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Lynda C. Balderas

El puesto se encontraba frente a los camiones de la Estrella Roja y la primera agencia de periódicos en Cuernavaca. Gabino acomodaba los refrescos en una tina con hielo, y doña Félix preparaba sus ricos tacos de arroz rojo servidos con dos tortillas, acompañados de huevo duro y algún guisado seco o capeado que no humedeciera la tortilla. Se acompañaban de rajas de chiles cuaresmeños con papa, una receta que gustaba a todos y los altos mandos de la élite política eran sus principales clientes. Narran las crónicas locales que dos jóvenes hermanos conocidos como Silvio y Antonio alias “el diablo Socci”, a quien también le decían Torio, eran los encargados de ayudar a doña Félix a cargar la canasta y de ayudarla a despachar a los clientes. Era la década de los años cuarenta y estaba en su apogeo la Segunda Guerra Mundial (1939 y 1945). Por la radio se escuchaban las noticias de los combates, de los buques y submarinos llamados acorazados, de gran tonelaje, fuertemente blindados que llevaban doble coraza,  diseñados para golpear las naves enemigas y hacerlas naufragar. De ahí tomaron su nombre los tacos acorazados. Indudablemente la palabra “acorazado” estaba presente en la mente de los ciudadanos de la época. 

En su folleto “El taco acorazado con aroma y sabor a revolución”, Don Miguel Palma Vargas(+) Cronista de Cuernavaca, nos narró que cierto día un pasajero se asomó por la ventana del camión y pidió a gritos –“¡Quiero un taco, uno de esos como acorazado!”- Torio no entendió el pedido del pasajero y entonces el hombre desesperado le repitió a gritos –“¡Quiero un taco, de esos, como acorazados! ¡Pero de huevo!”- acto seguido Torio entendió el pedido y corrió con doña Félix, le pidió un taco de huevo, para entregarlo al pasajero. Y fue así como nacieron los tacos de arroz ahora con el nombre de acorazados. Dicen sus familiares que ella regañó por mucho tiempo a sus ayudantes que por todos lados gritaban ¡aquí los acorazados! ¡aquí los acorazados! ¡lleve sus acorazados! Sin embargo la popularidad del nombre “acorazados” los volvió más famosos. Pasaron los años y doña Félix se fue a instalar al jardín Morelos, hoy Plaza de Armas, frente a la fuente de los leones, donde hoy está ubicado el restaurante “Los Arcos”, en donde siguió vendiendo con el mismo éxito los acorazados hasta 1967 año en que se cambió a un pequeño local en la calle de Rayón, casi esquina Comonfort, cerca de la biblioteca León Salinas. Para 1978 su hijo Gabino era el encargado del negocio hasta 1986, cuando su hija (la nieta de doña Félix) Rosamaría Valencia Allende se hizo cargo del negocio y se cambiaron a un local en la calle de Carlos Cuaglia en la col. Gualupita. En 2005 Arturo Valencia decidió abrir un local en Av. Cuauhnáhuac y retomar el negocio de los tacos acorazados; años más tarde junto con su hermano Héctor abrieron un local en la calle Copalhuacan esq. calle Cuauhtémoc, col. Amatitlán. A su negocio le llamaron “El Auténtico Acorazado” con la tradición familiar de los Valencia. Siete años después regresaron al centro de Cuernavaca a la calle de Rayón en el interior del Pasaje Galeana, donde originalmente su bisabuela doña Félix empezó a vender sus tacos acorazados. Hoy en día se encuentran ubicados en Av. San Juan 89 esquina obrero textil col. Chapultepec, donde podemos degustar de los deliciosos tacos acorazados de carnitas, milanesa y los de lengua que solo ofrecen los jueves y viernes. Hay quienes incluso les llaman por teléfono para hacer pedidos especiales. Las deliciosas rajas las preparan con la misma receta secreta de siempre que inventó su bisabuela. 

En algún momento de la historia el taco acorazado se empezó a servir tan abundantemente sobre las dos tortillas que fue necesario separar las tortillas y dividir el relleno sirviendo dos tacos. Así que en Cuernavaca cuando uno pide un taco acorazado recibe dos tacos y cuando uno pide medio taco acorazado recibe solo un taco, algo que confunde a los turistas pero que forma parte de nuestra cultura culinaria y gastronómica.

Doña Felicitas Sánchez Sandoval falleció en el año de 1975 a los 90 años y fue sepultada en el panteón de La Paz. Fue una mujer emprendedora como muchas Mexicanas que trabajan para el sustento de sus familias, fue ella quien nos ha legó el icono de la Cocina Popular Cuernavacence y Morelense, el taco de arroz llamado el Taco Acorazado.

Publicado en el Libro “Corazón de Arroz”, Secretaría de Turismo y Cultura del Estado de Morelos año 2021.

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