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Con la rendición de su último informe de gobierno, la administración de Cuauhtémoc Blanco Bravo entra en su recta final. Desafortunadamente el balance no es positivo. La grave crisis de inseguridad impide el desarrollo económico y social en todos los campos. A todo lo anterior se suma el año electoral, en el cual la gobernanza queda en segundo plano ante las campañas y la celebración de comicios. Es aquí donde también surge la cultura como una asignatura pendiente que deja la actual administración estatal.

Irónicamente, Morelos cuenta con una herencia cultural milenaria que es referente a nivel nacional, a la cual también se añade una vibrante comunidad de creadores y promotores en todos los campos y disciplinas a lo largo y ancho de la entidad. Esto no parece ser prioridad para la secretaria local de cultura (STyC) fusionada con la cartera de turismo. Reza el viejo dicho que “quien a dos amos sirve, con uno queda mal” Sin embargo, en el caso morelense, la titular de la STyC no ha podido servir ni a uno ni a otro, el desempeño actual de ambos sectores, a la vista de todos da cuenta de ello.

Al deficiente desempeño de las políticas culturales a nivel local, se añade la falta de cuidado y preservación de nuestro patrimonio monumental: museos cerrados, abandonados e inmuebles históricos a su cargo en malas condiciones. Un ejemplo claro es el silencio de la STyC ante la invasión de los plateros de la plaza sur del Palacio de Cortés, es más cómodo mirar hacia otro lado y nadar de “muertito”. Sin duda alguna, la próxima administración deberá enfrentar el enorme reto de restaurar esta asignatura pendiente, no solo como una deuda con la identidad y memoria histórica de los morelenses, sino tomando en consideración que la cultura es un elemento de primer orden en la reconstitución de nuestro dañado tejido social.

*Escritor y cronista morelense.