemáticas de conservación. De hecho, usó su conocimiento para analizar las matemáticas detrás de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein, que además se convirtió en su amigo quien además la reconoció como la mujer más importante en la historia de las matemáticas.

Se convirtió en una la maestra más querida y era un honor para sus alumnos tomar clases con ella, pero la segunda guerra mundial estalló y al ser judía, la expulsaron junto con otros compañeros de la universidad. Pero eso no la detuvo, en secreto siguió asesorando estudiantes y dando clases.

Finalmente, en 1933, migra a Estados Unidos para ser maestra e investigadora en Bryn Mawr College, Nueva Yersey. Emmy fue una mujer que no solamente desafió la academia, también tuvo una posición política respecto al matrimonio, nunca se casó porque su gran amor eran las matemáticas. Poco después le detectaron un quiste de ovario que derivó en complicaciones después de una operación que la llevaron a la muerte, pero por siempre será recordada por sus enormes contribuciones al entendimiento que la humanidad tiene sobre las matemáticas.

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