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El Caso de Vianey y Gabino

“Si llegamos a faltar alguno de los cuatro o nosotros, será muy triste y doloroso, pero el resto tiene que seguir adelante y ser feliz”, dijo Vianey secundada por Gabino, ambos de apenas nueve años, dirigiéndose a su mamá María Luisa y a su papá Juan, durante la cena en medio de una charla como las que usualmente tenían en familia.

Esa noche, miércoles 6 de marzo, se reflexionó sobre la importancia de mantener a la familia unida a pesar de las adversidades, incluso a pesar de la muerte, tema que desde un domingo atrás fue abordado en el templo cristiano al que acudían.

“Vianey decía que toda la familia éramos como un auto, ellos (los cuates) eran las llantas, su papá el motor y yo la carrocería, esa noche dijo mi hija si nosotros nos vamos ustedes tienen que seguir y transformarse en una moto”, recuerda María Luisa la manera en la que Vianey ejemplificó cómo debían seguir adelante aún sin ella y su hermano.

Llegado el momento se dieron un beso, un abrazo y todos fueron a dormir.

Esa sería la última vez María Luisa y Juan, dedicados al campo, escucharían las maduras reflexiones de sus pequeños hijos.

A la mañana siguiente, exactamente a las 5:30 AM, María Luisa y Juan partieron rumbo a su trabajo como jornaleros en campos del Estado de México.

Media hora más tarde Vianey y Gabino despertaron y se alistaron para ir a la escuela, su tía, como todas las mañanas, les dio de desayunar, pasadas las 7:00 de la mañana iniciaron su camino rumbo a la escuela CONAFE “Paraíso Escondido”, donde cursaban apenas el cuarto de primaria.

Previo a llegar a la escuela hicieron una escala en una papelería donde todas las mañanas compraban un jugo para su recreo.

Esa fue la última vez que fueron vistos los cuates Vianey y Gabino. No llegaron a la escuela. Su profesora notó la ausencia y de inmediato contactaron con la tía para saber por qué no habían asistido. Pero la respuesta recibida y se encendió la alerta: “sí salieron a la escuela”, le comunicaron a la maestra. Se confirmó lo indeseable: Vianey y Gabino estaban desaparecidos.

En México cada día 16 personas de 0 a 17 años fueron reportadas como desaparecidas o no localizadas en 2022 de acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), que publicó en marzo del año pasado la Secretaría de Gobernación.

Sin preámbulos la maestra dio parte a las autoridades. La familia de los pequeños inició la búsqueda con apoyo de amigos y vecinos. A la par, María Luisa y Juan fueron avisados por una amiga de que sus hijos no aparecían por ningún lado. Sin dudarlo la madre y el padre de Vianey y Gabino regresaron de inmediato, en menos de tres horas, ya estaban en Yecapixtla.

Juan se dirigió a la Fiscalía de la región para oficializar el reporte de desaparición de sus pequeños, entonces se topó con la burocracia. Lo invadieron con preguntas, muchas de ellas absurdas, antes de poder ordenar la búsqueda. Mientras tanto María Luisa, deambulaba desesperada por la calle preguntando a la gente por sus hijos.

Pasadas las 13:00 horas una brigada de vecinos que optó por buscar en una barranca de la zona localizó a una niña y un niño sin vida y con muestras de violencia. Eran Vianey y Gabino.

Pistas e investigación

Desde que trascendió la desaparición de los pequeños, las y los vecinos que tienen cámaras de vigilancia en establecimientos y viviendas, se dieron a la tarea de rastrear en sus grabaciones alguna evidencia del paso de los cuates.

Se logró ubicar las últimas imágenes de los menores con vida y en distintos momentos aparece cerca un hombre delgado que portaba una gorra y vestía playera blanca y pantalón de mezclilla. La familia al ver las imágenes no reconoció al hombre, no es conocido ni de la familia ni de los niños, pero se ha convertido en el principal sospechoso.

Unas fotografías tomadas desde las videograbaciones donde se observa al sujeto han circulado ampliamente en las redes sociales y desde ese momento la ciudadanía y la familia han pedido a la población que si tiene alguna información que contribuye para la localización de este hombre la proporcione ya sea a la familia o a las autoridades.

Tras el hallazgo sin vida de Vianey y Gabino, la Fiscalía General del Estado de Morelos informó a la madre y padre de los menores que la Fiscalía Especializada para la Investigación y Persecución del Delito de Feminicidio en Morelos inició una carpeta de investigación aplicando el “Protocolo de investigación ministerial, policial y pericial con perspectiva de género para el delito de feminicidio”. Entre algunas de las acciones que se han dado a la tarea analizar vídeos e iniciar la búsqueda.

