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Los monasterios del camino

Segunda de cinco

 

La catedral de la luz

Una de las experiencias más bellas fue entrar a las catedrales a lo largo del camino hacia Santiago. Pero recuerdo en particular la primera que vi, se trataba de la catedral gótica de Burgos. Llegué pasado el medio día, la luz era intensa en un día soleado. Veníamos de media jornada que había sido dura y larga. Ya habíamos visto antes de llegar la proporción monumental de esta edificación avistándose en el paisaje, pues las torres como hitos del sitio marcaban su ubicación. Su gran dimensión al estar frente a ella es impresionante en relación a la escala humana. Y aún más, al introducirnos, ésta adquiere otra dimensión y una atmosfera de luz y color a través de los vitrales, que nos remonta a un lugar inimaginable… Si en estos tiempos su atmos- fera es capaz aún de sorprendernos, ¿qué no habría sido capaz de producir en una persona del medievo que la visita por primera vez?

El Campo Santo

El concepto de un espacio para el descanso final tiene muchos significados sobre todo culturales. Recuerdo el hospedaje en un hospital junto a un viejo templo y en la que la crujía mayor daba a un cementerio adjunto. Algunos de los peregrinos abrieron los obscuros de las ven- tanas de madera, causando una gran conmoción al estar jun- to a este lugar. De inmediato, todos se mudaron a la crujía contigua, alejada de las cruces y tumbas. Me pidieron que lo hiciera por mi seguridad, terminé solo en la enorme crujía. No me mudé ante la sorpresa de los demás y dormí con las ventanas abiertas de par en par junto a este jardín florido de los vecinos silenciosos que ahí descansaban.

Cantos gregorianos

El camino cruza por antiguos monasterios en los que sus religiosos ofrecen una crujía con literas para descansar, pasar la noche y tener un plato caliente, un vaso de vino y un trozo de pan. Sin embargo, un requisito previo es que todos deben asistir a la celebración religiosa en que hacen oraciones. El escuchar en este recinto antiguo las voces de todos ellos y de sus cantos gregorianos es algo extraordinario, sumado a su magnifico inmueble histórico y medieval. El maridaje del espacio sacro y el sonido de los cantos en la capilla del monasterio, hacen que los peregrinos se trasladen a otro tiempo, de lo que fue esta experiencia en otro momento de la historia.

Los cruceiros

A lo largo del camino hay unos marcadores conformados por una cruz de piedra histo- riada en una plataforma, sobre la cual los peregrinos descansan. Están sobre el camino, distribuidas aproximadamente a una legua de distancia o a una hora de camino a pie. Además de señalar la ruta, seguramente les permitía a los peregrinos realizar una oración para el buen camino como muchas otras al salir o llegar de una población, por lo que se les conoce como cruces del buen camino. Las del camino de Santiago son muy antiguas, todas ellas tanto en España como en Portugal, de ahí el nombre de Cruceiros.

Campanas sin campaneros

Caminando durante la cuaresma en el camino portugués, era frecuente, al pasar cerca de una capilla, escuchar los repiques de sus campanas, e incluso oraciones y cantos de feligreses en su interior. Un día, mi curiosidad me hizo detenerme y entrar a una de las capillas, en la que se escuchaban voces y música. Al entrar, me sorprendió no encontrarme con nadie, ¡era una grabación! No podía creer que lo que siempre escuchaba desde aquellas capillas, eran grabaciones, al igual que los sonidos de campanas. Tras mi sorpresa, descubrí que todas las iglesias sonaban igual, quizás era la misma cinta distribuida a todas ellas…

Gaitas del camino

A una jornada de Santiago, salimos temprano los juanes y otros amigos del Camino, caminábamos casi en el alba por la mañana, queríamos llegar con los primeros rayos del sol. Escuchamos a lo lejos el sonido celta de unas gaitas, apresuramos el paso y nos integramos a un grupo de gaiteros que marchaban a paso firme con el sonido de sus instrumentos. El cansancio desapareció con el sonido y el ritmo de la marcha. La llegada a la ciudad fue espectacular, en la Plaza del Obrador, un grupo de maltrechos peregrinos había llegado finalmente a su destino.

Un atardecer en el campo

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Foto del Camino de Santiago de Lucas Vallecillos