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(Nuestras Raíces)

Corridos de la muerte de Zapata

(Zapata miccacuícatl)

Wendy Lucía Morales Prado*

Este 10 de abril se cumplieron 105 años de la artera muerte de Emiliano Zapata a manos de Jesús Guajardo. Fue una traición concertada por el gobierno para acabar con la vida del jefe suriano. Desde el día de su muerte, la figura del caudillo morelense fue exaltada. El secretario mayor Salvador Reyes Avilés cuenta en su parte oficial, que mientras Zapata cruzaba la entrada de la hacienda: “La guardia parecía preparada a hacerle los honores. El clarín tocó tres veces llamada de honor, y al apagarse la última nota, al llegar el general en jefe al dintel de la puerta, de la manera más alevosa, más cobarde, más villana, a quemarropa, sin dar tiempo para empuñar ni las pistolas, los soldados que presentaban armas descargaron dos veces sus fusiles, y nuestro general Zapata cayó para no levantarse más”. Muchos no creyeron en su muerte, a pesar de que se divulgaron las fotografías de su cadáver.

Entonces comenzó la vida inmortal de Emiliano Zapata a través del recuerdo de sus valores e ideales campesinos que reclamaban la propiedad de la tierra de los más desposeídos. Desde entonces, se ha esparcido el culto a la personalidad de Zapata en el arte y en la cultura popular vinculada a la identidad mexicana. Como bien se sabe, la revolución fue un momento de apogeo para el desarrollo del corrido, el género más prestigioso de la canción tradicional mexicana.

Desde el punto de vista literario, es una manifestación de la balada internacional que derivó del romance, cuyas características definidas son su métrica de modelo cuartetístico, así como una expresión lírica y narrativa en la que una voz poética y emotiva cuenta una historia. Asimismo, las composiciones presentan principios y finales formulaicos que permiten que quien oye la canción reconozca que se trata, indudablemente, de un corrido. Por ejemplo, tenemos inicios como Señores voy a cantarles, este es el corrido de, año de 1910 cómo recuerdo esa fecha, voy a cantar el corrido… y finales como el conocido Vuela, vuela palomita. No obstante, es un género de gran vitalidad y multiforme que pervive hasta el día de hoy.

Desde tiempos revolucionarios Emiliano Zapata estuvo cerca de Marciano Silva, el cantor de Cuautla, quien dedicó diversas composiciones a sus hombres y batallas. Se conservan corridos dedicados a la muerte de Emiliano Zapata que se conservan en hojas sueltas, encontramos el anónimo La traición de Guajardo, que compara al caudillo del Sur con Jesucristo y a Jesús Guajardo con Judas; la Triste despedida a Emiliano Zapata, en la que el jefe se disculpa por los estragos que causó su vida de guerrillero pues a nadie respetó, solo a Dios; el Corrido de la muerte trágica de Emiliano Zapata, en el que el cantor trata a Zapata de manera despectiva, dice que fue tonto por caer en la celada de Guajardo, lo culpa por no cumplir con lo que prometió y dejar a su rico estado en ruinas; por el contrario, Un recuerdo al General Zapata encarece su resistencia en la lucha, lo llama valiente luchador y defensor del pueblo suriano. Finalmente, el Corrido del espectro de Zapata afirma que el alma en pena del caudillo del sur sigue recorriendo montes y valles, creyendo que aún dirige sus huestes, mientras suena sus espuelas, rechina las muelas y causa espanto en quienes ven recorriendo su espectro por los campos del sur, tal como los atravesó, una y otra vez, en vida.

 

*Profesora Investigadora de Tiempo Completo de El Colegio de Morelos