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La gratuidad del acceso a la salud en México: un compromiso nacional hacia la equidad y la justicia

Sergio A. Bautista Arredondo*

Un valor central de toda sociedad es el de la salud como un derecho fundamental y universal, crucial para el bienestar y la prosperidad de sus ciudadanos y ciudadanas. México enfrenta múltiples desafíos en este ámbito. Sin embargo, el imperativo del acceso universal a servicios de salud gratuitos es posiblemente el más importante y también el más complejo. La gratuidad de los servicios de salud no es sólo una postura o una recomendación política, sino una obligación moral y social, indispensable para abordar la desigualdad social y económica, mejorar la salud pública y fomentar una sociedad robusta y productiva. Representa un pilar en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

La marcha hacia el acceso universal y gratuito al cuidado de la salud es un tema que trasciende las esferas políticas e ideológicas. Es una manifestación de la aspiración colectiva de los ciudadanos y las ciudadanas que buscan una garantía de igualdad en el acceso a servicios de salud de calidad. Independientemente de las divergencias en el panorama político, existe un consenso entre los mexicanos y las mexicanas sobre la importancia crucial de consolidar un sistema de salud integrado, universal, gratuito y sostenible. Esta convergencia de opiniones subraya la salud como un derecho fundamental que debe estar al alcance de todos y todas, sin distinción de su posición económica o social.

Las familias mexicanas gastan de sus bolsillos para acceder a atención médica cuando lo necesitan. En la actualidad, 6 de cada 10 mexicanos y mexicanas resuelven sus necesidades de salud más apremiantes en el sector privado. La abrumante mayoría de estas necesidades son de índole aguda, problemas que se resuelven en una consulta y, a menudo, con medicamentos. Esto implica que el panorama actual del acceso a la atención médica en México revela el gasto de bolsillo como una condición para resolver las necesidades de salud.

Entre las y los mexicanos con algún diagnóstico de diabetes, hipertensión o dislipidemia –algunas de las enfermedades crónicas no transmisibles más prevalentes en México–, la situación es igual de dramática. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, 52% de la población con al menos alguno de estos diagnósticos incurrió en gastos de bolsillo el año previo a la encuesta. El gasto promedio anual fue de 8 mil 300 pesos. Presentar comorbilidades y no tener seguridad social son dos de los predictores más importantes para incurrir en un gasto más alto.

Frente a necesidades de salud que requieren atención más especializada, la situación es aún más compleja y, en muchos casos, devastadora. Por lo que respecta al gasto de bolsillo, una encuesta reciente del Instituto Nacional de Salud Pública reveló que, entre las y los pacientes que se atendieron en alguno de los Institutos Nacionales de Salud, 72% no tuvo que pagar por su atención, y entre los que tuvieron que pagar, la mediana del gasto por el evento de hospitalización reciente fue de mil pesos. Sin embargo, la encuesta también reveló que el gasto más alto estuvo ligado, no a la atención, sino al transporte, la alimentación, el hospedaje y la pérdida de ingresos, tanto de las y los pacientes, como de sus acompañantes. La mediana de estos gastos indirectos fue de 2 mil 370 pesos.

La implementación de un sistema de salud universal y gratuito busca mitigar esta carga económica garantizando que la atención médica sea un servicio accesible para todos. Este paso es fundamental para fomentar una sociedad más equitativa, donde el acceso a la salud no esté dictado por la capacidad económica de las familias.

Más aún, la condición socioeconómica y el estatus laboral no deberían ser factores determinantes en la calidad de la atención que las personas reciben. Si bien este principio es reconocido por la mayoría de las y los mexicanos, el sistema de salud que hemos construido determina que de hecho estas condiciones sean cruciales en el acceso a la atención médica. Es esencial desmantelar estas barreras que impiden un acceso equitativo a servicios de salud de calidad, asegurando que cada ciudadano y ciudadana, independientemente de su situación financiera o laboral, tenga derecho a una atención médica digna y eficiente.

El sistema de salud en México puede convertirse en un instrumento catalizador de igualdad social para superar las disparidades socioeconómicas. Más aún, el acceso universal a cuidados de salud gratuitos en México es consistente con la voluntad colectiva, un compromiso que trasciende las diferencias y une a la ciudadanía en la búsqueda de una sociedad más saludable, justa y equitativa. Este esfuerzo colectivo no sólo responde a un mandato político, sino a una convicción social compartida.

* Especialista en salud pública. Invitado por el Dr. Eduardo C. Lazcano Ponce.