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La crisis de la educación y la de Eliacín Salgado

 

Morelos ha perdido por lo menos cinco años en materia educativa, así lo evidencian los retrocesos en materia laboral y administrativa, pero mucho más en las habilidades mínimas que los estudiantes de nivel básico deberían tener en el grado que cursan. Y claro que la moda es culpar a la pandemia, pero lo cierto es que otros estados y otros países por lo menos metieron las manos para evitar que el golpe de la emergencia sanitaria mundial fuera tan grave en su sector productivo y en la educación de su niñez.

En Morelos, en cambio, los funcionarios de la educación estaban más ocupados de cuestiones políticas y electorales y dejaron a los maestros de Morelos en la total indefensión (muchos tenían las habilidades necesarias para dar clases a distancia, por ejemplo, algo que, si en el nivel superior es complicado, en primaria debe significar un esfuerzo faraónico).

El Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos fue creado en 1992 como parte de las estructuras que los estados debieron erigir para administrar directamente la operación de los niveles inicial, preescolar, primaria, secundaria y normal, que el Acuerdo Nacional de Modernización Educativa había transferido al mando de los estados.

El primer director del IEBEM, Francisco Argüelles Vargas, había sido secretario particular del gran administrador educativo, César Uscanga Uscanga, y luego del gobernador, Antonio Riva Palacio López. Paco Argüelles era un maestro con habilidades políticas impresionantes. Me lo presentó Jorge Mejía Lara en una comida que tuvieron ellos días antes de que fuera nombrado. Siempre amable, Paco accedió entonces a explicarme en una entrevista posterior todo sobre la descentralización de la educación y así lo hizo. El conocimiento del sector y de casi todos los maestros en ejercicio, con quienes tenía un cariño que era recíproco casi en todos los casos, le ayudaron a resolver problemas importantes. Aún a treinta años de aquél primer ejercicio, Argüelles sigue siendo ejemplo a seguir para los directores del IEBEM.

Argüelles no se peleaba con nadie, “si te vas a subir al ring es para noquear, y no quieres noquear a nadie en el sector educativo”, decía en privado. La reflexión vino después de que un grupo de normalistas de Amilcingo había tomado su oficina, en demanda de muchas cosas que incluían una televisión para proyectar las cintas de apoyo educativo: “llévense ésta”, les dijo Argüelles señalando la enorme tele que había en su oficina. Las normalistas le tomaron la palabra y salieron cargando el mueble muy contentas.

A Argüelles lo relevó Julio Reyna Gutiérrez, también con buenos resultados, luego figuraron en esa oficina gente como Oscar Puig Hernández, Óscar Montealegre Castillo, Marina Aragón Celis, Fernando Pacheco Godínez, todos con claroscuros. Alguien diría, de regulares a malos. A Pacheco Benítez lo sustituyó Eliacín Salgado de la Paz quien, a decir de los profes y su organización sindical, parece ser el peor de todos.

Con esas credenciales y en medio de la crisis, Eliacín aspira, los suyos creen que seriamente, a lograr la nominación de Morena para la alcaldía de Cuernavaca. Para ello, el director del IEBEM reunió el sábado alrededor de cien maestros, algunos hasta convencidos y otros funcionarios públicos facilitadores de sus métodos y aspiraciones, en la presentación de lo que él llama comités del Movimiento Magisterial Morenista, una especie de tribu dentro de Morena. Entre los presentes que sin pudor posaron para la foto estaban el director de la Universidad Pedagógica Nacional en Morelos, Aroldo Aguirre Wences; el ex dirigente de la sección 19 SNTE y exdiputado por Nueva Alianza, Basilides Nava Ariza; el malogrado aspirante a la dirigencia del SNTE en Morelos, Oswaldo González Sánchez y los ex colaboradores del comité seccional y antes fundamentalistas de Nueva Alianza, Ramón Rosales Juárez y Edgar Domínguez Sosa Acero.

El Movimiento Magisterial Morenista, por cierto, nació impulsado por el dirigente de facto en Morena Morelos, Ulises Bravo Molina, y sus primeras actividades fueron para apoyar la pre precampaña de Víctor Mercado Salgado a la gubernatura por Morena. Aparentemente se pensaba que Mercado agradecería el respaldo de los operadores de Eliacín Salgado (que aunque se forman con quienes han ganado, realmente no han vencido en una sola elección los últimos tres años, locales constitucionales, consejeros de Morena, dirigencia del SNTE e interna de Morena por la gubernatura) con un recíproco apoyo al director del IEBEM que busca la alcaldía de Cuernavaca.

Algo pasó en el camino al cielo, dirían algunos, y Ulises Bravo se separó de Víctor Mercado. El hoy candidato a senador entonces decidió impulsar a su propio aspirante candidato en Cuernavaca: Eduardo Galaz Chacón. Ulises tampoco parece ya muy convencido de que Eliacín sea el bueno, y aparentemente valora apoyar las aspiraciones del senador Sergio Pérez Flores.

¿El karma alcanzó a Eliacín? Uno, que cree junto con John Lennon que el karma es instantáneo o no existe, puede dudarlo. Pero el demacrado rostro de su aparente estructura, a pesar de toda la aparente influencia que le ha puesto, apunta a un fracaso mucho más rápido de lo deseable por él mismo y quienes le apoyan, muchos de ellos ávidos de ser contemplados, aunque sea para una regiduría (anotadísimo para ello está Ramón Rosales Juárez, que buscaría suceder en el cabildo de Cuernavaca a su hijo, Jesús Rosales Puebla).

Eliacín Salgado fue candidato a alcalde de Zacatepec en el 2000 y perdió por más de mil 600 votos (en Zacatepec era como el 10% del total emitido), contra Jorge Antonio Reyes Ortiz.

@martinellito

martinellito@outlook.com