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Oralba Castillo Nájera

Con paisajes espectaculares de los volcanes, Óscar Menéndez abre el mundo de Lowry. Su cámara nos lleva por la peregrinación de Malcom en Quauhnáhuac, abrazada por cordilleras, con 57 cantinas y 18 iglesias.

El documental es un paseo inteligente y sensible a los lugares que el Cónsul concurría. El Palacio de Cortés con los murales de Diego Rivera y magníficas almenas, calles de muros descarapelados, caminos tortuosos, cantinas con puertas batientes que invitan a beber, beber todo el día, diría Geoffrey Fermín. El mezcal burbujea en copas de cristal que invitan a tomar el líquido que sabe a éter y te lleva a los infiernos y al paraíso.

En la casa abandonada, en la calle Nicaragua, con su torre, alberca sucia, paredes con telarañas y un espejo que mira fantasmas, una voz de mujer dulce y poética, nos lleva por los rincones donde Lowry escribió, una y otra vez, Bajo el Volcán. De las mejores novelas del siglo XX.

Paisajes, música y poesía se amalgaman. Perturban los cantos sagrados de los dolientes que, en día de muertos, van al cementero, como las máscaras de calaveras con vida, nos dan la atmósfera lowriana, triste, melancólica, fuerte y despiadada.

El Casino de la Selva con albercas vacías, mesas al aire, bajo los árboles, se muestra como espacio simbólico e histórico de un Cuernavaca que ya no está. Ahí está la estación del ferrocarril punto de ida y vuelta, quién sabe si alguien llega, o si alguien ha salido de la estación. Son los rieles por los que deambula alcohólico el Cónsul.

El Jardín Borda con fuentes, estanques y arcadas, evoca el amor trágico de Maximiliano y Carlota, en contraste con el amor de Iztaccíhuatl y Popocatépetl, que eternamente embellecen Quauhnáhuac. Edén, Torre de Babel, Infierno y Paraíso. Cuernavaca contiene al mundo entero.

Las campanas suenan doce, doce capítulos, doce horas para vivir. Las campanadas de Catedral alertan a los pájaros negros y feos, que dejan el zócalo, para instalarse en el quiosco en medio de un ruido metálico e infernal

Con maestría y amor Oscar nos da la esencia de Lorwy, poesía poderosa, narrada con elegancia e imaginación.

Hermosos son los reflejos de los cientos de espejitos de las criptas superpuestas en el panteón La Leona. Lowry narra la tumba de los espejos, cripta bella, muerta, olvidada en la extravagancia. ¿Sería la tumba donde yace su amigo Fernando?

El documental denuncia la violencia que sufrieron Malcom y Margaret al ser deportados de México. Injusticia contra el escritor que inmortalizó a México.

La narrativa visual, poética y musical del documental, recoge frases memorables de Lowry: “Nadie puede vivir sin amor” “¿Conoces este jardín que es tuyo?, ¡cuídalo para que no lo destruyan! ““¿Qué belleza puede comparase a la de una cantina abierta en las primeras horas de la mañana?”

Lowry en Cuernavaca remata con amigos bebiendo y escuchando una canción melancólica. Una mujer pregunta, ¿qué esperamos?, el joven responde: Que regrese Malcom. Lowry nunca se ha ido, vive en México, Cuernavaca, Oaxaca, Acapulco, en el Parían y el Farolito donde lo mataron unos fascistas arrojándolo a la barranca y tras él a un perro. El caballo con el 7 en el anca, a esa misma hora mataba a Yvonne, muriendo su amor, hundido en silencios y desencuentros.

Maravilloso trabajo de Oscar Menéndez y su excelente equipo. que nos regalan a Lowry en su complejidad y poderío.