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Pase y admire: Ojos vegetales, hojas pudorosas y SOS de verduras

Gabriel Millán*

En 2015, la divulgadora del mundo vegetal, Aina S. Erice, publicó La invención del reino vegetal, un libro imperdible para quienes se interesen por las plantas y sus relaciones con las personas. Estas relaciones son inmensas e incluyen utilizar plantas para construcción, hechura de papel; usos medicinales, religiosos, hasta la inspiración estética. Más allá de la perspectiva utilitaria, las plantas son fascinantes en sí mismas, como ya lo dijera Angelus Silesius en el siglo XVII: La rosa es sin porqué// florece porque florece // no tiene preocupación por sí misma// no desea ser vista. Esta es la segunda entrega que recopila mis maravillas naturales preferidas y la primera dedicada únicamente al universo vegetal.

Ojos vegetales. Solemos creer que plantas y animales son diametralmente diferentes. Tanto así que en la educación básica nos enseñan dos tipos de células: vegetal y animal. Pensamos que los animales tienen sentidos y que las plantas, no. Pero… ¿si no fuera así? En 2014 dos investigadores publicaron un estudio sobre una enredadera de la selva chilena con la habilidad de imitar el color, forma y tamaño de las hojas de otras plantas, con el objetivo de evitar ser comida. El nombre científico de la planta es Boquila trifoliata y la capacidad que tiene de imitar a otras plantas es impresionante, ya que no solo imita a una planta, sino que las hojas de una misma enredadera pueden simular ser varias plantas diferentes (un símil algo burdo es como si pudiéramos modificar un brazo de alguien delgado y blanco, una pierna de alguien morena y musculosa, etc). Los científicos especulan dos principales hipótesis: una que B. trifoliata de algún modo percibe el “olor” de otras plantas y las imita; la otra es que algún microorganismo “transmite” información genética de las plantas circundantes a la enredadera, y de este modo las imita. Una última hipótesis, defendida por Stefano Mancuso (quien no participó en el estudio), es que B. trifoliata posee ojos… o al menos una especie de ojos muy simples llamados “ocelos” (como los que tienen los insectos) y que con ellos podría identificar la forma de las hojas que imita. ¿Esto querría decir que las plantas tendrían una especie de sentido de la vista?

Verduras SOS. ¿Vieron esos memes de veganos en los que las verduras gritan cuando las comen? Pues parece que no está tan errado… Un artículo publicado apenas hace unos días por Khait y colaboradores, ha demostrado que las plantas hacen sonidos cuando se les corta el tallo, están bajo estrés o necesitan agua. Aunque sus “voces” son inaudibles para nosotros, podrían ser escuchados por murciélagos, ratones y polillas. Según el estudio, las plantas que necesitan agua o las que han sido cortadas de los tallos emiten alrededor de 35 sonidos por hora, por lo menos en plantas de tabaco, jitomate, trigo, maíz y uvas. No son ni cantos ni gritos los que emiten, sino algo que suena como “clics”, de acuerdo con los autores (a mí me parece más como palomitas de maíz). Ahora, una de las preguntas es cómo hacen las plantas para sonar si no tienen cuerdas vocales ni pulmones (o patas para frotar como los grillos). La teoría es que los ruidos los producen a través de los conductos por los que se transportan agua y nutrientes desde las raíces a los tallos y hojas. ¿Qué otras cosas encontraremos en el futuro que pueden hacer las plantas?

Hojas pudorosas. Los frijoles, lentejas, chícharos y hasta las jícamas y tamarindos son plantas de la misma familia: fabáceas. La familia incluye árboles como los colorines y los mezquites, estos últimos con flores muy vistosas parecidas a pompones. Las hojas de los mezquites y tamarindos están compuestas por pequeñas estructuras dispuestas a ambos lados de un solo eje. Este tipo de hojas es muy parecido al que posee nuestra protagonista: Mimosa pudica, conocida comúnmente como dormilona o vergonzosa. Esta planta de origen americano tiene la inusual cualidad de reaccionar al tacto contrayendo sus hojas (de ahí el epíteto “púdica”). La hipótesis para este “comportamiento” es que constituye una forma de protegerse de animales e insectos que buscan comerla. Si bien es impactante que la Mimosa pudica tenga la capacidad de responder al tacto, no es lo que más llama la atención, ya que otras plantas como las Utricularias, tienen unas trampas en las raíces que se accionan con los estímulos y succionan a sus presas, mientras que las “venus atrapamoscas” tienen hojas modificadas que se cierran al contacto de insectos. Lo que hace a las dormilonas más sorprendentes es la habilidad que tiene para recordar, como si tuvieran memoria. En El futuro es vegetal, Stefano Mancuso cuenta cómo recreó, junto con Mónica Gagliano, el experimento de René Desfontaines que consistió en transportar Mimosas en una carreta, observando cómo al inicio las plantas reaccionaron a la vibración del camino, para después dejar de contraerse. El experimento de Mancuso reprodujo en condiciones controladas esto mismo, con resultados sorprendentes: después de un tiempo, las Mimosas dejaron de reaccionar a los estímulos que no representaban peligro, como si reconocieran que no eran un riesgo para ellas. ¿Será que, de algún modo, las plantas pueden recordar?

*Comunicador de ciencia

Twitter: @Desertius

Para ilustrar:

Boquila trifoliata (Figura del artículo)

Mimosa pudica (Foto de internet)