El destacado artista colombiano Roko de Ávila ha cautivado el panorama artístico con una propuesta vanguardista que fusiona luz, color y sus profundas raíces caribeñas. Sus creaciones, reconocidas por su vibrante paleta de colores y una técnica singular, han despertado un notable interés tanto en España como en otros países.
Recientemente, en Casa Tikal, se exhibió su colección “La Colorimetría del Caribe”, una serie de cuadros en acrílico sobre madera que se enriquecen con la incorporación de materiales innovadores, como el hilo luminoso. Este elemento, un hilo de cobre recubierto de plástico, es clave en su técnica, pues dirige la luz de manera que realza los colores y formas de cada obra, ofreciendo una experiencia visual única tanto con la luz encendida como apagada. Algunas de estas piezas incorporan hasta 16 metros de hilo y están conectadas a un sistema eléctrico, mientras que las más pequeñas operan a batería. De Ávila explica: “el hilo de cobre, al entrar en contacto con la energía, emite luz, y yo utilizo la funda para canalizar esta luz y darle un tono específico a la obra”.
En una conversación con La Jornada Morelos, de Ávila revela que su proceso creativo se inicia con una investigación minuciosa que busca reinventar sus obras. La adición del hilo luminoso es un avance natural de su anterior trabajo, “Ultra pop”. Con esta nueva serie, aspira a llevar la exageración y la estridencia a un nivel superior. Afirma que el desarrollo de esta técnica le tomó tres años de trabajo intensivo, periodo que describe como “divertido y sumamente gratificante”.
La temática de sus obras, inspirada en el Caribe, es un reflejo de sus raíces en Cartagena de Indias, Colombia. “A pesar de haber vivido la mitad de mi vida en España, busco trasladar mi identidad a otro continente, manteniendo viva esa parte de mí que es el color, lo estridente y las formas afrodescendientes típicas de la región, como un sello distintivo de mi identidad”, explica. Esta conexión con sus orígenes no solo confiere un carácter único a su trabajo, sino que también ha sido bien recibida internacionalmente, considerándose una manifestación de alegría y vitalidad.
De Ávila destaca por la estridencia, la innovación y la identidad en su obra. A pesar de la existencia de numerosos artistas caribeños, él busca diferenciarse al reinventar el uso de colores vibrantes y complementarlos con luz. Recientemente, ha recibido una acogida entusiasta no solo en la Ciudad de México, sino también en Morelos. Sobre esta experiencia, comparte: “Es muy gratificante. Me llena de alegría la aceptación y el hecho de que mi trabajo sea bien recibido y pueda compartirlo con otros”.
