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El presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jorge Gamboa Olea, admitió que el Poder Judicial en el estado de Morelos está rebasado y que ha cometido errores por la sobrecarga de trabajo.

Este es un grave problema para un estado como el nuestro,marcado por la inseguridad y una impunidad galopante, en el que no solo se judicializa una fracción de los ilícitos que se cometen, también resulta que, además, la justicia es lenta y deficiente. Nada de esto es noticia, ni en Morelos ni en ningún rincón de México, pero hay diversas razones para ello.

La sinceridad es un mérito en la administración pública y se debe reconocer en el caso del magistrado Gamboa Olea, pero algo que debería preocuparnos es el hecho que solamentetengamos 60 impartidores de justicia para atender, cada año,30 mil expedientes penales, civiles, familiares y mercantiles. Es decir, a cada juez le correspondería atender poco más de un expediente durante los 365 días, incluyendo sábados y domingos, para mantener el ritmo de los casos que llegan atribunales que, como decíamos, es solo una pequeña parte de los casos que deberían estar en ellos.

Hay juzgados en los que un solo juez apoyado en tres secretarios se encarga de entre 800 y 900 causas de manera habitual.

Los 60 jueces colocan a Morelos por debajo de la media nacional y Gamboa considera que es urgente ampliar el número de jueces hasta llegar por lo menos a 100, sin embargo, la Ley de Disciplina Financiera lo impide por el momento. 

El mayor problema, sin embargo, no es que los jueces de que disponemos tengan que multiplicarse para atender los casos que les son turnados, sino que la sobrecaraga los hace cometer errores que terminan observando las instancias superiores; la falta de personal no es un pretexto para hacer mal las cosas, cierto, pero definitivamente es una causa plausible. En general, hasta un 30 por ciento de las sentencias que se dictan en Morelos podrían presentar errores o inconsistencias, según cálculos del propio Gamboa.

Nuestro estado, como el país en su conjunto, tiene muchas carencias, tantas que no se puede imaginar la cantidad de dinero que haría falta para solucionarlas todas. Pero hay temas que deberían estar más allá de los criterios de la austeridad, por ejemplo, los asuntos relacionados a la salud, la educación, la seguridad y la justicia.

La austeridad a rajatabla, mutada en la prohibición de no gastar es algo que puede ir en contra de las propias razones para ahorrar. Si se evitan gastos para tener los recursos necesarios para lograr atender los rezagos más importantes,que, a la vez, se descuidan para ahorrar solo nos llevará a una espiral en la que los problemas solo se harán más profundos y difíciles de manejar.

En la acumulación de casos sin resolución judicial, además, se fomenta la corrupción y aquellos que no tengan el dinero suficiente tendrán que resignarse a ver como su situación se va al final de la fila y si, además, se recuerda que la prisión preventiva oficiosa remite a las personas a los penales en lo que son atendidos en juzgados, la situación puede terminar siendo verdaderamente dramática para muchos.

En el caso de la impartición de la justicia se involucran derechos constitucionales y hasta humanos. Todos deberíamos tener acceso a la justicia y ésta debe ser expedita, es un requisito para que todos seamos verdaderamente iguales ante la ley. 

Alguien decía, y con mucha razón, que la justicia que no es expedita no puede ser llamada justicia.

Zafra

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