Dicha información fue corroborada por esta periodista con personal de la dependencia. No obstante aclararon que no se podía dar mayor información por secrecía de la investigación.

Juan, padre de las víctimas, en cada oportunidad que tiene lanza un llamado a las y los vecinos de la región –como lo hizo durante la manifestación pacífica que se realizó el pasado martes 12 de marzo en las principales calles de Yecapixtla y lo hace cada que lo entrevistan-: “yo le pido a los vecinos y a la familia de este fulano que si tienen información que permita localizar y detener a este tipo [la persona sospechosa de la desaparición y asesinato] nos digan, es mejor que lo hagan ahora porque si lo están encubriendo se podrían meter en más problemas… lo que hizo no tiene nombre, los niños no se tocan y debe pagar”.

Agregó: “Si ya lo hizo con nuestros hijos lo va a volver hacer y son más [niñas y niños] los que están en riesgo”.

Los pendientes de Vianey y Gabino

El 4 de agosto del 2014, llegaron a este mundo juntos Vianey y Gabino, en ese orden con un minuto y medio de diferencia; el más pequeño nació con una vena abierta en el corazón y aunque el diagnóstico no era alentador, con ayuda de sus médicos, algunas cirugías en los primeros años de vida y los cuidados de sus padres, Gabino logró salir adelante.

Vianey, como hermana mayor siempre procuró cuidados para su hermano y eran inseparables.

María Luisa recordó que le costó mucho trabajo embarazarse y cuando se enteró de que estaba embarazada ella y su esposo, al principio se alegraron, pero cuando se enteraron de que no sería uno, sino dos bebés, a la alegría se le sumó la sorpresa.

“Y cuando nacieron no eran nada chillones, no daban lata, solo Gabino teníamos que cuidarlo más por su enfermedad, pero eran unos niños muy bien portados, muy alegres y muy amorosos”, recuerda María Luisa.

“Eran unos angelitos, fueron muy deseados y esperados, yo siempre quise tener una familia y nos cambiaron la vida”, aseguró Juan y aclaró “eran unos niños muy obedientes, nada exigentes y bien entendidos”.

Juan hace una pausa y con un tono de voz más bajo añade: “nosotros somos muy pobres, vamos al día, y eso le entendían mis hijos: nunca me exigen nada, yo le explicaban miren hijos ahorita no tenemos dinero, pero vamos a hacer un esfuerzo y ya compramos lo que ustedes necesiten”.

“Nos las ingeniamos para hacerlos felices, para que se distrajeran y divirtieron con los que teníamos a la mano, nos íbamos al río, al parque, al templo y aunque sea algo sencillo, pero yo les invitaba que unas papas, un helado o un refresco”.

María Luisa y Juan, por separado, narraron que la relación que mantenían tanto Vianey cómo con Gabino era abierta, de mucha confianza y comprensión.

“Tenían actitudes y pensamientos de la vida como si fueran unas personas ya mayores; yo les decía se me hace que ya han tenido otra vida sobre todo Vianey porque era capaz de dar consejos y opiniones muy sabias como de una persona experimentada”, dice Juan.

Ambos, Vianey y Gabino, en ocasiones aseguraban que su hermana Norma, hija de María Luisa que murió mucho tiempo antes de que ellos nacieran, los venía a visitar en sus sueños.

“Me decían mira papi: vino Norma y nos dijo que quiere que nos vayamos con ella y yo les decía: no, díganle que ustedes están bien aquí cuidando a su mamá y ellos respondían: dice que quiere que estemos con ella porque está muy solita”, recordó Juan.

Sueños e ilusiones

A su corta edad tenían muchos sueños e ilusiones, que no lograron concretar.

Gabino, ya no quería seguir estudiando, le costaba un poco la escuela, en los últimos meses pedía que lo sacaran de la escuela para ponerse a trabajar y comprarse un auto.

“Me decía yo me quiero poner a trabajar para comprarme un carro y yo le decía no hijo necesito que estudies un poco más, termina la primaria y la secundaría y ya vemos y mientras vamos juntando”, platica Juan con la voz entrecortada.

Pero algo que le ilusionaba a Gabino era poder retribuir un poco de lo que él y su familia recibieron todas las ocasiones que estuvo internado en el hospital. “Hace unas semanas me dijo oye papá quiero llevar comida a las familias de personas que están hospitalizadas, quiero llevarles unas tortas y café… mi respuesta fue mira hijo ahorita yo no tengo dinero, pero deja que me componga un poco y las vamos a llevar. Ahora Gabino no podrá hacerlo, pero yo las voy a llevar en su nombre”.

