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Ayer en Cuernavaca una ceiba, el árbol sagrado de los mayas, pasó a formar parte del selecto grupo de Árboles Notables de Cuernavaca, una distinción que se le confiere a ejemplares arbóreas de marcada importancia biológica, cultural y ambiental.

La idea es que, al ser considerados Árboles Notables, esos ejemplares sean preservados para que las generaciones entiendan la importancia que para las comunidades humanas puede tener un solo individuo de una especie vegetal. Es una notable iniciativa que está siendo adoptada a todo lo largo de Morelos, estado orgulloso -por lo menos mayoritariamente- de su riqueza natural.

Junto con la distinción a la imponente ceiba -ubicada en la Colonia Vista hermosa, en la esquina que forman Río Mayo y Juan Pablo II-, la asociación Guardianes de los Árboles -impulsora de la idea y que analiza junto con expertos las propuestas vecinales de posibles futuros árboles notables-, decidió rendir homenaje al biólogo y ambientalista Armando Mojica Toledo, fallecido en los umbrales del milenio pero que dejó detrás el testimonio de una vida dedicada a la preservación de la naturaleza para el beneficio, y una mejor vida, de todos nosotros y, en general, de la comunidad humana.

En el Parque Melchor Ocampo se le rindió el homenaje a Armando Mojica. No se podía escoger ni un mejor lugar ni una oportunidad más propicia para recordar a un amante de los árboles. Por eso mismo, Guardianes de los Árboles está pensando en reconocer con un homenaje similar a otro ambientalista recientemente desaparecido, Eduardo Aranda Acosta, en la próxima dedicatoria de un árbol como Notable. Los especialistas analizan por lo menos una veintena de propuestas.

Este tipo de acciones recobran la dimensión humana de nuestra capital y la rescatan de la imagen de zozobra y angustia en donde la quieren acorralar los crecientes fenómenos de violencia y contaminación, así como la indiferencia de muchos de nosotros por lo que pasa a nuestro alrededor y por la que somos capaces de mirar a otro lado cuando se mutilan árboles o se deforestan bosques enteros.

El lema del homenaje a Armando Mojica fue “imaginemos un mundo mejor”, que da pie a pensar en ciudades en armonía con la naturaleza, en las que habiten plantas, animales y seres humanos en un ambiente de beneficio mutuo; sin embargo, antes de tener que soñar con esa posibilidad, deberíamos darnos tiempo para apreciar lo que aún tenemos para evitar que se convierta en mero recuerdo. Por lo menos en Morelos todavía estamos a tiempo.

Larga vida a amates, ceibas y todos los árboles que subsisten con nosotros. Recordemos con gratitud a quienes se han preocupado por preservar a la naturaleza para el disfrute de nuestra descendencia-