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El Sitio de Cuautla o las paradojas de la desmemoria nacional

 

“Era el Genio lo más alto, lo más noble de los cielos;

lo que es lira en un Esquilo y es espada en un Morelos;

lo que vuela como el viento, lo que ruge como el mar;

lo que alumbra como el astro, lo que truena como el rayo,

lo que brota y fructifica como gérmenes de Mayo:

era el Genio, el Genio eterno, lo que Dios iba a crear”.

Así, Amado Ruiz de Nervo y Ordaz, el modernista poeta nayarita concibió, en su Canto a Morelos ‒1902‒ el origen del vallisoletano José María Teclo Morelos y Pavón. Y Nervo refirió “las glorias de Cuautla, / émula sublime de las Siracusas / y las Zaragozas”, a cuya honra “aquel que pequeño no cupo en el mundo”, el corzo Napoleón Bonaparte, “se cuenta que dijo pensando en Morelos: / ‒Digno es de mis triunfos el Sitio de Cuautla”.

Personajes diversos opinaron sobre los hechos del Sitio de Cuautla, aquellos 73 días de asedio y ataques que resistieron los independentistas. “Si yo no tuviera un Austerlitz quisiera tener un Cuautla”, habría afirmado El hombre de las tres islas ‒Córcega, Elba y Santa Elena‒. “Eso prueba tanto la ignorancia del general que lo [sic] ataca, como la sabiduría y [el] valor del general que la defiende”, afirmó el británico Arthur Wellesley, duque de Wellington.

El 4 de abril de 1893, ante la New York Historical Society, el abogado e historiador Walter S. Logan presentó su opúsculo The Siege of Cuautla. The Bunker Hill of Mexico. En su ensayo Logan hace una interesante cuan elocuente analogía entre la emblemática y definitoria batalla de Bunker Hill y el Sitio de Cuautla. Y reconoció que Morelos “probó ser de los soldados más heroicos, de los comandantes más grandes y el mejor de los estadistas”.

Hoy la otrora grandeza de Cuautla se diluye entre desmemoria de propios y extraños; entre gobiernos incapaces y violencia cotidiana; entre creciente falta de agua y sobreexplotación de la tierra; entre apatía y desidia de los cuautlenses; entre destrucción de su patrimonio cultural y pérdida de su memoria histórica. Y continúa incumplido el decreto del Soberano Congreso Mexicano ‒19 de julio de 1823‒ para honrar a los héroes del Sitio de Cuautla.

Y, en su Canto a Morelos, Nervo anheló, tal vez, premonitoriamente:

“¡Oh, Patria, oh dulce Patria, madre santa:

vuelvo a ti tras de luenga romería

y te encuentro, al posar en ti mi planta,

con un arrullo nuevo en la garganta

y más grande y más bella todavía!

Más si mañana con tu voz de cielos,

de monte y prado que la luz reviste,

‒Estoy triste‒, murmuras con anhelos,

¡quiera darte el Señor, cuando estés triste,

para cada tristeza, otro Morelos!”.

Imagen: Homenaje a José María Morelos y Pavón (fragmento); Cuautla, Morelos; ca. 1930. Archivo Jesús Zavaleta Castro.