Vianey por su parte le gustaba aprender de todo y justo un día antes del 7 de marzo, decidió iniciar un Diario en el que apenas tuvo tiempo de escribir en la primera página, su idea era escribir todo de ella, su día a día.

Esa tarde, Vianey se acercó a su papá y le dijo “quiero llevar un Diario papá” y Juan agobiado por la falta de recursos respondió: “Hija ahorita no te lo puedo comprar”… pero la niña lo interrumpió y le dijo “yo lo voy a hacer” y sacó una libreta y pidió apoyo de su papá para poder poner una etiqueta en la pasta en la que decía “Este es el Diario de Vianey no tocar”.

Ya que estaba listo el Diario, Vianey no quería escribir porque no le gustaba su letra. Entonces Juan se ofreció a escribir por ella “tú dime que quieres que escriba yo lo pongo y ella dijo no, pero no quiero que se entere de mis cosas nadie” y la respuesta de Juan fue “yo no le voy a decir a nadie”.

Entonces Vianey accedió a que su padre escribiera y lo primero fue confesar que en Hidalgo, estado al que dos años atrás, ella y su familia habían visitado, conoció a un niño que les gustaba mucho y que lo quería, aunque por ahora solo como amigo porque aún era una pequeña.

El próximo mes de abril, la familia de cuatro nuevamente viajaría a Hidalgo a visitar a la familia materna, lo que mantenía a Vianey muy entusiasmada porque volvería a ver al niño que tanto le gustaba.

Infancias y adolescencia en alto riesgo en Morelos

El caso de Vianey y Gabino, es una radiografía de lo que las infancias enfrentan en Morelos, las cifras emitidas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) sobre Morelos son reveladoras:

En 2023 se colocó como la sexta entidad del país con mayor cantidad de niñas, niños y adolescentes que fueron víctimas de homicidio con arma de fuego. Es el séptimo estado con mayor cantidad de niñas y mujeres adolescentes que fueron víctimas de feminicidio en 2023 (SESNSP, 2024) y la octava entidad con mayor cantidad de personas de 0 a 17 años que fueron víctima de homicidio doloso en 2023 (SESNSP, 2024).

Es de precisar que de acuerdo a información del INEGI, Morelos se coloca como la entidad número 24 con mayor población de infancias y adolescencias con 568.7 mil personas de entre 0 y 17 años en 2020.

“En términos generales sí se puede observar con estos datos oficiales que al tener una disparidad como entidad entre la cantidad de población y delitos como feminicidios, homicidios dolosos y tienes otras marcas de violencia eso quiere decir que hay un problema real de violencia instalada en la sociedad, no únicamente a nivel familiar o escolar o bullying, generalmente se asocian a violencia y niñez y adolescencia, sino violencia en expresiones mucho más graves y extremas”, explica, Tania Ramírez Hernández, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

Apuntó que sin duda esta entidad no es un caso aislado “México en general vive una crisis grave de violencia, de violencia armada, homicidios por arma de fuego; que no únicamente está sucediendo en el mundo adulto, que está tocando las vidas de niños y adolescentes mucho más a menudo a lo que queremos ver; esta vez fue Morelos, pero hace dos días fue en Chiapas y hace cuatro en Guanajuato”, dijo.

La activista por los derechos de las infancias y adolescencias subrayó que las niñas, niños y adolescentes están en primera línea en las desapariciones que todos los días hay en este país.

“Igualmente grave es la crisis de desapariciones, que en México ya es algo perfectamente conocido y asumido, pero lo que no tanto se sabe en este México, que ya no puede hacer la mirada a otro lado sobre sus crisis de desapariciones, en el que niñez y adolescencia son protagónicos en primera línea de las desapariciones”, refirió.

Añadió: “Una de cada cinco reportes de desapariciones en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNDPED) es menor de 18 años”.

Ramírez Hernández, recordó que desde Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) se realizó un informe especial y “lo que observábamos era esto en torno al 17 por ciento son niñas, niños y adolescentes como se ve en la última actualización, realizada en 2023”

“Con todo y lo que ha sucedido con el RENAPER, hay 25 casos al día de niñez y adolescencia reportadas como desaparecidas”, precisó.

Desde los 90´s que se hizo en primer registro de desapariciones a la última actualización, ya son 17 mil reportes de desapariciones.

Discriminación institucional = Impunidad

Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina, consideró que las violencias contras las infancias y adolescencias en México son cada vez más crueles por varias razones: porque se ha normalizado en lo más cotidiano y por el masivo ingreso de armas al país pues desde hace más de 10 años existe una guerra en el país. Pero sin duda un elemento que eleva las estadísticas es la impunidad.

La falta de castigo a los criminales que contribuye a elevar el número de violencias contra las niñas, niños y adolescentes, es “un elemento quizás ahí es uno de los temas más delicados de toda esta situación, y es la impunidad”, consideró.

Pérez García, explicó “de cada cien carpetas de investigación donde niños y niñas son víctimas, solo tres carpetas alcanzan algún tipo de sentencia o proceso” según datos oficiales.

Destacó que de acuerdo a estudios como: Cero Impunidad, México Unido contra la Delincuencia y hasta el INEGI coinciden “estamos en rangos de 95 hasta 100% de impunidad según los delitos”.

Desde el punto de vista del coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina, “esta impunidad garantiza que se repitan los hechos”.

Precisó que el caso de Vianey y Gabino, “es caso es paradigmático porque nos muestra precisamente o desnuda toda la dinámica que vive el país y las víctimas que es la violencia estructural”.

El activista planteó que en este tipo de casos se puede hablar de discriminación estructural, “digamos desprotección absoluta en la que se encuentran niños y niñas en las comunidades, la impunidad que permite ya no desde el crimen organizado, sino incluso cualquier criminal común puede hacerlo porque sigue operando con impunidad”.

 

Es decir, las fiscalías no investigan todos los casos que llegan de ciudadanos en general y solo atiende a víctimas que tienen contactos.

Desde Tejiendo Redes Infancia en América Latina lanzaron un llamado a las autoridades morelenses. “Es urgente y es una obviedad, y hasta da vergüenza decirlo, pero es importante que las autoridades cumplan con la ley. Solo cumplir con la ley ya cambiaría muchísimas de las cosas que vivimos”.

Añadió: “Es importante que aquí, en este caso sobre el asesinato de Vianey y Gabino se tendría que investigar la intersección de tres crímenes: desaparición, feminicidio y homicidio”.

El silencio institucional y la indiferencia gubernamental

Ni la Fiscalía General del Estado de Morelos (FGE), ni Wendy Guadalupe Ruiz Ramírez, titular de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas, ni Sistema de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Morelos (SPINNA-Morelos), ni el edil de Yecapixtla Rafael Eladio Sánchez Zavala, accedieron a hablar sobre el tema.

La Jornada Morelos solicitó una entrevista, en el caso de las instituciones, a través de sus enlaces de prensa y hasta el momento de esta publicación no hubo respuesta. En el caso de la comisionada de búsqueda se le solicitó de manera directa vía WhatsApp y aunque no hubo negativa tampoco confirmó el momento de la entrevista. En tanto el edil de Yecapixtla nunca respondió a los mensajes y llamadas.

De acuerdo a especialistas, el silencio por parte de las autoridades frente a una situación como la ocurrida con Vianey y Gabino denota una profunda indiferencia y desdén por las víctimas.

Para Juan, padre de la niña y niño de 9 años, sería incluso necesario que se pronunciara el Presidente de la República y que volteara a ver la tragedia que enfrentan y que viera la falta de resultados de las autoridades.

“No porque seamos una familia pobre puede quedar en la impunidad, yo aprovecho para decirle al Presidente que voltee a ver lo que le hicieron a mis hijos y que intervenga, nosotros no queremos desestabilizar su gobierno solo queremos justicia de un terrible asesinato a dos inocentes criaturas”, dijo.

Los niños de la marcha

El pasado 12 de marzo la comunidad de Yecapixtla se sumó a una marcha pacífica para exigir justicia por Vianey y Gabino, se unieron vestidos de blanco y con globos del mismo color.

Era palpable la tristeza y la indignación entre las y los adultos. Pero la participación de niñas, niños y adolescentes solidarios, amigos y primos de Vianey y Gabino fue demoledora.

 

Portaban pancartas, que les diseñaron sus padres, donde se podía leer: “Quiero vivir sin miedo” y “Justicia para Vianey y Gabino”.

Con el permiso de sus padres y cuidando su identidad pudimos platicar con algunos pequeños y les preguntamos por qué se sumaron a la protesta y estas fueron sus respuestas: “porque le hicieron daño a mis primos y queremos justicia”, “porque me da tristeza que hayan lastimado a los niños”, “porque quiero justicia para ellos” y “vine porque me molesta lo que pasó y no me gustaría que me pase a mí o a otros niños”

Todas y todos, caminaron hasta el zócalo de Yecapixtla bajo los rayos del sol.

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